A pesar de la filoxera, cuyo letal paso por Mallorca, entre 1881 y 1898, transformó en parte su agricultura, al reemplazar el almendro a la viña en buen tanto por ciento, algunos agricultores siguieron apostando por la viña. Uno de ellos fue Pere Reus Morro ´Pere Seda´, que de Artà pasó a mediados del siglo XX a Manacor. Uno de los últimos vinos de la bodega familiar que ostenta el nombre de su fundador es el GVIVM 2011, en el que conviven el Atlántico y el Mediterráneo, ya que contiene la Merlot, variedad típica de Burdeos y la autóctona Callet, ambas de cepas viejas. Un combinación en la que la fineza de la uva francesa refuerza los valores sensitivos de la mallorquina. Su crianza fue de un año, en barricas de roble francés y de EE UU. Mantiene parte de su tonalidad intensa primitiva. Hay confitería y frutas del bosque, con notas minerales en nariz. Muestra elegancia en boca, con largo final, sin faltarle recuerdos confitados.
*Le va la caza menor de piel y pluma, como guisados y arroces de garriga. Combina con el queso de cabra de Benabarre, en el pirineo aragonés.
