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Y tú, ¿cuánto reduces? (IV)

Los medicamentos, aunque son pocos en peso, representan un gran potencial contaminante si no gestionan correctamente

Los medicamentos llegan mediante furgoneta o camión a las plantas de transferencia.

En la caja, en el fondo de un cajón, en ese neceser olvidado de las vacaciones, en un botiquín? en cualquier lugar es posible encontrarse con una caja olvidada de medicamentos, un blíster o alguna pastilla solitaria que ya han dejado de tener su función. "Ahora ya están ya caducados, ¿qué hago con esto?", suele ser la pregunta habitual. ¿Y la respuesta menos deseable? "A la papelera. O al WC". Sí, desafortunadamente este es el destino de una parte importante de los medicamentos en España. Y ello a pesar que el 90 % de los encuestados opina que tirar medicamentos perjudica mucho o bastante al medio ambiente, según se desprende de la Memoria de responsabilidad social 2014 de SIGRE, sistema integrado de gestión de medicamentos.

¿Qué hacer con los medicamentos caducados? Ni WC, ni basura. En oficinas de farmacia existen unos contenedores exclusivos para la retirada de medicamentos caducados. Y que no suponen ningún coste para el ciudadano que puede depositar los medicamentos caducados en su interior con la certeza de que recibirán un tratamiento correcto. Sin embargo, este sistema de recogida pasa desapercibido por una parte de la sociedad a pesar que "desde que la industria farmacéutica puso en marcha SIGRE, la sensibilización ambiental y sociosanitaria de los ciudadanos ha sido una prioridad para hacer de esta sociedad una más sostenible y responsable con el medicamento", explica Juan Carlos Mampaso, director general de SIGRE.

SIGRE: sistema integrado de gestión de medicamentos

SIGRE es una entidad sin ánimo de lucro, un sistema integrado de gestión en el que participan tres interlocutores clave del sector del medicamento: los laboratorios farmacéuticos, las oficinas de farmacia y las empresas de distribución. Es decir, el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, la Federación de Distribuidores Farmacéuticos (FEDIFAR) y Farmaindustria además de contar con la colaboración de la Asociación Española de Medicamentos Genéricos (AESEG) y la Asociación para el Autocuidado de la Salud (ANEFP).

Para poder articular toda la recogida, tratamiento y gestión del medicamento caducado, SIGRE se financia a través de la cuota que cada uno de los 301 laboratorios farmacéuticos abonan por los envases que comercializan a través de las oficinas de farmacia. A diferencia de otros sistemas integrados de gestión que actualmente operan en nuestro país, SIGRE es el único dedicado al sector del medicamento.

El procedimiento

Es cuando el ciudadano comprometido acude a una de las 21.461 oficinas de farmacia que colaboran con SIGRE a depositar sus medicamentos caducados cuando todo el sistema se pone en movimiento. En las farmacias adheridas es donde el ciudadano podrá encontrar los contenedores de color blanco con el pictograma de SIGRE y depositar en su interior sus medicamentos caducados, envase incluido. Por tanto, no se debe separar el envase del medicamento, ya sea blíster o caja, para ser depositado en el contenedor amarillo o azul. Caja junto con el medicamento debe ir al contenedor de la oficina de farmacia.

Una vez que el contenedor se encuentra lleno es cuando una de las 142 empresas de distribución farmacéutica interviene. "Son los encargados de recoger de las farmacias los residuos de envases y restos de medicamentos que los ciudadanos han ido depositando en los Puntos SIGRE. Este proceso de logística inversa ofrece grandes ventajas ambientales que se calculan en un ahorro de emisiones de 1.400 toneladas de CO2", explican desde SIGRE.

El residuo posteriormente pasa de manos y es enviado, mediante gestor autorizado de residuos, a una planta de gestión final ubicada en Tudela de Duero (Valladolid). Una vez entrados en planta, los residuos se clasifican obteniendo diferentes fracciones: medicamentos, envases de vidrio, cartón, plástico o metales. Entre los medicamentos, se diferencian entre los peligrosos, que se gestionan mediante gestor final mientras que los no peligrosos se valorizan energéticamente. En cuanto a envases, del total depositado en el Punto SIGRE en 2014, el 64,17 % tuvo como destino final el reciclaje mientras que un 34,72 % se destinó a valorización energética y el 1,11% a eliminación. "Unos datos que mejoran los del año anterior cuando el reciclaje fue del 60,35 % y la valorización energética del 38,53 %", analizan.

Los datos

Según la última memoria publicada por SIGRE, la del 2014, a día de hoy existe un contenedor SIGRE por cada 2.196 habitantes. Todo ello para recoger una media de 82,80 gramos por habitante y año. Un dato que subió ligeramente el pasado 2015 llegando a los 88,56 gramos por habitante. Estos datos contrastan con los de Balears, correspondientes al pasado 2015, que se encuentran por debajo de la media española. "En el año 2015, en los 428 Puntos SIGRE ubicados en las farmacias de Balears se recogieron una media por cada habitante al año de 65,28 gramos de envases, vacíos o con algún resto de medicamento", detallan desde SIGRE. Una media aún menor si la comparamos con la del año anterior: en 2014 fue de 66,24 gramos por habitante. "El ratio de gramos por habitante y año es el que usa SIGRE desde hace años para armonizar con el resto de Europa", añaden desde el sistema integrado de gestión.

Las líneas de trabajo de SIGRE también llegan al ecodiseño. En el Plan Empresarial de Prevención de 2012-2014, SIGRE logró impulsar junto a 88 laboratorios farmacéuticos 556 medidas de ecodiseño, todas ellas encaminadas a reducir el impacto ambiental del ciclo del producto. O dicho de otra manera, "más de 85.000.000 de unidades de envases de medicamentos se vieron beneficiadas por estas medidas de ecodiseño", añaden. Unas acciones que supusieron la reducción del peso de los envases en un 3,81 %.

Residuos sanitarios y medicamentos caducados

No se deben confundir medicamentos caducados con residuos sanitarios. Mientras que los primeros se gestionan de forma gratuita a través del punto SIGRE de las farmacias, los residuos sanitarios se deben tratar mediante gestor privado de residuos peligrosos. Así, en ningún caso se puede depositar en el contenedor SIGRE material cortante y punzante o vacunas que, en caso de generarse de manera puntual por particulares, se deben llevar al centro de salud o unidad básica más cercano.

A día de hoy, la gestión de residuos sanitarios viene regida por un decreto balear datado de 1996. Así, se establecen diferentes categorías o grupos, según las características del residuo: grupo I, grupo II y III. Los residuos sanitarios de grupo I son aquellos asimilables a urbanos pero que son generados por la actividad médica, es decir, hospitales, centros dentales, veterinarios, acupuntores o tatuadores, entre otros. Destacan residuos como papel y cartón, envases, vidrio o fracción resto. Su gestión y tratamiento son idénticos a aquellos residuos generados por los hogares: se depositan en el punto de contenedores más cercano para su gestión.

En cuanto a los residuos sanitarios de grupo II, son aquellos residuos sanitarios no específicos que se generan por las actividades propiamente sanitarias. Pese a no ser catalogados de peligrosos, están sujetos a procedimientos adicionales e incluyen materiales de cura, yesos, ropas y materiales de uso clínico. Su recogida es mediante unas bolsas especiales de color verde.

Los residuos de grupo III, según determina la legislación en vigor, son aquellos residuos sanitarios específicos y que deben tratarse atendiendo a medidas de prevención en su manipulación, recogida, almacenamiento, transporte, tratamiento y eliminación. Comprende desde material punzante como agujas, vacunas, residuos anatómicos y sangre y hemoderivados. Su recogida se hace mediante contenedores homologados y su tratamiento es mediante autoclavado. El subproducto obtenido es tratado en la planta de valorización energética de Son Reus, Palma.

Capítulo aparte es aquel que ocupan los residuos citotóxicos y citostáticos, generados por pacientes que han recibido algún tratamiento de quimioterapia. Estos residuos, con riesgo químico y biológico, son gestionados fuera de las islas al no haber instalaciones autorizadas en Balears.

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