Nuestra presidente el jueves

cumplió los cuarenta y cinco

jaleada por sus pelotas

con alharacas y brincos.

Siempre tan inteligente;

tú, que nunca te equivocas,

le decían entre risas

tanto tontas como locas;

también la reverenciaban,

descosidos en halagos,

y alababan sus jardines

como también sus estragos.

Nómbrame a mí, cesa a aquel

nómbrame a mí, cosa guapa

le decían los que antes

la llamaban gusarapa.

Qué sensación da

que te quieran atrapar.

¡Es horrible!