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20 experiencias que no puedes perderte si viajas a Milán (I)

La galeria Vittorio Enmanuelle.

Milán está más de moda que nunca. Apenas hace unos meses que clausuró su Expo, lo que permitió una renovación de la ciudad. Estas son 20 vivencias que hay que tener si se visita la ciudad.

1. Visitar el Duomo

Es el monumento más característico y el centro vital de la ciudad. Es una de las más grandes y sorprendentes catedrales del mundo. El baptisterio y el tesoro necesitan una entrada independiente, aunque si hay poco tiempo no es imprescindible visitarlos. Lo que sí vale la pena es subir a su terraza desde la que contemplar las vistas. La entrada cuesta entre 8 y 12 euros.

2. Pasear por la Galleria Vittorio Emanuele II

La entrada principal está junto a la plaza del Duomo y es uno de los pasajes comerciales más bonitos del mundo. Están algunas de las tiendas más caras, pero uno puede conformarse con ver los escaparates. Muchos hacen el ritual supersticioso de dar tres vueltas sobre ti mismo, colocando el talón del pie derecho sobre los testículos del toro... No es tan fácil como parece.

3. Recorrer la Scala

Saliendo por el lado contrario de la Galleria se encuentra la Plaza de la Scala, una de las más animadas de Milán. Aquí está el Teatro alla Scala, un lugar que, aunque no es tan espectacular como la ópera de París o Viena, vale la pena visitarlo porque el interior es suntuoso. Aquí se han representado las grandes obras de los mejores artistas de la lírica. Hay visitas guiadas al Museo del Teatro y la sala principal por sólo 6€.

4. "La última cena" de Leonardo

Aunque también la fachada es anodina, la iglesia Santa Maria delle Grazie alberga el célebre fresco de "La última cena", de Leonardo da Vinci, situado en el refectorio del convento. Además del encuadre de las figuras en forma de diversos triángulos hay que fijarse en el efecto de falsa perspectiva que alarga la sala de forma ilusoria.

5. Ver el Castello Sforzesco

Es una de las visitas gratuitas más atractivas de Milán, se trata de un antiguo castillo construido en el siglo XIV que está muy bien conservado y fue morada de los Duques de Milán. Dentro se encuentran también varios museos de arte que convierten al Castello en la sede del patrimonio cultural, histórico y artístico de Milán.

6. Descansar en el Parque Sempione

La visita al castillo acaba en el Parque Sempione, un lugar donde poder tumbarse y relajarse, considerado por muchos el "pulmón verde" de Milán. Está en un área muy céntrica de la ciudad y bordea a la mayoría de áreas más importantes de la ciudad. Además de la vegetación, hay que apreciar algunos monumentos, como el Arco de la Paz, la Triennale, la Arena, la Fuente del Baño Misterioso de Chirico y la Biblioteca del Parque.

7. Meditar en el Cementerio

Como ocurre con otros cementerios famosos como el Père-Lachaise de París o la Recoleta de Buenos Aires, el de Milán destaca por el gran número de tumbas de alto nivel artístico que posee. Más que un cementerio, se trata de un museo al aire libre que muestra impresionantes obras realizadas desde el siglo XIX hasta la actualidad. Junto a la entrada principal se puede conseguir un mapa en el que se indican las obras más relevantes.

8. Viajar en el tiempo en la Piazza Mercanti

Se trata de una pintoresca plaza situada a escasa distancia del Duomo. Aunque durante la Edad Media la plaza constituía el centro comercial y gubernamental de Milán, en la actualidad se trata de un agradable rincón medieval en el que se pueden contemplar curiosos edificios, como el Palazzo della Ragione, la Scuole Palatine y la Casa dei Panigarola.

9. El tren en Milano Centrale

Es una de las estaciones más grandes y monumentales de Europa. Inspirada en el modernismo de principios del siglo XX, la estación posee una mezcla de estilos entre los que destacan especialmente el Art Nouveau y el Art Decó. Frente a ella un clásico pop de los años 60 y otro icono de Milán: el rascacielos Pirelli que encumbró al arquitecto Pier Luigi por la genialidad del proyecto y la ligereza de su alzado.

10. Pasear por el barrio de los Navigli

Nada más apetecible que dar un paseo al atardecer por el barrio de los canales de Milán, los Navigli. Están siempre animados y hay muchas terrazas en las que tomar un café o una cerveza. En esta zona también hay numerosos bares donde tomar los famosos "aperitivi" italianos. Hay que visitar el Vicolo dei Lavandai, en un viaje en el tiempo a los años 50, cuando las mujeres de la zona iban a lavar la ropa.

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