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Desde China

Laurence Hope, la poetisa olvidada (II)

Laurence Hope, la poetisa olvidada (II)

Era la cálida tarde del domingo 6 de noviembre de 1898 cuando el SS Ballaarat surcaba los mares de Singapur. El coronel y la poetisa estaban ya por el café tras una agradable aunque algo protocolaria cena. Al otro lado de la mesa, el pedigüeño sir John Lister Kaye trataba de convencer a los Nicolson sobre las grandes ganancias que obtendrían en caso de invertir en las nuevas líneas de ferrocarril que unían Shanghái con Pekín. Terminada la cena, la ayudante del reverendo Walker se dispuso a oficiar un canto acompañada del piano. Tan pronto como tocó la primera nota una enorme rata salió del instrumento y fue a refugiarse bajo la falda de la misionera provocando una sucesión de risas y gritos apenas distinguibles unos de otros. Justo es decir que la rata pareció igual de asustada, aparentando tal vez haber visto algo que nunca hubiese querido ver. Llevó tiempo volver a tranquilizar a la ayudante del reverendo y hacerle entender que no había sufrido ningún daño.

Semanas después de esta histórica y divertida anécdota los Nicolson llegaron a China. Por suerte, arribaron en un momento de calma tensa, cuando aún la emperatriz Cixí evaluaba los excesos de las potencias coloniales. Al estallar la revolución de los Boxers en 1900, ellos ya no estaban allí, dejando así ante el peligro a Ava Gardner y Charlton Heston. A defenderse de los insurrectos chinos que los acorralaron en el barrio de las delegaciones de Pekín; ese mismo barrio donde 111 años más tarde tuve que lidiar con la burocracia que implica que te roben el pasaporte en China (una experiencia poco recomendable).

Aunque su pronto regreso no le permitiera a Laurence Hope protagonizar la famosa película de 55 días en Pekín sí que le fue posible a ella y a su marido apostar por las inversiones de este inglés llamado Sir John Lister Kaye cuyo diario personal tengo ahora en mis manos. Por desgracia, este visionario de los negocios casi lleva a la ruina toda la fortuna de los Nicolson aunque ahora, año 2016, sus escritos conforman un valiosísimo material para la figura de esta artista. Tal vez pueda este Sir redimirse de su exacerbado atrevimiento devolviendo el recuerdo de Laurence Hope a la memoria de los vivos. O sea, la inmortalidad.

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