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Tribuna: El porqué de proteger los islotes de las Balears

Pardela balear.

Recientemente se ha publicado en este periódico un artículo de ocio titulado Cinco islotes que visitar en Mallorca. Esto nos ha hecho reflexionar sobre la utilización de esos frágiles espacios como son las pequeñas islas e islotes como un espacio de ocio y aventura.

La saturación de los espacios turísticos tradicionales ha provocado una afluencia hacia espacios naturales que no son capaces de absorber esta presión de visitantes. No hace mucho ha aparecido un libro Half-Earth del profesor emérito de Harvard, el Dr. Eduard O. Wilson, aquel que en los años 60 elaboró junto con el doctor Robert H. MacArthur la teoría sobre la biogeografía insular. En el libro se propone salvar nuestra biodiversidad protegiendo la mitad del planeta Tierra. Con el fin de evitar la extinción masiva de especies, incluida la nuestra, hay que actuar con rapidez para preservar la biodiversidad de nuestro planeta, dice Edward O. Wilson en su libro más apasionado hasta la fecha. La situación en que nos enfrentamos es demasiado grande para ser resuelta por partes y propone una solución a la magnitud del problema: dedicar plenamente la mitad de la superficie de la Tierra a la naturaleza.

Nuestra propuesta no es tan atrevida. Las islas e islotes que rodean Balears han sido foco de atracción de naturalistas de todos los tiempos. Al ser unas zonas relativamente tranquilas de la acción del hombre y de depredadores, se han convertido en auténticos santuarios para la nidificación de muchas aves marinas y rapaces (pardela balear, pardela cenicienta, paíño europeo, gaviota de audouin, cormorán moñudo, halcón de eleonor,?) así como otras aves costeras. La especie vertebrada que está más amenazada (incluida en la categoría IUCN de en peligro crítico) es la pardela balear (Puffinus mauretanicus), una de las dos especies de aves endémicas de Balears, y la especie de ave más amenazada de Europa. Los islotes constituyen unos ecosistemas particulares, unos auténticos laboratorios de la conservación. Allí se conservan procesos ecológicos que desgraciadamente han desaparecido de las islas mayores de Balears. Gracias a su historia biológica, a su aislamiento, muchos de los islotes de Balears conservan endemismos que han evolucionado creando distintas subespecies (radiación evolutiva). Un claro ejemplo lo encontramos en las lagartijas de las Gimnesias (Podarcis lilfordi) con la descripción de unas 25 subespecies endémicas. También los islotes han servido para la radiación de otros grupos taxonómicos como son algunos caracoles terrestres endémicos. También se han dado procesos de nesoevolución reciente, neoendemismos, con la aparición de nuevas formas exclusivas de una localidad. Es el caso del pequeño dragón rosado (Hemidactylus turcicus spinalis) subespecie endémica y exclusiva de una isla del norte de Menorca (Addaia).

Balears ha sido y es una zona de estudio de estos ecosistemas insulares. Darwin no visitó Balears, pero sí hubiese podido escribir su libro sobre el origen de las especies estudiando nuestra flora y fauna. Ciertamente somos sensibles a la importancia de la conservación de las islas e islotes, tenemos un Parque Nacional Marítimo-terrestre de Cabrera, el primero en España en tener ámbito marino. También la declaración de parques naturales como sa Dragonera, junto con los islotes que la separan de Mallorca y es Pantaleu; el parque natural de s´Albufera des Grau (Menorca) que engloba las reservas naturales de l´illa den Colom y les illes d´Addaia; el parque natural de ses Salines d´Eivissa y Formentera, con los islotes que separan las dos islas; o finalmente, las reservas naturales de los islotes de es Vedrà, es Vedranell e islotes de poniente de Eivissa (antes incluidos dentro de un parque natural que desgraciadamente fue derogado).

La investigación sobre islas e islotes de Balears y sus procesos también ha sido muy importante. De Cabrera hay multitud de monografías científicas, quizá la de mayor trascendencia fue la editada el 1993 por la Societat d´Història Natural de les Balears, un auténtico corpus de la naturaleza del parque. Algunos islotes, además de los procesos ecológicos tan peculiares que conservan, son zonas que cuentan con patrimonio cultural, con yacimientos arqueológicos que también es preciso preservar. La isla Galera de Palma, na na Guardis (Ses Salines), la illa dels Porros (Santa Margalida), la illa d´en Colom (Maó) son solo algunos ejemplos de zonas muy sensibles a procesos de antropización. Los islotes también pueden ser admirados como paisaje natural sin la necesidad de hacer una visita sobre ellos. La isla de es Vedrà (y es Vedranell y la pequeña isla Galera a los pies de es Vedrà) son visitadas y fotografiadas desde la costa de Eivissa sin necesidad de acceder a ellas. En Mallorca, hay un mirador excepcional en Santa Ponça (Calvià) en que podemos recrearnos con el paisaje de las islas Malgrats.

La mayoría de los islotes cuentan con figuras de conservación que no han desarrollado figuras de gestión o, mejor dicho, que no han desarrollado figuras de gestión eficaces. Han sido declaradas zonas ANEI (Áreas Naturales de Especial Interés de alto nivel de protección). Como hemos indicado algunos, están vinculados a figuras de protección como parque nacional, parques naturales o reservas naturales. También, gracias a normativa europea, encontramos que son LIC (Lugar de Interés Comunitario) o ZEPA (Zonas de Especial Protección para las Aves). Todo ello no impide que su visita no esté regulada. En algunos casos, como ocurre en un espacio como la isla es Pantaleu, que forma parte del parque natural de sa Dragonera, se den visitas que puedan afectar a la avifauna nidificante o incluso a su vegetación. El 14 de julio, día especial para los franceses que cuentan con una pequeña colonia en Sant Elm, visitan la isla y tiran fuegos artificiales, un auténtico peligro para la flora y fauna de la isla.

Por ello, creemos conveniente tener una especial sensibilidad para la protección de esos peculiares ecosistemas insulares, desarrollando figuras de gestión eficientes. Los islotes que no están vinculados a un PORN (Plan de Ordenación de Recursos Naturales) podrían adoptar una de las figuras que indica la Ley 5/2005, de 26 de mayo, para la conservación de los espacios de relevancia ambiental (LECO), la ley autonómica de protección de espacios naturales. En ella definen distintas figuras de conservación, pero la más indicada para los islotes sería la declaración de reservas naturales integrales. Estas vienen definidas en la ley como aquellas que engloban espacios de dimensiones moderadas que por su fragilidad e importancia es necesario preservar de manera integral con todos sus elementos bióticos y abióticos, como también todos los procesos ecológicos naturales que en ella se producen, no siendo compatibles ni los usos ni la ocupación humana ajena a las finalidades científicas.

Guillem X. Pons

profesor del departamento de Geografía de la UIB

Miguel McMinn

biólogo y miembro del grupo de investigación de la UIB BIOGEOMED

Gabriel Sevilla

geógrafo. Miembro de la Societat d´Història Natural de les Balears

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