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Doctores y licenciados: Un siglo al servicio de la educación y la cultura

El Colegio de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias es, entre los colegios profesionales, el gran desconocido, pero su historia se inició en 1899

Sede en Berengario de tornamira. Sebastián Mandilego, licenciado en Ciencias Químicas, es el actual decano del colegio de Licenciados. manu MIelniezuk

El siglo XIX daba su último aliento cuando, en 1899, uno año después del "Desastre", la pérdida de las postreras colonias del imperio español, se creó el Colegio Oficial de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias. Inicialmente, se instauró en Madrid, Barcelona, Zaragoza y Valencia. Para que desembarcara en Mallorca hubo que aguardar casi otro cuarto de siglo, pues fue en 1922, un año antes de que el general Miguel Primo de Rivera instaurara su dictadura, cuando en Palma cobró carta de naturaleza dependiendo de Barcelona, al no ser Ciutat distrito universitario. Hoy, agrupa a 1068 colegiados que pagan una cuota anual de 64 euros. Sebastián Mandilego, el actual decano, licenciado en Ciencias Químicas, reconoce que el colegio es algo así como el pariente pobre de los colegios profesionales, además de ser prácticamente desconocido. Dice que puede deberse tanto a su tradicional falta de recursos como al hecho de que nunca se han preocupado de verdad en hacer que sus actividades trasciendan, y eso que entre ellas hay dos fundamentales: la permanente formación del profesorado y la consecución de un pacto educativo en Balears, asunto al que el decano dedicada buena parte de su tiempo confiado en que el próximo año llegue al Parlament para ser debatido y aprobado. Otras de las causas que inciden en el desconocimiento generalizado sobre las actividades del colegio, en contraposición a las de los de Abogados, Médicos o farmacéuticos, es la de la falta de subvenciones públicas para la formación del profesorado. El decano Mandilego deja sentado que en los últimos nueve años no ha llegado ni un euro al colegio.

Sebastián Mandilego trufa el presente y el pasado del colegio para dar cuenta de lo que ha sido y de lo que es, de lo que ha representado y representa. No duda en adentrarse en terrenos poco complacientes, como cuando hace una crítica frontal a la LOMCE afirmando que es un "desastre" para el sistema educativo; tampoco se corta al decir que José Ignacio Wert nunca debió de haber sido nombrado ministro de Educación. "Llegó al cargo -declara- porque el presidente Rajoy debía un favor a Pedro Arriola (asesor de estrategia electoral del PP y marido de Celia Villalobos), y éste le pidió que hiciera ministro a Wert, con el que trabajaba".

Al indagar las razones por las que en el colegio conviven licenciados en humanidades y en ciencias el decano precisa que se han ido renovando los estatutos, la última vez fue en 2008, y en ellos queda plasmado que en el colegio se englobarán las titulaciones válidas para la enseñanza. De ahí que convivan licenciados en especialidades tan dispares, aunque desde 1998 los licenciados en Biología y Químicas se incorporan a colegios diferenciados, pero los veteranos pueden optar por permanecer en el antiguo.

Distritos universitarios

El primer Colegio oficial de Doctores y Licenciados en constituirse formalmente fue el de Madrid, en el citado año de 1899 seguidos de inmediato por los de Valencia, Barcelona y Zaragoza. En los años siguientes los diversos distritos universitarios de España fueron creando sus colegios. En Mallorca la cosa fue más lenta, 25 años más lenta, por la ausencia de distrito universitario, lo que la obligaba a depender de Barcelona. Pero en 1922, concretamente el 21 de julio, por fin quedó constituido con la inacabable denominación de "Colegio Oficial de Doctores y licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias, sección de Palma de Mallorca". Con posterioridad, en tiempos de la Segunda República, en 1935, se sustituyó lo de sección por "de Baleares". Pero tendrán que transcurrir otros 22 años, hasta 1957, para que el Consejo General lo reconozca como colegio provincial, aunque seguirá dependiendo del de Barcelona, situación que se prolonga hasta 1978, el año en el que se refrenda la Constitución vigente, ya que al crearse la Universidad, el colegio puede independizarse del catalán.

Sebastián Mandilego incide en que las primordiales funciones del Colegio de Doctores y Licenciados son las de formar permanentemente al profesorado y promover la consecución de un imprescindible pacto educativo, aspiraciones que engloba en la que, desde su fundación, ha sido la vocación fundamental del colegio: estar al servicio de la educación y la cultura. "Esa es nuestra función, la más destacada, la primordial -manifiesta-, la que nos obliga a estar en activo".

Sobre el pacto educativo, la por ahora imposible aspiración, al menos teórica, de políticos y docentes, Mandilego opina que el último ministro de Educación socialista, Angel Gabilondo, estuvo a punto de conseguirlo. El decano opina que se frustró por los intereses electorales del PP. "Nosotros estamos impulsando el pacto por la educación", añade. Quieren que en Balears sea aprobado por el Parlament en el transcurso del próximo año, a fin de que no sea contaminado por el calendario electoral, que siempre se inicia con un año de antelación a la cita con las urnas, fechada para mayo de 2019. Mandilego habla de "un pacto de mínimos" de carácter político y social, un pacto "claramente inclusivo", puesto que considera que es la única manera de dejar atrás "la crisis total" generada en el sistema educativo balear por "el caos" que ha supuesto la gestión educativa de los gobiernos del PP de José Ramón Bauzá.

Remontándose al pasado, el decano recuerda a sus lejanos predecesores, empezando por el primero, Luis Ferbal, que lo fue entre 1922 y 1931, año en el que se proclamó la Segunda República. Junto a él trabajo como primer secretario un destacado intelectual y político republicano, Andreu Crespí. Fue en 1931 cuando se promulgó el decreto que estableció que para ejercer la docencia en los colegios de Segunda Enseñanza era obligatorio poseer el título de la materia que se impartía, con el propósito de acabar con la práctica de que profesores no licenciados impartieran clases en los colegios reconocidos como tales. Este mismo año otro decreto del nuevo Gobierno republicano instauró la obligatoriedad de la colegiación del profesorado de los centros privados de enseñanza, única forma de combatir la costumbre de alquilar los títulos de licenciados, práctica muy extendida. A Luis Ferbal le sucedió en el decanato Francisco Alomar, licenciado en Exactas (Matemáticas), que desempeño el cargo entre 1932 y 1945. Lo dirigió durante la guerra Civil y los primeros años de la durísima posguerra.

Archivos

En los archivos del colegio se dispone de documentación que demuestra que durante los años de la Guerra Civil 1936-1939 las funciones del colegio se pudieron desarrollar con normalidad y, sin embargo, no existe documentación correspondiente a los años de la posguerra, entre 1940 y hasta 1953; es prácticamente nula. Fueron los años en los que ejerció de decano Eusebio Riera, licenciado en Filosofía y Letras. Las penurias de la época quedan constatadas en el dato de que la sede social del colegio era la del domicilio particular del decano.

Es a partir de la década de los cincuenta del pasado siglo cuando la dictadura franquista promulga leyes que modifican radicalmente el sistema educativo español. En el inicio de esa década, en 1953, el Bachillerato se divide en elemental y superior, con cuatro y dos años de duración respectivamente, y en 1970 se promulga la Ley General de Educación, la primera de la sucesión de leyes que se promulgarán en adelante, hasta llegar a la actual LOMCE.

A partir de 1954, la documentación existente en el colegio vuelve a ser abundante, deja de existir el agujero negro de la década anterior. En 1959, el año del Plan de Estabilización Nacional, que acaba con la autarquía de los primeros 20 años de la dictadura, el colegio cuenta únicamente con 163 colegiados. La situación de muchos licenciados era de considerable precariedad debido a que se había procedido al cierre de diversos centros de enseñanza, lo que originó un considerable incremento del paro, que el colegio trató de paliar solicitando la mediación de las instituciones. Mandilego destaca el trabajo realizado por el decano Jaime Albertí Picornell (hermano de Jerónimo Albertí), entre los años 1974-1987, diciendo de él que fue "un hombre progresista e innovador", que ayudó a la "democratización" de la enseñanza. Entre otras iniciativas propició la innovadora del bachillerato nocturno.

Pacto por la educación

Sebastián Mandilego vuelve a la fundamental importancia que ha adquirido la consecución de un "pacto por la educación" que posibilite de una vez por todas la "estabilidad del sistema educativo". Para el decano, la voluntad de construir el pacto deriva de la constatación de los graves problemas que padece la sociedad balear en el campo de la educación: fracaso escolar, burocracia, corporativismo, inestabilidad normativa y carencia de recursos. Son las razones por las que asociaciones, sindicatos, colectivos de profesores, padres de alumnos y sociedad civil han puesto en marcha el proceso para llegar a la consecución del pacto, que pasa por una "profunda" renovación del sistema educativo.

Su estabilidad se considera fundamental, a fin de que los fundamentos científicos y normativos no dependan de la coyuntura política del momento. La estabilidad únicamente puede obtenerse a partir del consenso político, conseguido con la participación de la ciudadanía y de la comunidad educativa. El Colegio de Doctores y Licenciados pretende que los trabajos se lleven a cabo en lo que resta de año y en la primera mitad del próximo para que lo más tarde hacia finales de 2017 el correspondiente proyecto de ley sea remitido al Parlament para su aprobación "con el máximo consenso". Mandilego reitera que la pretensión del colegio es la de que sea en 2017 cuando el pacto quede plasmado en ley, con el propósito de soslayar la inevitable "contaminación" que se produciría si los debates se prolongan en 2018, momento en el que ya se entra en el período preelectoral que desembocará en las elecciones autonómicas y municipales de 2019. Eso fue lo que impidió al ministro Gabilondo, remacha el decano, llegar a un pacto educativo nacional, que estaba casi ultimado. Fueron, insiste, los "intereses electorales", del PP, los que abortaron el acuerdo.

Al plantearle al decano si no debería existir, en determinadas asignaturas, como Historia y Literatura, unos contenidos comunes para toda España, responde que "necesariamente tiene que haber asignaturas troncales, que posibiliten que se enseñe lo mismo en todo el territorio, sin que ello vaya en menoscabo de las competencias que tienen asumidas las comunidades autónomas, que pueden introducir sus propios temarios, al margen de los comunes".

Sebastián Mandilego asegura que el Colegio de Doctores y Licenciados tiene pendiente "abrirse a la sociedad", darse a conocer, "comunicar" lo que hace y los problemas a los que ha de enfrentarse. "Hemos pecado -reconoce- de falta de comunicación, de no saber divulgar adecuadamente lo que estamos haciendo". "Esa es una de nuestras principales carencias", añade, pero argumenta que hay que entender que el colegio carece de las disponibilidades económicas de otros, como el de Abogados o Médicos, de mucha más envergadura, con recursos de potencia incomparable. "El colegio, con dificultades que siempre estarán con nosotros, irá a más, lo vamos a conseguir, pese a las limitaciones que no podemos soslayar, porque somos el pariente pobre", concluye.

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