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Impresiones primaverales

Comisión interadministrativa

Comisión interadministrativa

Esto de organizar un centenario tiene su aquél. Uno aprende cosas que ignoraba antes, como que Cervantes y Shakespeare se murieron con bastante más diferencia que la de unos días de porque España e Inglaterra no seguían el mismo calendario. Dejando de lado el que se llamó Juliano como homenaje al ministro a quien se le ocurrió, Julio de nombre y apellido ya olvidado, aquél mismo que dijo que comenzar el curso universitario en octubre era un lío y lo pasó a enero para coincidir con el año natural, los calendarios suelen mantenerse tranquilos y no hay ya tanta zozobra a la hora del cálculo de los aniversarios. Camilo José Cela nació en 1916 para cualquier cristiano -budistas y musulmanes siguen otro número- y no cabe duda alguna acerca de que es en este año del señor de 2016 cuando se cumple un siglo redondo de aquel acontecimiento. Otra cosa es que aparezcan dudas distintas, dudas de índole administrativa relacionadas no ya con las fechas sino con los avatares políticos. Porque también sucede que en lo que llevamos de 2016 nuestras Cortes no han sido capaces de investir un Gobierno y seguimos con el de antes pero en funciones.

Suerte hubo de que al presidente Rajoy se le ocurriera mandar al Congreso la Ley de los Presupuestos Generales del Estado de 2016 antes de las elecciones de diciembre, decisión muy criticada entonces pero que ha resultado providencial porque, a falta de Gobierno en plenas facultades, de Parlamento y de esperanzas incluso de que vaya a haberlos en breve, tenemos al menos la posibilidad de que este año vaya como vaya y el que viene quepa prolongar los presupuestos actuales, cosa que es sabido que sólo puede hacerse una vez.

En la ley de las cuentas del Estado el centenario de CJC aparece nombrado como "Acontecimiento de especial interés público", particularidad que obligaba a constituir la comisión interadministrativa encargada de aprobar su programa. Yo no sabía siquiera que existiesen tales figuras hasta comenzar el centenario. Y con Sus Señorías empeñadas en pactar y no pactar, el tiempo fue pasando tan ricamente sin que esa comisión se constituyese. Lo hizo por fin el martes pasado bajo la presidencia de José Pascual Marco quien, además de director general del Libro, resultó todo un sabio en materia de literatura, siendo capaz de recitar versos de Quevedo de memoria relacionados con lo que allí, en la comisión, se trataba. Que no era otra cosa que las actividades con las que se quiere dar esplendor al siglo redondo transcurrido desde que Camilo José Cela vino al mundo en la aldea de Iria Flavia y en un caserón situado al pie del ferrocarril que había construido su abuelo John Trulock.

En la primera reunión del órgano interadministrativo me quedaron claras algunas cosas como, en particular, la de mi bisoñez en materia de gestión de acontecimientos de especial interés público, quizá por el hecho de que los intereses públicos no tienen por qué ser evidentes. Pero gracias a la paciencia y empuje del director general y de los demás vocales se dio forma a lo que habrá de transformarse ahora en actividades reales en forma de libros, conciertos, exposiciones, ballets y hasta kamishibais, que tampoco sabía yo antes lo que era. Demasiadas ignorancias, digo yo. Hasta que di en que tampoco importa. Esta vez el centenario saldrá como salga pero en el siguiente de CJC lo haremos mucho mejor.

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