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Memorias de la cocina

Albaricoque: importante la proximidad y temporada

Albaricoque: importante la proximidad y temporada

El albaricoque es una fruta de pulpa dulce y carnosa, cuyas variedades más tempraneras llegan a nuestras mesas a últimos de mayo y que se recoge a lo largo de casi todo el verano. Su color anaranjado, su textura, aroma y sabor lo convierten en una de las frutas más atractivas de la temporada estival.

Para que nos aporte sus mejores cualidades son de importancia capital dos circunstancias: la proximidad y la temporada. Llegan albaricoques de calidad de otros puntos geográficos, pero su sabor no es comparable a los que se recogen en la isla, preferentemente en la zona de Porreres y poblaciones próximas, por la simple razón de su maduración en el árbol, bajo el sol de la isla, hasta momento exacto de su consumo y no en frigoríficos durante semanas. No es cuestión de chovinismo, sino de sentido común.

Originario de las regiones más templadas de Asia, era conocido por los romanos, quienes lo expandieron por el Mediterráneo. En Mallorca, no llegó su cultivo más o menos intenso hasta hace poco más de cien años. En el siglo XIX se hicieron plantaciones, que aumentaron en el XX, cuando se extendió la labor de secado de albaricoques, que reportó una cierta riqueza al campo y comercio de la isla.

Ante la decadencia actual, debido a la desaparición de árboles y los bajos precios del mercado, se está intentando dar un nuevo impulso al sector optando por el cultivo ecológico.

COCA ´BONA´ DE ALBARICOQUES

Hace algunos años, tan apreciado era el albaricoque, que se utilizaba, además y muy especialmente para los dulces de temporada, robiols, cocas con sobrasada, ensaimadas, etc., pero también para algún plato salado, como las sopas de verano. Por este motivo era importante conservarlos, ya fueran secos, en confitura o en almíbar. Incluso una vez secos y picados los huesos del albaricoque se extraía el bessó, que si era dulce era tanto o más apreciado que el de la almendra. A finales de primavera e inicios del verano es típica la coca de albaricoques. Esta, que nos enseñó Francesca Mascaró Rigo (Campos, 1928), la había aprendido de la abuela Mariana. Es muy sencilla.

Ingredientes:

250 gramos de harina de fuerza, 250 de azúcar, un vaso de leche, medio de aceite, tres huevos, albaricoques partidos, levadura y manteca.

Preparación:

1.- Mezclaremos los ingredientes. Diluiremos la levadura en le leche.

2.- Le añadiremos el azúcar, las tres yemas, el aceite y la harina.

3.- Montaremos las tres claras de huevo a punto de nieve y las mezclaremos con el resto de la masa.

4.- Untaremos un molde con manteca, para que la masa no se adhiera. Dejaremos reposar para que leude.

5.- Introduciremos en el horno y, cuando lleve una media hora, sacaremos la coca y le repartiremos por encima los albaricoques partidos.

6.- Dejaremos que cueza, a fuego moderado, hasta que los albaricoques estén en su punto.

7.- Espolvorearemos azúcar fino.

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