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Tribuna

Reciclar envases en Balears, hasta treinta veces más caro

Los envases se deben depositar en el contenedor amarillo.

Se habla de introducir en Balears el sistema de depósito para reciclar algunos envases de bebidas: el sistema se llama SDDR y requiere pagar entre 10 y 20 céntimos más al comprar una bebida y devolver el envase vacío en el mismo u otro lugar para recuperarlos. El debate lleva produciéndose casi cinco años en varias comunidades y, a pesar de que la cadena de suministro en pleno, es decir, los fabricantes de envases, los de bebidas y los comerciantes ya lo han rechazado tras numerosos estudios, se sigue manejando esta opción para abordar el reciclado de una pequeña parte de los envases que se consumen en las islas.

Muchos creen erróneamente que con el SDDR volverían los envases reutilizables, pero el SDDR ha causado el efecto contrario en los países nórdicos y Alemania: la desaparición del envase reutilizable para el consumo en el hogar. Además, por las características del consumo de bebidas en las islas, en gran parte importadas desde la península, devolver el envase para lavarlo y volverlo a llenar sería una opción muy compleja.

Debido a la estructura poblacional y del comercio, este sistema precisa el transporte de una gran cantidad de envases vacíos hasta los centros de reciclado. Si en tierra esto es prohibitivo, los ciudadanos de Balears tienen que saber que una botella de agua o una lata de cerveza vacía recogida en una tienda de barrio de Ciutadella o Formentera podría tenerse que llevar en barco hasta Palma para contarla y confirmar que tiene derecho a la devolución de ese importe.

En Balears, además, hay un gran consumo de agua embotellada, especialmente en garrafas. El SDDR no recicla garrafas de agua; huelga discutir cuánto costaría, porque no es posible. Es un sistema para envases más pequeños.

Otros argumentan que con eso desaparecerían los envases abandonados, pero las recogidas de residuos, como una de hace pocas semanas en Portinatx (Eivissa) muestran que los envases de bebidas son una parte testimonial de los residuos abandonados en el entorno. Se ven mucho, y por tanto hay que educar para que no se abandone ninguno, pero cuando se cuentan y pesan los residuos, realmente hay muy pocos entre muchos otros objetos abandonados.

También se ha querido hacer creer al comercio que va a impulsar su negocio, pero no deben dejarse engañar: los comercios de proximidad no tienen dinero para comprar una máquina que reciba los envases, ni espacio para almacenar envases usados -separados de los alimentos por razones higiénicas- y sus clientes podrían tomar el camino de las grandes superficies para devolver sus envases usados más cómodamente. O lo que es peor, podrían comprarlos en los grandes comercios y, para no tener que almacenarlos, devolverlos cerca de casa, obligando al pequeño comercio a devolver un dinero que antes no había cobrado.

No parece que a los habitantes de Balears, al igual que al resto de los españoles, les sobre el espacio en casa. Los sufridos ciudadanos tendrían que destinar una bolsa más a almacenar envases vacíos en casa, y recordar que las garrafas de agua irían al contenedor amarillo mientras las botellas de agua de 1,5 litros o las latas de refresco irían al comercio, las botellas de cava al verde, las botellas de gaseosa también al comercio y los briks de leche o zumo al amarillo otra vez, porque el sistema no los acepta. Si no guardaran los envases correctamente les costaría la broma 20 céntimos por cada uno no devuelto. En cambio, si los almacenaran por separado y los llevaran al comercio sólo les costaría seis céntimos más que ahora: un 40% más que lo que cuesta una botella pequeña de agua de oferta, o un 10% de lo que cuesta una lata de cerveza de las primeras marcas. Esos seis céntimos no los recuperaría, porque es aproximadamente lo que costaría mantener ese nuevo sistema superpuesto a los sistemas de recogida actuales, que habría que mantener intactos para todos los envases que no entraran en el nuevo invento. Esos seis céntimos son la razón del título de esta tribuna, porque son exactamente 30 veces mas de lo que cuesta hoy día - 0,002 €- reciclar cada una del casi 90% de latas de refresco o de cerveza que se reciclan con el sistema de punto verde actual.

(*) Director de la Asociación de Latas de Bebidas

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