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Reportaje

Elecciones otra vez: 26-J una cita marcada por el hartazgo

Mañana se disuelven las Cortes y se convocan nuevas elecciones - Serán unos comicios como nunca los ha habido en España - El resultado de un gran fracaso

Elecciones otra vez: 26-J una cita marcada por el hartazgo

¿Qué sucederá en la noche del 26 de junio, cuando se abran las urnas? ¿El hartazgo e irritación de la ciudadanía por la incapacidad de los partidos políticos de formar gobierno se traducirá en un incremento de la abstención? ¿Qué partido será el más beneficiado por la repetición de las elecciones? ¿Habrá un nuevo bloqueo o, por el contrario, emergerá una mayoría parlamentaria capaz de apoyar la formación de un gobierno? ¿Conseguirá Mariano Rajoy su objetivo de seguir en La Moncloa? ¿Superará el frente de izquierdas Podemos-IU al PSOE? ¿Quién ganará en la circunscripción balear? El encadenamiento de preguntas es inevitable, como lo va a ser que a lo largo de los próximos dos meses se sucedan las encuestas que tratarán de auscultar por dónde pueden ir las cosas en la jornada electoral.

El sociólogo Andreu Grimalt, especialista en sondeos electorales, considera que las del 26 de junio serán unas elecciones en las que se evidenciará el "hartazgo" de los españoles por los cuatro meses de bloqueo institucional, cuatro meses en los que los partidos políticos han sido incapaces de llegar a un pacto de gobierno. La primera de las predicciones del sociólogo es la de que el resultado del 26 de junio no diferirá sustancialmente del habido el 20 de diciembre, lo que supone que nuevamente se requerirá un pacto a tres bandas para formar gobierno. Añade que el previsible incremento de la abstención puede favorecer al PP, aunque no lo suficiente para que, con el concurso de Ciudadanos, consiga llegar a la mayoría absoluta de 176 diputados que garantiza el gobierno. El "sainete" vivido paradójicamente podría pasar factura a los dos partidos que más han intentado el acuerdo, PSOE y Ciudadanos, pero Grimalt opina que son tantos los factores en juego, tantas las variables, que el resultado, a pesar de lo que están diciendo las encuestas, muchas de ellas contradictorias, es ahora impredecible.

Ecuación alterada

La ecuación puede verse sensiblemente alterada si fragua el frente amplio de las izquierdas que han empezado a negociar Podemos e Izquierda Unida. Si se concreta y se transmite que es un acuerdo serio, Andreu Grimalt tiene pocas dudas: se materializará el sorpasso, el PSOE será sobrepasado en porcentaje y en escaños por las izquierdas unidas. Lo que le parece improbable es que la coalición se sitúe en primera posición, donde, a pesar de la catarata de casos de corrupción que le sacuden, sigue viendo al PP, partido que incluso perdiendo votos mantendrá un parecido botín de escaños, porque el incremento de la abstención, que básicamente perjudicará a los socialistas, le ayudará a minimizar las pérdidas.

Los porcentajes de voto y diputados que atribuye a cada partido ofrecen el esquema siguiente: PP, entre el 24-25 por ciento y una cosecha de 115-120 escaños. El 20 de diciembre se hizo con 123, por lo que las variaciones son leves, dependiendo, además, de los restos que en cada circunscripción la Ley Electoral adjudica a las candidaturas más votadas. Ahí entraría el beneficio que está en condiciones de conseguir el pacto Podemos-IU si pasa por encima del PSOE acercándose a los porcentajes del PP.

Siguiendo en el campo de la derecha, el sociólogo ve a Ciudadanos otra vez sobrevalorado por las encuestas, exactamente igual que antes del 20 de diciembre. No considera creíble que alcance el medio centenar de diputados. Su predicción es la de que obtendrá una cosecha muy similar a la del 20 de diciembre: sobre los 40 diputados. Grimalt insiste en que la sobrevaloración del partido de Rivera es un "espejismo" que está volviendo a reproducirse. Pero no deja de ser llamativo el ataque frontal que el PP ha lanzado contra Ciudadanos, al estimar que el pacto rubricado con el PSOE le concede el material pirotécnico necesario para intentar recuperar parte del electorado que le abandonó en diciembre para pasarse a los de Rivera. El sociólogo no concede mucha viabilidad a la presunta recuperación de electorado por parte de la derecha clásica, la de siempre, no ve al PP en condiciones de ampliar su caudal de votos.

Con ello, las derechas españolas, de cumplirse el pronóstico, volverán a quedarse en la frontera de los 160 diputados, lejos de la mayoría, puesto que es impensable que puedan ponerse de acuerdo con las derechas periféricas, los nacionalistas catalanes y vascos: PNV y la antigua Convergència. El PP seguirá sin poder pactar, salvo que el PSOE se avenga a hacerlo, alternativa harto improbable.

En el territorio de la izquierda las aguas bajan revueltas. Si en el de la derecha las tensiones que cuartean al PP, que son muchas y poderosas, están por ahora puestas más o menos en sordina, en la izquierda la convulsión es evidente: entre PSOE y Podemos las hostilidades han estallado abiertamente. ¿Quién obtendrá la primogenitura de la izquierda? El frente amplio, por algunos interesadamente denominado frente popular con la intención de execrarlo, recordando el existente en 1936, cuando el bloque de izquierdas ganó las elecciones meses antes del golpe de Estado que desencadenó la Guerra Civil, está en disposición de hacerse con ella. Andreu Grimalt estima que el PSOE puede perder parte del porcentaje de votos obtenido en diciembre, debido a que un sector de su electorado no ha aceptado el pacto suscrito con Ciudadanos, que es el que a la postre ha hecho imposible el acuerdo con las izquierdas, que hubiera permitido a Pedro Sánchez conseguir la investidura. Grimalt dice que siguen sin conocerse las ocultas razones por las que el partido socialista estableció el pacto con Ciudadanos, sabiendo que era insuficiente para llegar a la mayoría parlamentaria y que hacía imposible la concurrencia con Podemos y demás fuerzas de la izquierda. La explicación que en el PSOE no se quiere ofrecer es la que parece más plausible: a Pedro Sánchez los suyos y quines estaban en disposición de hacerlo le vetaron taxativamente el gobierno de coalición con Podemos. A partir de ahí los intentos del secretario general del partido socialista estaban condenados al fracaso: sin la alianza con Podemos, que no se avino a regalarle sus votos sin contrapartidas apreciables, no había nada de que hacer. Las suerte quedó echada.

Para el 26 de junio las perspectivas de los socialistas no son halagüeñas: porcentualmente Grimalt lo sitúa en el 20 por ciento, algo más de un punto por debajo de lo conseguido el 20 de diciembre, pero la pérdida de diputados será más llamativa, puesto que podría llegar a la decena, quedándose en los 80, además de ceder la segunda posición, lo que, de concretarse, constituirá un nuevo descalabro y la segura defunción política de Pedro Sánchez, que tendrá imposible continuar en la secretaría general. El PSOE se las verá con la campaña y las elecciones más difíciles de su longeva historia, porque de ser los resultados los que apunta Grimalt, los más calamitosos jamás cosechados por el partido, existe el riesgo considerable de que deje de ser la referencia de la izquierda española, para transmutarse en un partido territorial, el de la España meridional, en un colaborador necesario para formar gobierno, pero ya no en el partido que forma gobierno.

El frente amplio de la izquierda constituirá la gran novedad del 26 de junio. Podemos, coaligado con Izquierda Unida y las confluencias, está en condiciones de situarse en un porcentaje del 22 por ciento y hacerse con casi 90 diputados, dejando en la estacada al PSOE. Será un cambio sustancial, debido a que o bien el PSOE se aviene a permitir gobernar a Pablo Iglesias o llega a un entendimiento con Mariano Rajoy. Algo así como la alternativa del diablo para los alicaídos socialistas.

¿Cómo encaran los líderes las elecciones? Andreu Grimalt afirma que Mariano Rajoy sigue "la estrategia del Dúo Dinámico, el del junco que se dobla, pero sigue en pie", precisando que el 20 de diciembre el presidente del Gobierno en funciones tenía una situación muy complicada, aunque destaca que sigue siendo "un mal candidato" y que con únicamente "la muleta" de Ciudadanos no podrá gobernar tras el 26-J. En cuanto a Pedro Sánchez señala que se ha querido vender como el que más lo ha intentado, pero "quien mucho abarca poco aprieta", por lo que el pacto con Ciudadanos lo ha puesto a la intemperie. Añade que si el PSOE queda tercero, "Sánchez está listo", estimando que su única posibilidad es la de conseguir un rápido acuerdo de investidura si es capaz de llegar segundo, cosa improbable. De Pablo Iglesias estima que está "un poco tocado", aunque ha sido capaz de "resituarse", además de fortalecerse si cuaja el pacto con Alberto Garzón. "Llegará fortalecido a las elecciones y es muy posible que la coalición que liderará supere el hartazgo que manifiestan los ciudadanos", dice. El cuarto en liza, Albert Rivera, es considerado por el sociólogo "el equilibrista", alguien que está jugando a ser "el Suárez moderno", pero al que "se le nota" excesivamente "el baile" con Pedro Sánchez.

Se trata de cuatro líderes ya sobradamente conocidos, lo que no obsta para que Grimalt esté convencido de que se las tendrán que ver con una campaña electoral áspera, en la que los debates a cuatro van a ser obligados. En esa segunda vuelta, como hay quien llama a las elecciones de junio, ninguno de los cuatro podrá escaquearse de los debates que se organicen, porque quien lo haga, como Rajoy en la campaña de las del 20-D, posiblemente pagará un alto precio. Así pues, quedan por delante dos meses para que se sepa si lo del 20 de diciembre es enmendado el 26 de junio, lo que con los dedos cruzados espera Mariano Rajoy y confía en que no acontezca Pedro Sánchez.

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