Una de las primeras legumbres que conoció el hombre fueron las habas. En Egipto eran y son muy populares, formando la base del falafel: pastelillos fritos hechos a base de habas hechas puré, sazonadas con ajo, cebollas, comino, cilantro y perejil.
Formó parte de la alimentación de los pueblos más antiguos del Mediterráneo, como Grecia y Roma. Ésta, aseguraba que su consumo potenciaba la virilidad y la creencia, no demostrada, seguía vigente en la Edad Media, por lo que fue prohibido en los conventos. Sucedía en una época en que la nutrición y la subsistencia eran la mayor preocupación y en que la carne era casi uso exclusivo de las clases dominantes, que al ingerirla en exceso, les provocaba gravísimos problemas de salud.
Durante la época medieval y la edad moderna, prácticamente hasta llegar a nuestros días, las habas, debido a su valor proteínico, ya fueran tiernas o secas, cocidas, guisadas o en puré (fava perada) fue la legumbre base en la alimentación de las clases populares de Mallorca, que las cocinaban para que duraran varios días; pasados los primeros, cuando no quedaba mucho más que caldo y hollejos, se les añadían fideos. Hoy, habas con fideos es un plato popular y emblemático de algún pueblo de la isla. Cada vez más se consumen tiernas, en primavera o congeladas.
Deberán moderar su consumo quienes padezcan gota o un alto índice de ácido úrico.