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Memorias de la cocina

El mero, desde siempre, un pescado muy preciado

El mero, desde siempre, un pescado muy preciado

Uno de los mejores y más preciados productos del mar es el mero, aunque hoy, consumirlo sigue siendo difícil. Su conservación y transporte planteó graves problemas hasta que mejoraron las comunicaciones entre la costa y el interior y, sobre todo, cuando se obtuvo hielo merced a las casas de nieve.

Existen variedades de mero fuera de nuestro mar, tanto en las aguas tropicales del Atlántico, como las del Pacífico, pero la historia gastronómica de este pez de carne semigrasa y delicada, discurre en el Mediterráneo. La civilización romana apreciaba su calidad y a través de sus tratados de cocina conocemos alguna de sus recetas.

Sabemos, a través del Llibre de contemplació en Déu, de Ramon Llull, de la presencia del mero en algunas mesas mallorquinas „de la nobleza, sin lugar a dudas, ya que las capas más humildes de la sociedad no tenían acceso a tales manjares. Un siglo más tarde, en la Península, el marqués de Villena en el libro Arte Cisoria, menciona deliciosas fórmulas, constatando que su consumo quedaba circunscrito a la nobleza y a la realeza.

En la isla, en algunas zonas pesqueras de la costa, sí se tuvo acceso a este manjar, cuya máxima expresión sea, quizás, el de la lechona con mero. Ya en el siglo XX se llegó a la sofisticación de la lechona rellena de mero, sin huesos ni espinas, aunque fuera mucho más habitual prepararlo con abundante verdura.

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