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Medio ambiente

Mar: acción e investigación

Oceana y el Instituto Español de Oceanografía son dos instituciones clave para la conservación de mares y océanos

Para algunos expertos, el Mediterráneo es el mar más amenazado.

El medio terrestre es, sobradamente, más conocido desde todos los puntos de vista que el marino. A pesar de ello, la respuesta a ´¿cuántas especies existen y en qué estado ecológico se encuentran?´ es, simplemente, imposible de contestar. Es por ello que hay especies que se han extinguido sin llegar a ser descubiertas, y otras que, al descubrirlas, ya se encuentran en peligro de extinción. Fue el caso de la hormiga Lasius balearicus que se descubrió hace un año y medio en Mallorca. Una especie que habita en pequeñas colonias poblacionales en las cimas de las montañas de la Serra de Tramuntana. "Cualquier alteración del hábitat, como podrían ser los incendios que hubo en la zona en 2013 podrían hacer reducir aún más su población e incluso llegar a hacerla desaparecer", alerta el equipo de investigación, encabezado por Roger Vila, investigador de estudio liderado por Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-UPF) y la Universidad de Barcelona.

Llevado al caso marino, la situación se agrava por el desconocimiento que hay de él. De ahí a la importancia de dos instituciones clave: el Instituto Español de Oceanografía y Oceana.

Investigación

Durante el severo invierno del 2004-2005 en el que se produjeron cinco episodios de entrada de vientos de procedencia Ártica y Siberiana con importantes nevadas en todo el Mediterráneo occidental, los científicos del Instituto Español de Oceanografía (IEO) detectaron la aparición de una anomalía en la temperatura y salinidad de las aguas profundas del Mediterráneo occidental. Y es que el Mediterráneo es para el océano una fuente continua de agua intermedia salina y cálida (Mediterranean Outflow Water, MOW), que juega un papel muy importante en los procesos de formación de agua en el Atlántico norte y, por tanto, en la circulación del océano global. "A su vez, se ha demostrado que los fenómenos hidrográficos que generan masas de agua profunda afectan a procesos biológicos y, por tanto, a los recursos marinos vivos y su explotación", explican desde el Instituto.

No hay acuerdo sobre la importancia relativa de los diferentes mecanismos de formación de agua profunda que han contribuido a este fenómeno. Sin embargo, sí parece evidente que las anomalías observadas, tanto en la cuenca oriental como la occidental del Mediterráneo, son el resultado de factores como el incremento de la salinidad de este mar, probablemente inducidos por oscilaciones climáticas e, indirectamente, por el cambio climático. "El IEO, que viene siguiendo la evolución de esta anomalía desde que se detectara lidera ahora un nuevo proyecto que permitirá continuar con el estudio de esta estructura y de su relación con las oscilaciones del clima", apuntan fuentes de la institución.

Por este motivo, los días 27 y 28 de enero se celebró en la sede del Centro Oceanográfico de Balears del Instituto Español de Oceanografía la primera reunión para coordinar el comienzo de este proyecto denominado ATHAPOC en la que participaron la práctica totalidad de integrantes del proyecto que comprende a investigadores de diversos centros del IEO, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, universidades de Málaga y Barcelona y la Agencia Estatal de Meteorología.

El proyecto Estudio de la anomalía termohalina en las aguas profundas del Mediterráneo occidental y su relación con las oscilaciones climáticas, de acrónimo ATHAPOC, pretende estudiar la anomalía termohalina y su relación con las oscilaciones climáticas. Está financiado por el Plan estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación 2013-2016 del Ministerio de Economía y Competitividad y se desarrollará durante cuatro años (2016-2018) dirigido por la investigadora del Centro Oceanográfico de Balears, Rosa Balbín.

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