Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La casa

Arquitectura como sutura para una grieta

Un proyecto del arquitecto Guillem Mateos rehabilita una vivienda rural de principios de siglo conservando sus elementos característicos tradicionales

Los principales condicionantes a la hora de afrontar el proyecto de rehabilitación de esta vivienda rural de principios del siglo pasado fueron, por una parte, su estado prácticamente ruinoso, donde ya solo quedaba una leve huella de aquella arquitectura de gruesos muros pétreos y cubiertas formadas por enrevesados troncos de madera y, por otra, su privilegiada ubicación, como atalaya en una cima, hecho este que provocaba una extremada protección urbanística al hallarse la edificación en una zona de alto nivel de protección causado por un elevado interés paisajístico.

La estrategia utilizada por el arquitecto Guillem Mateos surgió entonces de la propia necesidad de protección obligada por la normativa territorial. Así, la intervención se nutre del máximo de los respetos por la arquitectura existente y la conservación de sus elementos característicos y tradicionales. La volumetría del edificio, conformada por anchos muros de piedra es la misma que la original, así como la forma de su cubierta "a un agua". Los huecos son comedidos, permitiendo vistas controladas desde todas las estancias. Los antiguos techos, inservibles ya por el inexorable paso del tiempo se transforman en dinteles que cubren las aberturas, como aquella antigua energía que nunca desaparece, sino que se transforma.

Ya desde la primera visión del edificio se entiende su antigua configuración de muros escalonados, deslizándose sobre la ladera, trabados por piedras esquineras trabajadas a mano laboriosamente como signos inequívocos de una arquitectura empírica pero sólida y duradera.

El interior de la vivienda es un "negativo" de su volumen exterior; es un claro vaciado que permite entrever un práctico programa funcional ya desde el acceso a la casa, gracias a un gran doble espacio que conecta una planta baja diáfana con un altillo de dormitorios unidos por una pasarela de cristal. Los muros exteriores se adentran en el espacio interior y dialogan con elementos contemporáneos, como pilares y vigas metálicas que refuerzan la arquitectura tradicional.

El diseño es respetuoso con los elementos tradicionales incluso en las "entrañas" del edificio. Esto se puede apreciar en la configuración del baño de la planta baja, un espacio ganado a la roca, literalmente excavado bajo los cimientos pétreos de la vivienda original, donde detalles como la mampara de cristal de la ducha o simples paños alicatados en blanco, junto con una decoración austera y tradicional se convierten en testigos de un tiempo que parece haberse detenido.

Destaca la simplicidad del mobiliario y los ornamentos, siendo éstos no más que los imprescindibles. Incluso se evita la colocación de cabezales para las camas de los dormitorios, siendo recercados de piedra grabados en el encalado los que cumplen esa función.

El ajardinamiento y los exteriores son un homenaje al nombre de la finca, s´Esquerda (la grieta). Las diferentes edificaciones se unen a la piscina gracias a muros de piedra que conforman bancales, formando todo ello un gran pliegue del terreno en forma de grieta lineal que dota de continuidad al conjunto edificado. También aquí el respeto es innegociable, utilizándose traviesas de madera como elementos de protección frente a los desniveles o cañizo para cubrirse de la intemperie.

Compartir el artículo

stats