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Memorias de la cocina

Memoria en blanco y negro del mar y otras hierbas

Memoria en blanco y negro del mar y otras hierbas

Salvador Honorat Vadell, Pelat, fue el primer habitante inscrito en Cala Manacor en 1890. Pescador felanitxer, buscaba a lo largo de los meses de verano ricas pesquerías en lo que se llamaba entonces Cala Manacor, después Colònia del Carme y en la actualidad Porto Cristo.

Una de sus nietas, Joana Vadell, era la memoria viva -en blanco y negro- de aquella población. A sus más de 90 años nos recordaba la vida primitiva de los Pelats, cuyas mujeres dormían en una cueva próxima al actual Club Náutico y los hombres pernoctaban en sus llaüts.

Los viticultores de Manacor, habían llevado con sus carros los bocois de vino al Port, para embarcarlos, al lado de la cueva, hacia Francia. Los carros marcaron unas rodadas (llinyes) que los Pelats aprovechaban para recoger el agua de lluvia en un aljibe. Antes, cuando su padre iba -a pie- a vender el pescado a Manacor, dejaba una jarra a mitad de camino, donde había una cueva con un degotís (gotera) y la recogía llena de agua para la vuelta.

La familia compró un solar por 15 pesetas en es Port para instalarse de forma permanente. No había miseria en casa: siempre había pescado, calamar, tortuga, centolla€ y ocho panes a la semana, además del porquim correspondiente a un animal de 16 arrobas. Y su madre, con la grasa de las tortugas, unas hierbas y minerales, preparaba una pomada para la piel, famosa en toda la isla.

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