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Desde China

Pocas excusas para quedarse en casa

Pocas excusas para quedarse en casa

Hasta hace unos cien años no podía viajar cualquiera. De hecho, lo que conocemos como turistas eran sencillamente viajeros. Normalmente, de clase acomodada y para cuyos preparativos los criados les organizaban unos baúles y listo. A la estación o puerto correspondiente con el ómnibus de turno, o una berlina si aún iban más holgados, y a partir a otro mundos. Eso sí que debían ser otros mundos.

Algunos viajaban en mejores condiciones y otros les tocaba un ambiente menos romántico, o confortable, como es el caso de nuestra amiga George Sand y los cerdos que le acompañaron durante la travesía. Sea como fuere, el viajar en sí era un lujo, alcanzable sólo para las gentes que se reunían en salones a retarse a cultura, política y modales mientras tomaban el té. O así me lo imagino yo.

Hay un hecho, más o menos reciente, que ha "democratizado" aún más el turismo y que sustituye a esos amigos internacionales que solían ejercer de anfitriones a cambio de sobrasadas y ensaimadas. Me refiero a estas páginas webs de alquileres, vacacionales, temporales, o como quiera llamarlo quién lo diga -lo cual suele depender de si es hotelero o no­-. Pues bien, en mi último viaje a Salzburgo me decanté por este nuevo universo de posibilidades, tal vez más susceptible a la calidad del anfitrión para con sus huéspedes que la opción hotelera. O no.

Vistas a la ciudad antigua, al río, paseo turístico por el centro de Salzburgo, recomendaciones exentas de comisiones, limpieza y orden en el apartamento, un precio muy asequible, tranquilidad, y un largo etcétera. Para mi sorpresa, mi experiencia con el alquiler espacio-temporal-vacacional ha sido de las estancias más gratificantes que he pasado -mucho más que en casa de algún amigo chino me atrevería a decir- todo y pese a que los secuaces del Tribunal del Santo Oficio Hotelero actual traten de demonizar esta actividad en lugar de aceptarla como otra posibilidad más para los mallorquines. Si bien, lo que está claro, es que cada vez nos quedan menos excusas para quedarnos en casa.

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