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Un paseo por el arte y la cerveza de seis ciudades belgas (y II)

Lovaina es la ciudad universitaria por excelencia.

Para visitar Flandes hacen falta pocas excusas. Ciudades llenas de arte pero también de ambiente a cualquier hora, museos extraordinarios y los graffitis más impactantes, tiendas originales con diseño de última hora y también las mejores antigüedades, una gastronomía de lujo y los más deliciosos mejillones con patatas fritas de Europa, chocolates seductores y... cientos de tipos de cervezas.

Malinas

Después de subir los 538 escalones de la Torre de San Rumoldo en su catedral del siglo XIII, patrimonio de la Humanidad, de pasear por su Grote Markt o Plaza del Mercado donde los sábados hay un animado ajetreo de puestos de flores, comida y artesanía y de recorrer el Dijlepad, una pasarela flotante junto a la orilla con una perspectiva diferente sobre las aguas del Dijle, hay que encontrar tiempo para visitar Het Anker, una cervecería-museo ubicada en el hospital del Beaterio de Malinas, y lugar perfecto donde degustar una deliciosa Gouden Carolus, la cerveza típica de la zona y que con su nombre hace honor a la figura del rey Carlos V que introdujo el gusto por la cerveza en España. Y dos recomendaciones más, entre las más de 30 que conforman una auténtica ruta cervecera y gastronómica de establecimientos en los que disfrutar de una degustación de tres platos y tres cervezas perfectamente maridados: el restaurante C-Jules, vecino de la fábrica De Ryck, con el talento de Julie Baekelandt que se atreve a crear platos basados en cerveza en su pura y contemporánea cocina, y el Grand Café Lamot, un restaurante de paredes acristaladas desde el que saborear una exquisita cena con vistas a la ciudad iluminada.

Gante

En el siglo XVI Gante fue, después de París, la ciudad más grande de Europa al norte de los Alpes. Actualmente, puede sentirse orgullosa por ser la ciudad flamenca con mayor número de edificios históricos, una intensa vida cultural y una situación privilegiada, entre Brujas y Bruselas, a 50 km de cada una de ellas. Las tres torres son el símbolo más representativo de la ciudad. Corresponden al campanario de la Catedral de San Bavón, a la Atalaya o Belfort y a la torre de la iglesia de San Nicolás. El agua es el otro símbolo de la ciudad. Gante es punto de encuentro de dos ríos que la bañan: el Lys y el Escalda. Dos de los rincones más bonitos de la ciudad, y de todo Flandes, son el Graslei (muelle de las herboristas) y el Korenlei (muelle de los graneros). Sus edificios gremiales -construidos entre los siglos XII y XVII- reflejados en el agua quedan para siempre grabados en la memoria, así como la de los jóvenes sentados en las orillas. En Gante, hay que dirigirse a De Dulle Griet o a Waterhuis aan de bierkant para beber una buena Kwak. Desde hace unos meses puede visitarse y degustar una deliciosa cerveza artesanal en la nueva cervecería Stadsbrouwerij Gruut de Gante.

Lovaina

Es la ciudad universitaria de Flandes por excelencia. Su universidad, en la que impartió clases Erasmo de Rotterdam, fue fundada en 1425. Lovaina es conocida también por su Grote Markt o Plaza Mayor, en el corazón de la ciudad, cuyos edificios más destacados datan del siglo XV. En ella se encuentra la imponente Iglesia de San Pedro y el famoso Ayuntamiento, una obra maestra del gótico brabantino. Toda la plaza y sus alrededores están cerrados al tráfico, lo que convierte a Lovaina en una de las ciudades más recomendables para paseos a pie o en bicicleta. También la Plaza Mayor está plagada de terrazas y bares, lo que le ha ganado el sobrenombre de "la barra de bar más grande del mundo". Otros edificios a destacar son el Salón de los Tejidos (De Lakenhallen), el Colegio Van Dale, la Iglesia de San Miguel y el Gran Beaterio. Este beaterio merece atención, pues es considerado uno de los más impresionantes de Flandes. En Lovaina, cuna de la Stella Artois, una visita imprescindible es la mayor cervecería de la ciudad, The Capital. Se puede elegir entre 3000 tipos de cerveza, la mayoría con su correspondiente copa o jarra exclusiva. No sólo la elección es impresionante, también sorprende el almacén de cervezas. Está en un sótano visible a través de las ventanas del suelo del bar. Con una curiosa polea se sube cerveza solicitada en el bar.

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