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Medio ambiente

Mirando al cielo (II)

Palma, con casi la mitad de la población de Mallorca, se afana en reducir su consumo de agua: el Plan de sequía, las mejoras en la red y la concienciación, piezas clave

Las reparaciones periódicas son imprescindibles para encontrar fugas.

Debemos remontarnos a 2006 para encontrar la última campaña de concienciación que EMAYA, la empresa municipal de agua y alcantarillado de Palma, impulsó en la capital balear. Enmarcado en una Agenda Local 21, llevó por título Només faltes tu y tenia como objetivo concienciar a la población sobre el uso eficiente del agua e informar sobre las buenas prácticas domésticas. La campaña se lanzó la segunda semana de julio y duró apenas 15 días, tiempo más que insuficiente como para calificarla de útil desde cualquier punto de vista. Después de esa campaña, la sequía volvió también en el campo de la concienciación en el uso racional del agua. Hasta ahora. El escenario diez años después se vuelve a repetir. Ahora en invierno y con unas reservas hídricas bajo mínimos. Toca, nuevamente, correr.

Palma, zona clave

El Ayuntamiento de Palma ha empezado a trabajar en el Plan de sequía de Palma que, de acuerdo con el Plan Hidrológico de las Illes Balears, los municipios de más de 20.000 habitantes tienen la obligación de tener elaborado en caso de sequía. A día de hoy solamente el Ayuntamiento de Mahón dispone de uno. ¿Estamos a tiempo de reaccionar para reducir los efectos de la sequía? "Estamos a tiempo y trabajamos conjuntamente con la Conselleria de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca. Elaboramos un Plan de sequía con un conjunto de planes de actuación que incluyen cambios en la prioridad de la captación, mejoras en la red, un plan de comunicación y un plan de uso de agua regenerada", explica Neus Truyol, presidenta de EMAYA.

Y es que si el régimen actual de lluvias se mantiene hasta primavera hay poco margen de maniobra: con unos pozos sobreexplotados, la compra de agua desalada es la única vía posible para asegurar el suministro a la población. "Los criterios que guiarán la gestión del agua serán la gestión sostenible de las captaciones de agua y la compra estable de agua desalada a lo largo de los meses venideros y no solo compras puntuales como ha sucedido hasta ahora", añade Truyol. Las opiniones de diferentes técnicos conocedores de la situación actual apuntan hacia la misma dirección. "Durante la pasada legislatura y anteriores, con años especialmente lluviosos, se ha abusado de las extracciones de agua de pozos porque el agua salía mucho más barata que comprarla a la desaladora de Palma. Lo lógico desde el punto de vista técnico hubiera sido mantener un régimen de consumo de las desaladoras al 70 % durante todo el año para en verano, en plena temporada turística, poder recurrir a los pozos. Ahora ya es demasiado tarde", explican fuentes técnicas a las que ha tenido acceso Diario de Mallorca. Y añaden "la desaladora es como un coche: lo puedes tener parado 10 años, pero cuando lo vuelves a poner en marcha, no funciona si no lo has mantenido correctamente. Y ahora es lo que sucede", añade. Y así ha sido. La Agencia Balear del Agua y Calidad Ambiental, ABAQUA, dio a conocer hace unos días la avería de tres de las nueve líneas de desalación de la planta desalinizadora ubicada en la carretera de Manacor. Esta incidencia, causada por la falta de uso de la instalación al primar otras fuentes de suministro como los pozos, supondrá un dispendio de ocho millones de euros, imprescindible para tener la planta desaladora a su pleno rendimiento. Sin embargo, las nueve líneas de desalación difícilmente se podrán tener en funcionamiento al inicio de la temporada turística. "No podemos garantizar el suministro de agua potable en todas las islas durante el verano. Vivimos una situación complicada que no es responsabilidad de este Govern pero ante la cual debe poner soluciones", aseguró esta semana en el Parlament Francina Armengol, presidenta del Govern

Mejora de las infraestructuras

Idealmente, la suma del agua que proviene de los pozos, desaladoras y embalses debería ser igual a la consumida. Sin embargo, la situación dista de ser así. La red de distribución de agua de las islas pierde una media del 27 % y Mallorca es la isla que contabiliza mayores pérdidas. Se pierde el mismo porcentaje de agua que desalarían las plantas de desalinización a su máximo rendimiento. Mientras que la capacidad de producción de agua desalada del archipiélago es de 46 hectómetros cúbicos, 30 correspondientes a Mallorca, la red pierde cada año 26 hectómetros cúbicos. Las pérdidas, con los datos de la misma Conselleria correspondientes a 2013, muestran una disparidad abismal entre diferentes municipios. Mientras que Selva pierde el 62 % del agua desde el punto de extracción hasta el punto de consumo, Búger se sitúa en el 3 %. Entre esta horquilla, todos los municipios de Balears, donde Palma, como mayor consumidor, se sitúa en unas pérdidas del 27 %.

A día de hoy, las poblaciones de Balears consumen un total de 130.285.635 metros cúbicos de agua al año, de acuerdo al resumen anual estimado del Servicio de Estudios y Planificación de la Conselleria de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca. Unos datos obtenidos por la información aportada por los ayuntamientos a la Dirección General de Recursos Hídricos en 2013. Unos datos que podrían haber variado hasta la fecha de hoy. Por islas, 100.081.835 metros cúbicos correspondieron a Mallorca, 17.692.064 metros cúbicos a Eivissa, 11.932.493 a Menorca y 579.243 a Formentera.

¿Qué tareas concretas desarrollará EMAYA para reducir el consumo de agua? "El consumo doméstico en Palma no es elevado: 110 litros por habitante y día está muy cerca de los 100 que recomienda Organización Mundial de la Salud. A pesar de ello, se realizarán campañas de concienciación para la ciudadanía. Ya se hacen campañas en las escuelas con el programa Emaya a l´escola". Unos esfuerzos que irán hacia la reducción de pérdidas y al incremento del uso del agua depurada para regar y limpiar. La también teniente de alcalde de Ecología, Agricultura y Bienestar Animal del Ayuntamiento de Palma apunta hacia "la necesidad de mejorar las infraestructuras de captación para un mejor aprovechamiento. La inversión en ultrafiltración prevista para el 2016 permitirá duplicar el aprovechamiento del agua de la Font de la Vila además de mejorar su turbidez y calidad". Este año, además, se renovará la red de El Terreno y la de Son Armadans, además de acometer pequeñas obras.

A día de hoy, y a diferencia de la creencia popular de que toda el agua de Palma proviene de los embalses, la capital balear se abastece de agua de diferentes procedencias. Por un lado se encuentran las fuentes (Font de la Vila, la más importante, seguida de Mestre Pere i d´en Baster); pozos de agua dulce como s´Estremera, Alaró, Borneta y Can Negret; pozos salobres como el del Pont d´Inca, na Bruguesa y Verge de Montserrat, cuya agua se puede inyectar en la red una vez ha pasado por la planta potabilizadora de Son Tugores; la compra de agua desalada y, por último, el suministro a través de los embalses de Cúber y Gorg Blau.

Unas fuentes de suministro con las que se abastece Palma y que la sequía empuja a Emaya a mover ficha. Si la situación no cambia, está prevista la compra de 12,6 hectómetros cúbicos de agua desalada a partir de este mismo mes. "Esta medida tendría un coste de 5,7 millones de euros", recuerdan. Otras fuentes de suministro serían s´Estremera y otros pozos de agua dulce, con un total de 10 hectómetros cúbicos y otros pozos salobres, previo paso por ósmosis inversa en Son Tugores hasta alcanzar los 11,7 hectómetros cúbicos. Las fuentes aportarían 200.000 metros cúbicos. "En caso de haber lluvias y que no se supere la capacidad actual de los embalses que ronda el 27 %, no se prevé utilizar más agua de los embalses", añaden.

Las pérdidas de la red son muy dispares. % de pérdidas de agua en las redes de suministro urbano.

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