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La casa / Arquitectura

Terra vermella

El estudio del arquitecto Llorenç Brunet convierte este viejo almacén agrícola en vivienda turística dentro del marco de un agroturismo

Nos situamos en un entorno rural privilegiado, en una ladera del este de Mallorca frente al mar. El estudio del arquitecto manacorí Llorenç Brunet fue solicitado para adaptar un viejo almacén agrícola a vivienda turística dentro del marco jurídico de un agroturismo. El arquitecto explica lo sorprendentemente harmonioso que le resultó tanto la proporción del edificio, muy bajo y alargado, como los huecos en los muros que servían de ventilación. También la maravillosa pátina de piedra ampliamente revestida de tierra rugosa que todavía se puede encontrar en los muros... todo ello situado entre hileras de almendros. Pensó esta construcción sobre la base de la más absoluta demostración de pertenencia al lugar. Lógicamente parte del edificio está catalogado. Adosado en un lateral tiene una ´caseta de roter´.

La otra gran sorpresa de esta obra fue el descubrimiento de la singular personalidad del promotor. Una persona muy formada en cuestiones artísticas, con una gran influencia del norte de África. Su admiración por la plasticidad y sugerencia de los colores tierra roja, las formas manufacturadas con fango y paja, la potencia de los materiales, las formas simples... todo absorbido con multitud de viajes y libros de los que el arquitecto pudo disfrutar... le confieren un control y una claridad de objetivos a la hora de afrontar la adaptación del edificio.

La obra, claro, se centró en adaptar lo existente y en ordenar y acondicionar los exteriores. Para mantener los pequeños huecos de las fachadas se incorporaron dos pequeños patios embebidos dentro del edificio para dotar de habitabilidad actual a las estancias residenciales. Después todo se centró en el detalle; Pátinas de muros tratados a modo de mosaico rojizo o encalado blanco, techos de test fango cocido, estantes de obra empotrados en falsos muros, colgantes de ullastre, pavimentos de trespols de varias combinaciones, finos de yeso-cal tipo aljez en baños, sombras con cañizos, cómodas y apliques de chapa plegada de acero oxidado... hasta el magnífico detalle de los enchufes exteriores escondidos por una pequeña puerta pivotante de chapa con una ranura vertical que deja salir el cable...

Todo ello en clara sintonía con el mestizaje cultural plástico con África, con una integración ambiental indiscutible, con el promotor totalmente involucrado en la obra. Con estas armas, el arquitecto prácticamente sólo tuvo que guiar las intervenciones. Llorenç Brunet cree que para un arquitecto es importante saber identificar los niveles óptimos de intervención, que es realmente complejo verlos y aplicarlos, y lo gratificante que son las mínimas o pequeñas intervenciones acertadas.

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