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Elecciones 20-D

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Los sociólogos electorales están escrutando con detenimiento los signos capaces de anticipar el resultado electoral del 20 de diciembre: ¿Cuál será la distribución de escaños en España y Balears?

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La campaña electoral de las elecciones del 20 de diciembre, iniciada el viernes, tiene una intensidad similar e incluso superior a la que tuvo la de las elecciones, devenidas en constituyentes, del 15 de junio de 1977. Nadie cuestiona que nos las vamos a ver con unos comicios trascendentales, diferentes a los habidos en los casi cuarenta años del moderno constitucionalismo español. ¿Cuál será la distribución de escaños en las Cortes de la nueva legislatura, la que se iniciará con los primeros compases de 2016? Los sociólogos electorales, los actuales augures, escudriñan atentamente los signos que las herramientas estadísticas han puesto en sus manos. Tratan de anticipar un resultado que esta vez se antoja más enrevesado que nunca. Los oráculos (encuestas) discrepan, a veces radicalmente, según quien sea el destinatario de la invocación, pero sí hay un común denominador: de las urnas del 20 de diciembre saldrá un parlamento atomizado, sin mayorías no ya absolutas, sino ni tan siquiera claras, lo que posibilita especular con coaliciones ideológicamente opuestas. Andreu Grimalt, sociólogo electoral, concede la dificultad de establecer pronósticos, precisando que echar mano de "la bola de cristal" es ahora una predicción de alto riesgo. Es una opinión compartida por sus colegas: la volatilidad es especialmente alta, por lo que el domingo 20 el resultado puede deparar importantes sorpresas. Lo que sí afirma Grimalt con rotundidad es que "el bipartidismo ha terminado, está liquidado", aunque, matiza, no lleve aparejado la desaparición de los dos partidos tradicionales que han marcado la vida política española desde la Transición.

Actores fundamentales

PP y PSOE seguirán siendo actores fundamentales, pero tendrán que compartir protagonismo con las dos formaciones emergentes, que han irrumpido con insospechada fuerza en el esquema político español: Ciudadanos y Podemos. "El mapa parlamentario que saldrá de las elecciones nada tendrá que ver con los que hemos visto hasta hoy", asegura Grimalt, para quien "es muy complicado establecer predicciones, porque puede suceder cualquier cosa, así de simple, aunque hay que insistir en que el bipartidismo, tal como lo hemos conocido, está acabado, lo que viene no será cosa de dos, sino de cuatro, además de las fuerzas nacionalistas, que también irrumpirán con fuerza en el Congreso de los Diputados".

Sentadas esas premisas, el sociólogo se adentra en el cenagoso territorio de los números, de la posible distribución de escaños. Dice que el PP "puede seguir siendo el partido más votado, al disponer de unas reservas electorales importantes en comunidades como Castilla-León, Galicia y Madrid, además de mantener una penetración fundamental en el electorado de más edad, los mayores de sesenta años, donde también el PSOE conserva su fuerza, y en el mundo rural". Lo que le parece relevante a Grimalt es la fuerte caída que los conservadores están padeciendo entre los jóvenes, que tan solo en un 10 por ciento anticipan su voto al PP.

¿A cuánto puede ascender la cosecha en escaños de la derecha clásica española? "Mi análisis -manifiesta Grimalt- se decanta hacia que tiene posibilidades de llegar al 25 por ciento del electorado que decida votar el 20 de diciembre, lo que se traduce en un máximo de 120 diputados". Sería una pérdida de más de 60 diputados, a una distancia sideral de la mayoría absoluta, situada en los 176 diputados. Grimalt reitera que son predicciones que hay que acoger con cautela, porque la "volatilidad es extrema, muy elevada, mucho más que en anteriores elecciones".

El desenlace para el PSOE es, según el augur, menos desastroso del que ofrecen determinados sondeos. "Mi opinión -dice- es que puede quedar prácticamente empatado con el PP o lo que es lo mismo: tendrá más respaldo electoral del que se le está adjudicando". Lo sitúa en los 115 diputados (cinco más que los obtenidos en 2011), básicamente porque conserva feudos importantísimos, el principal Andalucía, y también Extremadura. El partido socialista parece configurarse como la fuerza política predominante en el sur. "El gran problema para el PSOE -destaca Grimalt- radica en Cataluña, que siempre ha dado mayorías contundentes a los socialistas, donde está muy desfondado". Además, dice que el partido clásico de la izquierda española sigue siendo preponderante entre los obreros de mayor edad, segmento en el que su directo competidor, Podemos, no ha conseguido una penetración destacable.

Pugna

El tercero en pugna, según los sondeos, es uno de los emergentes, Ciudadanos. Grimalt anticipa que su cuota electoral quedará por debajo de la que ofrecen muchas encuestas, considera que está un tanto sobrevalorado. "Se situará algo por debajo del listón del 20 por ciento", afirma; lo que se concreta en un botín en escaños que cifra en el medio centenar, pudiendo llegar hasta los 60. "Se trata de un voto urbano, de clase media y alta, básicamente residente en las grandes ciudades, las de más de cien mil habitantes", explica. Las reservas con las que Grimalt acoge la fuerza con la que ha irrumpido Ciudadanos, corroborada en las elecciones al Parlamento de Cataluña, se basa en la citada sobrerrepresentación que tienden a concederle muchas de las encuestas que se están divulgando.

En cuanto a Podemos, se ciñe a la línea que dibujan las últimas encuestas: un porcentaje del 15 por ciento, concediendo que tiene una tendencia al alza, con una cosecha de 40 escaños. El de Podemos es un voto esencialmente joven, también de clase media y media alta, poseyendo también un voto en el segmento de los trabajadores, pero insiste que en él es complicado disputárselo al partido socialista. Introduce una variable que considera llamativa: Podemos es el partido más votado, según los sondeos elaborados por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), en el segmento de población que dispone de las rentas más altas, superiores a los 2.400 euros mensuales.

Diseñado el presunto mapa parlamentario que arrojará el 20 de diciembre, Andreu Grimalt pasa a dibujar las características de los cuatro dirigentes de los partidos llamados a ser los grandes protagonistas del inmediato futuro. Empieza por Albert Rivera, el político que ha conducido a Ciudadanos a ser la segunda fuerza política en Cataluña, dejando atrás, maltrechos, a los socialistas y descalabrados a los populares. "Rivera es el candidato mimado por los medios -afirma-, si se permite la definición, el yerno perfecto; un político que ha sabido venderse como el dirigente idóneo para acometer el cambio que España necesita sin violentar el orden establecido". Añade que para Rivera lo ideal sería que "las elecciones se celebrasen hoy, para poder seguir sin tomar partido, manteniendo la ambigüedad sobre su concreta adscripción ideológica, sin ser de derechas o izquierdas, afirmando que se sitúan en un inconcreto centro político, sin más definiciones".

De Pablo Iglesias dice que "después de las elecciones europeas ha chocado con la realidad, se ha percatado que no suma para intentar el asalto a los cielos, porque ha asustado a parte del electorado de centro izquierda". Concede que es el político "más maltratado por los medios tradicionales, que constantemente mantienen el foco sobre él".

El secretario general del PSOE protagoniza, en opinión de Grimalt, "el intento lampedusiano de vender regeneración, aunque mucha gente no se lo cree, su giro a la izquierda no está funcionando". "Pese a ello -precisa- conseguirá movilizar a parte del electorado indeciso socialista, que acabará por decantarse nuevamente por el PSOE". "El de Pedro Sánchez -sentencia- es el intento impostado de volver a ser socialista".

Resta el actual presidente del Gobierno. Grimalt es taxativo: "Mariano Rajoy es el peor candidato posible para el PP, opinión que comporten muchos electores de este partido". "Rajoy encarna el continuismo más rancio -prosigue-, aunque hay que reconocerle su capacidad de resistencia, el haber sabido mantenerse al frente del PP pese a las crisis por las que ha pasado". "Hay que considerar -destaca- que ha sido capaz de sobrevivir a dos consecutivas derrotas electorales".

¿Será decisiva la campaña electoral". A la pregunta responde que "decididamente tendrá mucha más influencia que las que hemos vivido durante décadas, entre otras razones, por las escasas diferencias porcentuales que las encuestas establecen entre el primero y el cuarto, inferiores a los cinco puntos, en muchas de ellas". "Los expertos dicen -concluye- que las campañas pueden mover hasta ocho puntos en la intención de voto, y es evidente que si hay una trascendente es la que acabamos de iniciar".

En cuanto a los debates, manifiesta que le preguntaría a los asesores de Rajoy qué hace más daño: el atril vacío o perder el debate. Tiene claro que "es más perjudicial el atril vacío", además de considerar "inaceptable" que el presidente del Gobierno no participe en los debates argumentando que no tiene tiempo, "porque ha de seguir gobernando". Andreu Grimalt resalta que el interés con el que se están acogiendo los debates, como el protagonizado por Sánchez, Iglesias y Rivera, el cara a cara entre los dos últimos o el que está anunciado con la participación de la vicepresidenta del Gobierno constituye una prueba de que "la política interesa y que las elecciones del 20 de diciembre tienen una trascendencia que no se escapa a la percepción del electorado.

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