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Oblicuidad

Pérez-Reverte y Miquel Barceló, a la contra

Pérez-Reverte y Miquel Barceló, a la contra

Si llego a encontrarme en el Bataclan la noche de autos, salgo corriendo al primer disparo. Sin preocuparme de quienes me rodean, como el padre que abandona a su esposa e hijos en Fuerza mayor, al producirse una avalancha de nieve. Soy un cobarde, muy fácil de disimular entre los millones de personas que no han mostrado extrañeza ante la desproporción de cuatro terroristas con fusiles, masacrando y secuestrando a los 1.500 asistentes al concierto mortífero de la sala parisina.

En el Teatro Dubrovka moscovita, se necesitaron medio centenar de terroristas chechenos para secuestrar a la mitad de espectadores. Arturo Pérez-Reverte, bendito sea, resaltó la inacción del Bataclan en un tuit histórico, "¿Y si los centenares de la discoteca se hubieran abalanzado sobre los del Kalashnikov...?" Le llovieron los insultos de la hipocresía reinante, gracias a lo cual acuñó otro mensaje a Europa digno del Borges, "huir solo sirve para morir cansado".

Adelante con los hechos. Si no hay demérito en correr, tampoco habrá mérito en enfrentarse al agresor armado. Así lo hicieron tres norteamericanos y un inglés de 62 años, que en agosto se abalanzaron sobre un pistolero fuertemente armado, en un tren salido de Amsterdam en dirección a París. Uno de estos viajeros, Spencer Stone, sufrió heridas en un brazo. En lugar de huir del peligro, el muy imbécil. El 11 de septiembre de 2001, los pasajeros del vuelo United 93 se rebelaron contra los terroristas de Al Qaeda que habían secuestrado el avión. Fallecieron impidiendo que el aparato se estrellara contra el Capitolio, lo cual hubiera multiplicado el número de cadáveres. Otro comportamiento poco virtuoso, por lo visto.

Más datos para los súbditos del victimato retratado ejemplarmente por Sánchez Ferlosio. La doctrina del "correr, esconderse, llamar a las autoridades" viene desmentida por las agencias de seguridad estadounidenses, que la sustituyen por el más complicado "correr, esconderse, luchar". Un vídeo producido por el FBI señala que los amenazados deben "comprometerse como último recurso a neutralizar al tirador, al margen de las consecuencias".

Pérez Reverte no necesita defensores, su inmensa coraza le protege de los dardos. Tampoco Miquel Barceló bajó la voz, para decretar que "la moda antitaurina me parece una estupidez". Son los últimos contrarians, en la doctrina fijada por Christopher Hitchens cuando retrató a los profesionales de llevar la contraria. Si todos pensamos lo mismo, todos acabaremos igual.

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