No perdamos la esperanza; si perdimos la Esperanza en Madrid no tenemos por qué perder la esperanza en el resto del país, aunque a veces sea complicado no perderla. Está el patio convulsionado por el lío catalán, pero es que uno atiende a los protagonistas de la convulsión y lo que extraña es que no la hayan liado más gorda. Artur Mas practicando un sálvese quien pueda; el Romeva luciendo alopecia con gafas de diseño horteras y argumentario hueco; el Junqueras, que cada vez que abre la boca confirma las sospechas; Rajoy que ya no necesita confirmarlas más y Pedrito Sánchez que no sabe si va si viene si sube o si baja. Sólo quedan dos opciones en las que la estupidez no esté aún acreditada, pero „seré agorero„ me temo lo de siempre; o sea, lo peor.
