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Velódromo de Tirador

El Veloz, la pista más antigua de España

El 10 de agosto de 1903 se inauguraba en Palma Tirador, un velódromo conocido como "El Veloz" - Cerrado hace años, Cort quiere protegerlo ahora dentro de la cuña verde

Manuel García, doctor en Historia Contemporánea por la Universidad de Barcelona, se ha enfrascado a lo largo de los últimos meses en una investigación peculiar: la de sacar a la luz la historia del Velódromo de Tirador. Muy cerca del Paseo Mallorca, en sa Riera, mirando a lo que fue el Canódromo, del que ya no quedan vestigios, El Veloz, su otra denominación, formó parte, durante más de un siglo, de la vida social y deportiva de Palma. Llegó a ser la instalación deportiva de referencia del ciclismo en pista, hasta el punto de organizar repetidamente campeonatos de España y obtener una repercusión mundial. No en balde Guillermo Timoner, seis veces campeón del mundo, era considerado "de la casa".

El doctor García cuenta que el 10 de agosto de 1903 se procedió a la inauguración del velódromo, que fue clausurado definitivamente en 1973 por un gobernador civil sobradamente conocido en la Mallorca de los años finales de la dictadura: Ramos Fernández. El velódromo de Tirador es el duodécimo más antiguo del mundo. Le preceden cinco en Francia, otros tantos en Reino Unido y otro en Hungría. Queda dicho que es el de mayor edad de los existentes en España, seguido del de Campos, inaugurado en 1935.

Su construcción se inició en 1898, el año del desastre, el de la pérdida de las últimas colonias ultramarinas del imperio español: Cuba, Filipinas, Guam y Puerto Rico. En la Palma de entonces, explica Manuel García, existía un sector de la población, una burguesía ilustrada, amante de las novedades y proclive a practicar deportes, porque era la moda hacerlo. Esa gente fue la que creó la sociedad Sport Balear en 1896, que adquirió los terrenos en los que dos años después se inició la construcción del velódromo, dado que la afición por la bicicleta había cobrado una inusitada fuerza en la Mallorca de finales del siglo XIX e inicios del XX. "La afición por la bicicleta se incrementaba incesantemente en la última década del siglo XIX -comenta Manuel García-, era un fenómeno en toda España, por lo que ya se construían velódromos. El primero en inaugurarse fue el de Felanitx, en 1892, aunque desapareció a los pocos años". "Lo que sucedía -prosigue- es que arrancaban con mucha fuerza, pero a los pocos años decaían hasta que quedaban relegados al olvido". Otros velódromos puestos en servicio en aquellos años fueron los de Manacor, Inca, Llucmajor y otro en Palma, en Son Espanyolet, construído en 1983. Ninguno de ellos subsistió mucho tiempo. Solo El Veloz mantuvo un notable cartel de actividades.

Sportman

¿Quiénes eran los que daban vida a la afición al ciclismo en los albores del siglo XX? García explica que se les llamaba "sportman". Se trataba de gente que, por lo general, disfrutaba de una posición económica desahogada, además de estar considerada como "gente excéntrica". "Era una clase media ilustrada -dice-, muy al tanto de las novedades que llegaban de Europa, y una de ellas, no de poca importancia, era la afición al deporte, a toda clase de deportes". Ese sector social fue el que dio vida a El Veloz, que tuvo como primer presidente a un gran aficionado al ciclismo, Miguel Mestre Font. Los socios practican el ciclismo, pero también el automovilismo y el tiro. "Fue un sector social que contribuyó a dinamizar la vida cultural, deportiva y social de Palma"; de la Palma de principios de siglo, una Palma que progresivamente abandonaba los corsés que la caracterizaron hasta entonces.

Tirador se convirtió casi de inmediato en el velódromo más importante de España. "La pista se construyó a conciencia -comenta García-, era una pista de gran calidad, que se codeaba con las mejores de las existentes en Europa". La pista tiene la peculiaridad de no ser ovalada, como la mayoría, sino más rectangular, más achatada, con las curvas considerablemente más cerradas que las de los otros velódromos, al tiempo que las rectas disponen de una longitud muy superior.

Hacia 1910, Tirador acoge los campeonatos de la Federación Española y solicita que se celebren en Palma los de Europa de 1915 y del mundo de 1917. Nunca llegaron a realizarse. En el verano de 1914 estalla la Primera Guerra Mundial. Europa se sume en una descomunal tragedia de la que solo saldrá en noviembre de 1918 con el balance de veinte millones de muertos. A pesar de que España se declara neutral, las actividades deportivas de carácter internacional quedan paralizadas por la contienda, lo que hace que Tirador se limite a acoger pruebas ciclistas nacionales. Era imposible, aunque parece que se intentó algo al respecto, que se pudiera llevar a cabo algún campeonato internacional con la participación de ciclistas de los países en guerra.

Las épocas en la que adquiere mayor realce, más fama, son las del primer tercio del siglo XX, hasta la década de los treinta, prácticamente hasta el inicio de la Guerra Civil, período en el que se llevan a cabo múltiples acto sociales y deportivos. En sus instalaciones era frecuente que se organizaran bailes, veladas culturales y, por supuesto, competiciones deportivas, que no se circunscribían únicamente al ciclismo, sino que abarcaban otros deportes, entre ellos el boxeo, hasta el extremo de que se celebró una velada de exhibición con la presencia de quien había sido campeón del mundo de los pesos pesados. En los años de la guerra estuvo prácticamente inactivo, no se llevaron a cabo pruebas ciclistas, al contrario de lo que sucedió con el fútbol, que no dejó de cobrar importancia.

La segunda época se inicia a partir de la década de los cincuenta y hasta mediados de los años sesenta. Es en esos años cuando Tirador se inserta plenamente en el calendario internacional del ciclismo en pista, fundamentalmente gracias a Guillermo Timoner, lo que no deja de ser paradójico, dado que por esos años la pista ya es vieja. Hacia 1965 se llega, dice Manuel García, al "punto de inflexión", al de la ya imparable decadencia que desembocará en la clausura en 1973.

Anoeta

En la decadencia de Tirador juega un papel decisivo la inauguración del velódromo de Anoeta en San Sebastián. Corre el año de 1965 cuando en el moderno velódromo vasco se organizan los campeonatos del mundo de ciclismo en pista con un gran éxito. Lo ocurrido da la puntilla a El Veloz, que ya no consigue volver a ser la pista de referencia española, deja de ser el velódromo imprescindible. La inauguración de Anoeta coincide con el hecho de que en él Guillermo Timoner gana su sexto y último campeonato del mundo.

Entre las citas memorables que tuvieron lugar en Tirador cabe citar una en 1928 en la que se presentó la primera mujer ciclista de Europa. Se trataba de Alfonsina Strada, una mujer de la que se decía que se había adelantado a su tiempo, lo que en buena medida se correspondía con la realidad. Había participado en dos Giros de Italia. Viajó a Palma para participar en unas pruebas de exhibición junto a corredores masculinos, concretamente un danés y un norteamericano. La expectación que se levantó fue enorme. Las gradas de Tirador quedaron abarrotadas de público deseoso de ver en acción a Alfonsina Strada. Se cruzaban apuestas sobre si sería capaz de ganar a sus contrincantes masculinos a pesar de que se trataba de un torneo de exhibición. No consta qué sucedió en la pista, pero sí se sabe que durante días la presencia de la ciclista italiana fue unos de los temas de conversación recurrentes en Ciutat, y en no pocos ámbitos sociales, evidentemente los más retrógrados. Se consideraba una procacidad que una mujer disputase una competición ciclista con hombres. Parece que incluso en algún púlpito el asunto fue calificado de poco menos que abominación. Para alguna sotana el morbo que se generó en Palma era inadmisible.

Años antes, en 1917 se ofreció la citada velada de boxeo con la participación de Jack Johnson, antiguo campeón mundial de los pesos pesados. El gentío que se congregó en Tirador fue tan espectacular como el que una década después se daría cita para ver a Alfonsina Strada sobre la bicicleta. El boxeador norteamericano no defraudó: tumbó a su adversario después de unos cuentos asaltos en los que mostró al público sus habilidades. Se trataba de un combate preparado, lo que era conocido por todos, al ser de exhibición, pero al público no le importó.

Titularidad privada

El Velódromo de Tirador siempre fue de titularidad privada, nunca entró capital público, lo que, a la postre, según Manuel García, ha sido decisivo para garantizar su conservación, "fue lo que le permitió sobrevivir", afirma, precisando que "las administraciones no pudieron hacer con él lo que seguramente habrían hecho de ser de su propiedad: eliminarlo". Pero su decadencia, ya apuntada, se hizo insostenible en los primeros años de la década de los setenta. Para entonces, la pista se había deteriorado considerablemente sin que la sociedad propietaria dispusiera de la necesaria capacidad económica para proceder a su conservación. Esa fue la razón aducida por el gobernador civil Ramos Fernández para ordenar su clausura. El Veloz cerró sin que nadie acudiera en su auxilio, y así ha permanecido en los cuarenta años transcurridos desde entonces. "Es un milagro que aún exista -asegura Manuel García- , porque en los años sesenta el proyecto del alcalde Máximo Alomar de cubrir sa Riera estuvo a punto de llevárselo por delante. La iniciativa no prosperó y Tirador se salvó. En estos años se intentó construir sobre el velódromo un pabellón de deportes, pero falló la financiación y nuevamente la pista escapó de la destrucción".

Otra de las ocasiones en las que estuvo a punto de desaparecer fue cuando se procedió a abrir la actual calle de Miquel de los Santos Oliver. La expropiación de unos terrenos de la sociedad propietaria de Tirador hizo que ésta se viera con capacidad económica para llevar a cabo sus proyectos, pero se topó con que la normativa urbanística impedía hacer lo que deseaban. Resultado: el velódromo escapó de la piqueta, y así, una y otra vez, la pista, casi de milagro, ha logrado sobrevivir hasta hoy, a pesar de encontrarse en una de las mejores zonas de Palma.

Protección

La situación del viejo Tirador parece que esta a punto de cambiar, de dar un giro de 180 grados que garantizará su definitiva protección. El Ayuntamiento tiene el proyecto de protegerlo procediendo a su catalogación como zona deportiva, insertada en la cuña verde, al igual que los terrenos en los que se asentó el Canódromo, del que no queda ningún vestigio reconocible.

La protección que a El Veloz quiere brindarle Cort posibilitará la rehabilitación de la pista, a fin de dejarla en condiciones para la práctica del ciclismo. Quién sabe si en pocos años nuevamente se verán campeonatos similares a los que un siglo atrás se llevaron a cabo. La afición por el ciclismo no parece haber decaído en Mallorca. Sigue siendo un deporte que obtiene una aceptación bastante generalizada. Está por ver que Tirador consiga ser lo que fue en sus épocas de esplendor, cuando Guillermo Timoner señoreaba el ciclismo en pista, en su modalidad tras moto, o cuando El Veloz acogía actos de diferente índole, tanto sociales como deportivos. Los tiempos son otros, muy diferentes, pero, sin duda, la decisión de Cort de proceder a la protección del velódromo es una buena noticia. La pista más antigua de España, una de las más antiguas del mundo, después de haber sobrevivido a trancas y barrancas merece tener la oportunidad de volver a ser lo que fue. El doctor Manuel García, que ha documentado su historia, afirma que Palma ganará mucho si preserva definitivamente Tirador, si lo inserta en los nuevos proyectos urbanísticos de la zona en la que está ubicado, en la cuña verde que aguarda a ser una realidad. "Tirador ha de ser definitivamente protegido", afirma tajante Manuel garcía. "Su historia lo merece", concluye.

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