Días después de aparecer unos informes avalados por la OMS, en los que se atribuía a las carnes rojas y a las procesadas, ser la causa de varios tipos de cáncer, parece que va matizando la información y lo que se recomienda es evitar un consumo excesivo.
Sería interesante conocer la estadística de esta temida enfermedad en países como Alemania, Estados Unidos o Argentina, donde se consumen -en los dos primeros- grandes cantidades de carne procesada y sabrosos y abundantes asados criollos en el tercero; y comparar esta estadística con la de países donde su consumo es mucho más reducido.
Los informes loaban la bondad de la dieta de nuestra cocina tradicional (llamada habitualmente mediterránea), basada en un mayor consumo de verduras, frutas, pescado, cereales, legumbres, etc. El Dr. Marañón explicaba la vejez prematura y la enfermedad de gota, frecuentes en la Baja Edad Media entre la alta sociedad española, por un exceso en el consumo de carne, ya que significaba el 44 por cien de su presupuesto alimentario, mientras que el pan no excedía del 18 por cien. En los estamentos inferiores, no los más pobres, el consumo de carne era muy escaso y su alimentación se basaba en el pan, con frecuencia de mestall (mezcla de trigo y cebada), vino, pescado seco, legumbres, higos y aceitunas. La bondad de su dieta estaba en un equilibrio que se truncó hace pocas décadas.
