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Tribuna

¿Por qué se aprobaron los proyectos de importación de CSR?

Balas de CSR transportadas en barco.

El pasado 14 de octubre, el Boletín Oficial de las Cortes Generales publicó el Informe de la Ponencia de estudio para la evaluación de diversos aspectos en materia de residuos y el análisis de los objetivos cumplidos y de la estrategia a seguir en el marco de la Unión Europea, constituida en el seno de la Comisión de Medio Ambiente y Cambio Climático del Senado. En el documento textualmente se afirma que "En España estamos enterrando energía [€] un CDR o un CSR pueden ahorrar combustibles fósiles, reducir las emisiones, reducir el coste energético. [...] Vamos a generar residuo siempre, luego tener energía a partir de residuos es una opción que debería apoyarse".

Esa afirmación no nos sorprende en Mallorca, más bien todo lo contrario, ya que es lo que se hizo durante la legislatura anterior y con un éxito total respecto a las expectativas creadas inicialmente. Como viene ocurriendo estos últimos años, la isla se muestra como puntera en materia de gestión de residuos. Permítanme repasar los datos objetivos.

El transporte de combustibles sólidos recuperados (CSR) es una práctica habitual perfectamente regulada dentro de la Unión Europea y constituye un mercado creciente del que se benefician los países más desarrollados en materia de tecnología ambiental. Alemania, Holanda, Dinamarca o Suecia son algunos de los principales importadores de ese CSR para su tratamiento y obtención de una energía que se considera renovable en un cincuenta por ciento.

En Mallorca disponemos de uno de los modelos de tratamiento de residuos más avanzados del mundo, con una particularidad que lo diferencia de la mayoría de los demás: la estacionalidad de la economía ha obligado a diseñar un sistema capaz de atender unas elevadas puntas de población que sólo se pueden producir en uno los principales destinos turísticos de sol y playa del mundo. Los residuos que entran en las plantas de tratamiento en los meses de julio y agosto casi duplican los recepcionados en el mes de febrero. Por tanto, es lógico que en temporada baja el sistema tenga una capacidad excedentaria, tal y como sucede, por ejemplo, con el aeropuerto de Palma, las carreteras o las infraestructuras que garantizan el suministro eléctrico en los meses de máxima demanda.

El Consell de Mallorca, en la anterior legislatura, apostó por importar y tratar CSR con el objetivo de optimizar el uso de las líneas de incineración. El CSR no es basura ni se destina a vertedero, eso es rotundamente falso. Por tanto, ni hemos sido, ni somos, ni dejaremos de ser el femer de Europa. El CSR se obtiene de procesar la basura para mejorar sus características como combustible. El resultado son balas estancas de residuos que permiten su transporte y manipulación de manera sencilla y no contaminante.

Las más de 90.000 toneladas de CSR importadas y tratadas en la isla han supuesto multitud de beneficios para nuestra sociedad. En primer lugar, la congelación de la tarifa final que pagamos todos los mallorquines. Sin la importación del CSR, ese logro de la legislatura pasada no hubiera sido posible. No fue ese el único beneficio de esta iniciativa. Por su incidencia en la sociedad, me gustaría destacar dos: el aumento de la producción de energía renovable y la diversificación de nuestra economía productiva lo que contribuyó a dinamizar algunos sectores fuertemente castigados por la crisis como el de la actividad portuaria o el transporte por carretera, con la consiguiente generación de puestos de trabajo.

Los resultados ambientales, que se hicieron públicos en la Comisión de Seguimiento donde participan grupo políticos, ecologistas, vecinos y otros representantes de la sociedad civil y que están disponibles en la web del Consell de Mallorca, muestran que la incidencia del tratamiento del CSR en la planta es nula y las emisiones de la misma siguen estando muy por debajo de los valores máximos permitidos por la normativa.

Analizado desde la distancia, el argumento que se utilizó en su momento sobre un hipotético perjuicio para la imagen turística de Mallorca se muestra ahora completamente ridículo cuando el éxito de la temporada turística ha sido rotundo durante estos últimos años, obteniéndose los mejores resultados en décadas.

En definitiva, la importación de CSR ha supuesto para Mallorca la oportunidad de generar riqueza, no ha requerido de inversiones adicionales y, además, ha beneficiado al bolsillo de los contribuyentes.

(*) Consellera del PP en el Consell de Mallorca

Exconsellera insular de Medi Ambient

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