Dice la OMS que comer carne puede resultar cancerígeno. Después de, en 1956, difundir la especie de que fumar como una chimenea causaba cáncer, la comunidad científica, no sintiéndose satisfecha con ello y con haber conseguido que esté prohibido fumar excepto en medio del campo, la emprende ahora con el jamón serrano y el entrecot. Prepárense los que lleguen, porque dentro de 60 años estará prohibido comer solomillo en el interior de un edificio. Las dietas veganas van a acabar imponiéndose por la vía de la prohibición. Mientras tanto, y pensando en la cantidad de carnes que ya me he metido entre pecho y espalda, un servidor no piensa hacerles ni puñetero caso. Ni puros, ni vino, ni jamón. Conclusión: vivir es cancerígeno.
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Los puntos sobre las uves