Nuestra historia como pueblo diferente, como pequeño Regne en mig del mar (y no mero apéndice de un país mayor) puede seguirse y constatarse a través de la antropología y la gastronomía; la cocina edificada sobre los pilares de lo cercano e imprescindible antes que en lo superfluo. Pequeños episodios personales, como el de Joan Vicens Sastre, en Joan de Bini, nos enseñan tanta historia como un libro de texto. Su relato breve nos acerca a conocer de donde venimos y quienes somos.
Su abuelo hizo fortuna en Francia con el comercio de la fruta (fuimos emigrantes). De vuelta a la isla, adquirió el predio de Bini, que comprende desde el Puig Major hasta Cala Tuent. "En Francia había aprendido la técnica para elaborar vino y, como teníamos viña, lo producíamos en la finca. Nada más terminar el curso, cogíamos las mulas e íbamos al pueblo a proveernos de arroz y bacalao, que cambiábamos por aceite (€) debíamos ser autosuficientes porque con la llegada del invierno podíamos quedarnos un mes aislados por la nieve (€) una vez por semana íbamos a dar de comer a las bèsties y a las ovejas bacives (que no criaban). Segábamos en junio y en verano buscábamos pastos en otras latitudes para el ganado: Esporlas, Bunyola€" Existía la trashumancia en Mallorca. "En Bini se cultivaban cereales, fruta, viña y ganado. Los olivos no crecían en la parte más alta de las montañas€"
