-¿Cómo andamos, monseñor?
-No le voy a decir que me llame Monse, que luego se me viene arriba.
-¿Qué tal su misión en Valencia?
-Gente muy de orden los valencianos. Un poco más de orden antes. Los que mandan ahora en Valencia son un poco descreídos. Carne de Purgatorio, no le digo más.
-¿Qué explicación tiene que usted se pusiera aquella túnica tan larga?
-Eso que usted llama túnica larga es una Capa Magna, y se usa para ordenar sacerdotes como Dios manda.
-¿Y es necesario que sea tan larga?
-Necesario no es, ¿pero a que me quedaba bien?
-Ya el papa Pablo VI recomendó no usar esa prenda por considerarla excesiva...
-Pablo VI era prácticamente comunista. Por su culpa ya no decimos las misas en latín. Además, depende. En mi caso, y dada mi estatura, la capa magna resalta mi grandeza.
-Será su pequeñez...
-Excomulgando soy un hacha, se lo advierto.
-Pues el papa Francisco ya ha dicho que no le gusta el boato.
-Pues a Videla no le decía nada. ¡Tan progre que nos ha salido el jesuitón ese!
-¿No resulta usted un poco... perdón... exageradamente conservador?
-Lo único que pretendo es que se hagan las cosas como Dios manda. Y aquí estoy yo para transmitir lo que Dios manda, por supuesto.
-Explíqueme otra vez su opinión sobre la pederastia en la Iglesia...
-Mire. Hay cosas que no son para tanto, y en la prensa se sacan mucho de madre. Lo de los abortos sí que es terrible, y con esos sí que no hay duda sobre si son menores o no.
-Recientemente ha dado usted su opinión acerca de los refugiados que vienen de Siria...
-Ja, de Siria. Ya lo he dicho. Esos refugiados son el Caballo de Troya de los sarracenos para acabar con nuestra maravillosa cultura europea. Estos lo que quieren es ir poco a poco minando nuestra firmeza y someternos completamente a la religión... ¡Y no nos damos cuenta!
-Bueno, en buena medida es lo que ustedes los obispos y cardenales llevan intentando hacer toda la vida...
-Sí, pero con una diferencia: nuestra religión es la verdadera. Lo dice el catecismo. Quieren a Europa sometida
-Pues el papa Francisco no está muy de acuerdo con eso, y dice que cada parroquia debe alojar a una familia de refugiados. ¿Cuántos ha alojado en la suya, monseñor?
-Le voy a decir una cosa: excomulgarle me parece suave. Y le diré más, ¡cuánto hemos perdido quitando la Santa Inquisición! Ya no hay tradición.
