Nuestra historia, llena de paisajes brillantes y épicos, junto „como es natural„ con páginas menos admirables, está integrada no solamente por los grandes "episodios nacionales", sino „y especialmente„ por pequeños fragmentos de las personas que mantienen viva la memoria.
Es el caso de Pere Joan Pascual Vidal, pescador ya retirado más por la enfermedad „de la que se recuperó„ que por los avatares del mar. Nacido en la Colònia de Sant Jordi, vivió años difíciles. "Cuando nací, vivían en sa Colònia no más allá de una docena de familias de pescadores y hortelanos". Su padre le inició pronto en las labores del mar. Con él solía pescar entre el Cap Salines hasta el Cap Blanc, pero si el tiempo lo permitía, llegaban hasta Cabrera. Dadas las circunstancias (el aislamiento internacional del régimen de Franco) "€Como el carburante siempre escaseaba mi padre iba a Cabrera a vela y a ratos, a remo".
Cuando se producían temporales no se faenaba a veces durante semanas, "€y los pescadores varaban sus barcas, con la sola ayuda de dos tablones de madera."
No cabían normas escritas, ni se precisaban disposiciones de rango superior: "Cada uno sabía hasta donde tenía permitido trabajar y había un respeto mutuo." En una sociedad en la que apenas existía el dinero para la gente humilde "mi madre cambiaba pescado por hortalizas y criar un cerdo era vital para cualquier familia".
