-¿Qué tal, don Rompesuelas?
-Ahora ya más descansado.
-La cosa no acabó bien...
-¿Cómo va a acabar bien con la lista de espera que hay para ir al veterinario? No es normal que en ese tipo de festejos no haya veterinarios. Y no lo digo por mí, que ya les vale, sino también por los caballos que me perseguían, que se podían torcer una pezuña.
-Eso siempre que usted no les metiera un cuerno.
-Me pedía más el cuerpo metérselo a los de arriba, y no en cualquier sitio.
-Esta vez había mucha gente que le defendía...
-Y yo se lo agradezco, pero la próxima vez que se les distinga bien, que uno sale y no sabe si cornear a unos o a otros. Y recuerden que los toros somos daltónicos.
-El alcalde de Tordesillas dice que lo del Toro de La Vega es una tradición...
-Pues el Toro de La Vega le dice al alcalde ése que también era una tradición quemar herejes, fusilar rojos, empalar infieles€ Hablando de empalar, ¿le he dicho ya por dónde le metería yo el cuerno al alcalde y a toda la corporación municipal de Tordesillas?
-¿Cuando uno es toro de lidia qué le resulta más atractivo, palmarla en una plaza de toros o en el Toro de La Vega?
-Me está empezando a parecer que es usted imbécil.
-No se ponga así, hombre.
-De hombre nada€ Es lo mismo que si yo le preguntase por donde le apetece más una cornada, por delante o por detrás. Y ya le digo que me está entrando una querencia...
-El tipo que le lanceó ha sido descalificado...
-Desde que era becerro nunca he visto a nadie más memo y más cobarde y rastrero. Porque no habrá próxima vez, pero ahora que ya he aprendido, el que lo iba a descalificar era yo. Y a ese sí que lo tendría que ver el veterinario.
-¿Qué le diría usted al Toro de La Vega del año que viene?
-Primero, que se meta por la primera calle que encuentre y no le haga caso a los jinetes, y después que embista como un poseso. Hasta que se harte. Si tiene la oportunidad, que se meta en alguna casa y no pare de cornear gente.
-Pero si hace eso, lo matará la Guardia Civil de un tiro.
-Le van a matar igual, y al menos así se habrá llevado a unos cuantos por delante y se habrá reído un poco.
-Hay quien dice que los toros de lidia viven estupendamente antes de ser sacrificados...
-Mejor vive el alcalde de Tordesillas y no parece que haya intenciones de sacrificarle. Aunque no sé yo si esa carne estará buena.
-Finalmente, no era usted para tanto...
-¡Qué valientes son ustedes cuando el toro ya está muerto!