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Oblicuidad

Europeos, culpables por definición

Europeos, culpables por definición

Se me había descontado una de las lacras que me adornan como presunto europeo, hasta que la prensa solícita alertó contra el rebrote del "antisemitismo" en España. Curiosa acusación, en un país donde ni un solo ciudadano carece de antepasados de extracción semítica. En todo caso, esta culpa sobrevenida compensaba la caída de las reservas de "islamofobia", no compensadas íntegramente por la imputación de "colonialismo" al continente entero.

Europa reposa en el sueño capitalista de que puedes prosperar satisfaciendo las necesidades del prójimo. Hay formas más altruistas de convivencia, como el anarquismo o el cristianismo primigenio. Sin embargo, ambas quedarían teñidas por el oprobio del populismo, puestos a citar la tentación de moda que completa la vergüenza de ser europeo.

La UE debería calcular el coste económico del sentimiento perpetuo de culpa, ya que no se atreve a evaluar su traducción anímica. Cuando una pareja de islamistas atentan contra Charlie Hebdo, se advierte a millones de personas que no saben manejar un kalashnikov de que sus actitudes desencadenaron la tragedia. La propagación del pecado colectivo acaba por abarcar a los asesinados, que se habían limitado a aplicar la terapia de la risa.

Si el dictador Assad descuartiza Siria con la impagable colaboración del Ejército Islámico, los europeos son culpables porque hace un siglo trazaron las líneas equivocadas en Mesopotamia. Si el crimen no ha caducado en cien años, ninguna reparación puede anularlo. Esta responsabilidad infinita e imprescriptible puede excitar paradójicamente la voluntad de desentenderse, con lo que empeorarán los problemas encriptados por Europa y que nadie más sabe resolver.

Ni un día sin su afán culpable. Cuando las portadas no generan delitos suficientes, se aplica la doctrina de Minority report para asignar odios venideros, como en "el riesgo de un repunte de la xenofobia". De nuevo, la asfixia del atolladero afianzará la percepción de pueblo maldito, para instalar la fatiga de la compasión al soportar una culpa excesiva.

Los millones de europeos son hijos de las siete madres procedentes de tres clanes africanos. Queda así descalificada cualquier inclinación elitista, pero también la culpabilidad por definición. Europa tendría que multiplicarse para abastecer las fobias que se le atribuyen. Cuenta además en la crítica con un eficaz antídoto contra el odio, porque lo desactiva. Por desgracia, también las actitudes discrepantes han caído bajo sospecha.

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