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Medio ambiente

De tirar a usar (IX)

Incluso de lo que el ciudadano no deposita en los contenedores de recogida selectiva se obtienen unos subproductos que pueden ser reutilizados

Construcción del acceso al Molinar donde se utilizó escoria procedente de la incineradora.

Ecoembes, organización dedicada la recuperación y el reciclaje de los envases de plástico, las latas y los briks (contenedor amarillo) y los envases de cartón y papel (contenedor azul) en toda España, editó hace dos semanas un video titulado "25 excusas para no reciclar". En la pieza, de apenas dos minutos, se reflejan cuáles son los pretextos habituales que, según la organización, los españoles ponemos para no reciclar: "Yo no reciclo porque así hay más trabajo para la gente que separa las basuras"; "Ya, para qué, si luego lo mezclan todo": "Mi piso es muy pequeño y no tengo espacio" o "El contenedor está muy lejos", son alguna de ellas.

Sea por estas excusas o por cualquier otra, lo cierto es que a día de hoy el volumen de residuos que no se recicla en Mallorca es importante. Según los datos de 2014, en Mallorca se generaron 528.875 toneladas de residuos urbanos, de las que se recogieron de forma selectiva 26.581 toneladas de papel y cartón, 22.103 de vidrio, 12.719 de envases ligeros y 28.345 toneladas de residuos orgánicos. Cada uno de ellos siguió su propio camino de reciclaje. El resto, 439.127 toneladas, tuvo como destino la incineración. Es decir, los ciudadanos, mediante su separación en origen, lograron que se reciclara el 17 % de los residuos. Muy lejos del objetivo del 50 % de reciclaje que se marca la Unión Europea para el año 2020. Pese a ello, desde Tirme, empresa concesionaria de la gestión de residuos urbanos de Mallorca, se apunta que "si a esos datos de recogida selectiva se les suma el compostaje de lodos y la reutilización de los subproductos procedentes de las escorias, el reciclaje en Mallorca se sitúa en un 40%".

Todo lo que el ciudadano no deposita en alguno de los contenedores de recogida selectiva de vidrio, envases ligeros, papel y cartón o materia orgánica, tiene como destino la planta de valorización energética de Son Reus. "La incineración es un proceso de tratamiento térmico de residuos mediante oxidación completa y la transformación en una corriente gaseosa con recuperación de energía. En el caso de la planta de valorización energética de Mallorca, se aprovecha la energía en forma de electricidad que, posteriormente, es vertida a la red general", explica Joan Mateu, jefe del departamento de Relaciones Institucionales y Comunicación de Tirme. Durante el pasado 2014, la instalación generó 303.126 mWh de energía y vertió a la red 255.474 mWh. La diferencia se utilizó en el funcionamiento de la instalación. "Nuestra producción eléctrica actual corresponde al consumo de unas 50.000 viviendas tipo, aproximadamente", añaden desde empresa.

En Mallorca, las dos primeras líneas (hornos) de incineración entraron en servicio en marzo de 1997, después de varios meses de pruebas. La capacidad de tratamiento de estas líneas es de aproximadamente 300.000 toneladas al año. Actualmente se cuenta con dos líneas más con una capacidad de tratamiento de 430.000 toneladas al año. En total, 730.000 toneladas anuales. "Gracias a esta circunstancia se puede afirmar que en Mallorca se ha alcanzado el vertido cero de los residuos que entran en el sistema", se asegura desde la empresa concesionaria. Todos los residuos generados en Mallorca y que no se han seleccionado en origen, tienen como destino la planta de valorización energética y no el vertedero.

Lo que se obtiene

Derivado del proceso de incineración se producen varios subproductos: cenizas, escoria férrica y no férrica y escoria mineral. En cuanto al primero, las cenizas terminan en el depósito de seguridad de Son Reus mezcladas con cemento. Las escorias férricas y no férricas se reciclan después de su envío a una fundición. En cuanto a la escoria mineral, también tiene se reutiliza. Este material está constituido por fragmentos de cerámica, baldosas, porcelanas, ladrillos, mortero, hormigón, rocas y vidrio, productos que no pueden ser valorizados energéticamente y que se obtienen al finalizar el proceso de incineración. Un residuo clasificado en cuatro granulometrías diferentes: de 0 a 10 milímetros, de 0 a 20, de 10 a 20 y de 20 a 200 milímetros.

¿Qué aplicaciones tiene? "Los ecoáridos, que así es como los denominamos, en sus diferentes granulometrías tienen infinidad de aplicaciones tanto en construcción civil como en edificación. En Mallorca, que se está siendo puntera en el uso de este material reciclado, se ha ensayado en lecho y cubrición de tuberías; rellenos, drenajes y trasdós; bacheado y base de caminos y como sustituto de zahorras, entre otros", explica Joan Mateu. A ello se le añaden otras aplicaciones como base para la ejecución de carriles bici, prefabricados de hormigón no estructural y de aglomerados asfálticos o de Clínker. "Y todo se puede ejecutar porque este material reciclado dispone de certificado CE para su aplicación en áridos de capas granulares y capas tratadas con conglomerantes hidráulicos para su uso en capas estructurales de firmes", añade Mateu.

A día de hoy, el volumen anual de escorias que pueden ser reutilizadas mediante este sistema ronda las 100.000 toneladas anuales. Una cifra que no llega al 2 % del árido utilizado anualmente en la isla. La mayoría de este subproducto se ha utilizado en la construcción del segundo cinturón y el nuevo acceso al Molinar de Palma. "Hoy ya hay pliegos de alguna obra pública que se han licitado recientemente, como la nueva rotonda a la carretera de Sóller a la altura de Palmanyola, que valoran la utilización del ecoárido como uno de los materiales a utilizar en diferentes capas de las carreteras", explica Joan Mateu.

Según se asegura desde Tirme, "en el uso de ecoáridos, el compromiso social y ambiental es más importante que la rentabilidad económica. No hay que olvidar que se enmarca dentro de los objetivos fijados por la Unión Europea". Hacen referencia a uno de los objetivos que está llevando de cabeza a las administraciones locales: el 50 % de los residuos de aquí a cinco años. "Mallorca ha optado por un modelo de gestión que ha logrado alcanzar el vertido cero desde el año 2012. Todos los residuos generados en la isla, o bien se tratan en la planta de valorización energética de Son Reus o bien se reciclan", detalla Joan Mateu.

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