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Guillem d´Efak

Mallorca homenajea a uno de sus cantautores

Mònica Pastor, viuda de Guillem d´Efak, recuerda al poeta y cantante a los veinte años de su muerte, cuando el Consell de Mallorca le ha otorgado la medalla de oro

Mònica Pastor conoció a Guillem d´Efak en Barcelona, en los años finales del franquismo, allá hacia 1973. La funcionaria del Parlament dice que "fui su última mujer". Se casaron en 1984, poco después de aprobarse la Ley del Divorcio auspiciada por el entonces ministro de Justicia de UCD Francisco Fernández Ordóñez, quien acabaría siendo ministro de Exteriores con Felipe González. Mònica cuenta que Guillem fue un padre enormemente cariñoso. El suyo constituyó un matrimonio "estupendo", truncado al morir Guillem a causa de un cáncer en 1995. Ahora, dos décadas después, el Consell de Mallorca le ha concedido la máxima distinción de la Isla.

La biografía de Guillem d´Efak es peculiar. Nació en la antigua colonia española de Guinea Ecuatorial, el actual feudo del dictador Teodoro Obiang, en 1930. Su padre, el manacorí Antoni Fullana, era un guardia colonial, cuerpo adscrito a la Guardia Civil, destinado en la posesión española desde hacía bastantes años. La madre, a la que nunca conoció, era una guineana de la tribu Fang, la mayoritaria en Guinea, al parecer hija de uno de los jefes tribales. Guillem apenas había cumplido los dos años cuando el guardia colonial decidió trasladarse a Mallorca: cogió a su hijo y se marchó. Guillem d´Efak jamás volvió a Guinea. Su viuda recuerda que muchas veces le dijo que si iba le podía gustar tanto que igual no regresaba a Mallorca. Por lo que fuere, no volvió a Guinea y acabó por perder cualquier rastro de su madre. Mònica explica que durante mucho tiempo Guillem remitía remesas de dinero a la madre, cosa que hizo hasta que le dijeron que nadie podía certificar que lo recibiera. "Nunca pudo saber nada sobre la familia de su madre", asegura Mònica Pastor. Guillem d´Efak estudió Magisterio, aunque no ejerció. "Cuando lo conocí ya estaba metido en el mundo de la música, en el que se había iniciado en la década de los años sesenta, en Barcelona", explica su viuda. Añadiendo taxativamente que "Guillem tenía muy claro que era un mallorquín de Manacor, un ciudadano de los Países Catalanes, un europeo". Al preguntarle si en un referéndum habría votado a favor de la independencia de Cataluña responde que "rotundamente, sí; igual que yo".

Homenaje en el Auditorium

Considera que veinte años después de su muerte, tiene el reconocimiento que merece. "La medalla de oro del Consell de Mallorca es una prueba de ello", asegura, añadiendo que "lo más bonito que se le hizo en vida fue el homenaje que se le organizó en el Auditorium, en junio de 1994, ocho meses antes de su muerte, porque se reunieron para reconocer su carrera cantantes comoSerrat, Lluis Llach, Marina Rosell y Ovidi Montllor, entre muchos otros". "Por cierto -recuerda Mònica-, Ovidi, uno de sus grandes amigos, murió tan solo un mes después de Guillem, a causa de un cáncer de garganta, pero así y todo estuvo en el Auditorium y cantó". "Todavía me estremezco al recordar su llamada de teléfono para darme el pésame, fue muy emocionante, porque él también se estaba despidiendo", dice.

Fue en 1956 cuando Guillem d´Efak publicó su primer libro de poemas, "El poeta i la mar", dentro de una colección dirigida por quien sería otro de sus amigos, Josep Maria Llompart de la Peña. En esta época viajó a Francia para trabajar en la vendimia y como minero, experiencia que le lleva a publicar, en 1966, "El poeta i la mina". Al regresar a Mallorca ejerce diversos oficios. Dada su fama de bohemio, que cultivó con entusiasmo, y el color de su piel se convirtió rápidamente en uno de los elementos más destacados de "La Cubana", donde adapta nuevas letras a las canciones populares. Son sus amigos, Josep María Llompart, Miquel Riera y Vidal Alcover quienes le animan a ser partícipe de la Nova Cançó, que habían iniciado en Barcelona, al empezar la década de los sesenta, "Els Setze Jutges". Guillem d´Efak se convierte finalmente en un cantante catalán profesional actuando en numerosas ciudades del Principado. Desde 1965 vivirá ininterrumpidamente quince años en Barcelona. En 1966 inaugura, en la calle Tuset, ´La Cova del Drac´, local en el que se hacen representaciones teatrales y recitales de la Nova Cançó.

Su viuda comenta que progresivamente abandonó la canción para dedicarse otra vez con intensidad a la literatura así como a la promoción teatral y musical. En 1969 ganó el premio Carles Riba de poesía. Guillem d´Efak regresa definitivamente a Mallorca en 1980 en compañía de Mònica Pastor, quien dice que "ya no se moverá de la isla". Trabaja como guía turístico dedicándose de lleno a la literatura. En estos años publica "Poeta en bicicleta" y la obra de teatro en defensa de la naturaleza "Fum, fam, fems". Mònica afirma que "en ningún momento dejó de lado su compromiso político y social, siempre lo tuvo presente, porque consideraba que era esencial para salvaguardar la identidad catalana". Volvió a Mallorca porque en 1980 estimó que en Cataluña el trabajo estaba hecho, dado que se había restaurado la Generalitat. Nada más volver estrenó la obra "Siau qui sou", rapsodia que con canciones cuenta la historia de Mallorca constituyendo una proclama a favor de la identidad mallorquina.

Bartomeu Mestre, su biógrafo, publicó el libro "Balada d´en Guillem d´Efak", en el que se recoge la entrevista que en 1965 le hizo la revista ´Signo´. Al preguntarle si se considera blanco o negro responde: "mallorquín". Otra pregunta: "¿Serías diferente de no tener ascendencia negra"? La respuesta es la siguiente: "Sería más constante. Hago las cosas mientras me divierten y después cambio". En 1965 Guillem d´Efak tiene muy claro su identidad ideológica. La respuesta que ofrece a la pregunta de qué público prefiere, el mallorquín o el catalán, no deja espacio para la duda: "El catalán sin duda", especifica, precisando que "el mallorquín no reacciona, no llega al entusiasmo. Yo también soy así. El mejor éxito en Palma lo he tenido con público inglés. He recibido cartas entusiastas de personas que no entienden nuestra lengua. La canción española no existe. Hay sí, la gallega, la vasca, la catalana". Conviene volver a recordar que esas declaraciones las hace a mediados de la década de los sesenta, en plena dictadura franquista.

El bruixot

Guillem d´Efak era conocido con el apodo de "el bruixot". Según su biógrafo el apodo se debió a que poseía un aspecto mágico. "Siempre decía -escribe Mestre- que la montaña que hay en Manacor era mágica y que por ello era el pueblo con más escritores en catalán por kilómetro cuadrado de toda la nación catalana". De hecho, su obra inacabada lleva por título "Rondalla de rondalles", en las que los personajes son brujos y hadas. Era su mundo mágico. Todavía hoy, cuando sucede algo extraño en Manacor, no son pocos los vecinos que afirman que "eso es cosa del bruixot".

Para Mònica su marido era un hombre "lleno de inquietudes, que sentía un gran amor por su tierra, y deseaba transmitarlo en su obra, tanto con sus canciones como en sus libros de poemas". "Guillem hasta su muerte fue muy coherente con la que creía -afirma-, en ningún momento traicionó sus ideales, sino que hizo todo lo que estuvo a su alcance para divulgarlos y defenderlos".

Bartomeu Mestre asegura que "Guillem d´Efak daba miedo porque él no tenía ninguno". Lo define como un "pensador profundo, pero imprudente", dice que "trabucà el carro" de la impertinencia contra los sectores sociales que "s´amagaven rere la roca". Añade que estamos ante un "pedagogo provocativo, sincero en sus tesis", por lo que nunca fue del gusto del sistema. "Con un pensamiento libre y culto, con una ética hecha a su medida, con una capacidad analítica singular, fue señalado con el dedo por la gente instalada en la anemia intelectual del poder establecido", enfatiza su biógrafo, quien destaca que Guillem siempre fue un espíritu libre, sin ataduras.

El impacto que tuvo Guillem d´Efak fue analizado por buena parte de los intelectuales y escritores catalanes de la década de los sesenta. Maria Aurèlia Capmany, Vidal Alcover, Joan Fuster, Joan Oliver..., son algunos de los que se hicieron eco del éxito que el cantante estaba teniendo en el Principado. Josep Pla dijo de él, cuando participó en el ´Gran Premi del Disc Català´ de 1965 que "en general las personas de ambos sexos que se presentaron ante el micrófono fueron un poco precarias de vitalidad vocal y de personalismo. Una excepción: se presentó un mestizo mallorquín, que tiene una magnífica, prodigiosa voz y el tono general de la canción de nuestros días. Fue el intérprete que gustó más ". Y añade: "una canción titulada "La mort d´en Roca" sobre un romance mallorquín del siglo XVIII de Manacor me pareció estupenda. Es un documento a añadir a la irrisoria concepción de Mallorca como isla de la calma. Excelente pieza que el joven mallorquín mestizo (de negro) desarrolló con sentido de la emoción y de la sensibilidad de elevada categoría".

Despedida de Mònica

Guillem d´Efak murió el miércoles 15 de febrero de 1995. Llevaba casi dos años luchando contra el cáncer. Parece que en Palma se prudujo un fallo en el diagnóstico de los médicos y cuando, en Barcelona, ciudad a la que lo llevó su mujer, establecieron el correcto, el cáncer ya era irreversible. Bartomeu Mestre cuenta que poco antes de entrar en coma tuvo tiempo de "teatralizar el último abrazo amoroso y, en un bello gesto poético, escribir las últimas palabras a Mònica: "Aquesta nit passada m´he mort, peró he volgut esperar que tornassis de la feina per acomiedar-me de tu". Tenía 64 años.

Mònica afirma que la herencia musical y literaria de su marido es lo suficientemente importante para que sea preservada. "Además del homenaje del Consell de Mallorca, que por supuesto me parece estupendo, hay que conseguir que su legado sea conocido, que se divulgue adecuadamente, que las nuevas generaciones lo conozcan, dado que Guillem d´Efak, al defender la identidad de Mallorca, contribuyó a que hoy se pueda contemplar una realidad muy distinta a la que a él le toco vivir durante su juventud". Bartomeu Mestre señala en su biografía que Guillem d´Efak hizo de su vida "un largo y constante poema", al tiempo que sirvió a la lengua, la cultura y la identidad del país que quiso fuera el suyo. "Creo que éste era y es el universo vivencial y poético de Guillem d´Efak". Su viuda corrobora lo dicho por Bartomeu Mestre afirmando que "el servicio a su país fue en todo momento el objetivo de mi marido, siempre quiso servir a Mallorca, a los Países Catalanes, siempre se sintió mallorquín, catalán y europeo".

Guillem d´Efak dejó escrito en 1956, en ´El poeta i el mar´, este poema: "Les mares saben cançons que serveixen per regar els cosiols. I, tanmeteix, com tots saben molt bé, el seu fill es morirà dins un llit de ferro, un llit de ferro".

Para saber quién era Guillem d´Efak, aproximarse a su personalidad, basta referir una anécdota frívola. "El alcohol -dijo en cierta ocasión- no daña el hígado; es el hígado el que enferma al alcohol. Se ha de beber sin miedo y sin rabia. Si bebes "emprenyat", está claro que el coñac te hará daño, pero si bebes sin rabia el alcohol tonifica". Ni que decir tiene que el cantante, el escritor, el hombre bohemio, fue fiel a su contundente declaración. Guillem d´Efak fue un personaje que vivió la vida con toda la intensidad de la que fue capaz. Apuró su tiempo con maestría. Bueno es recordarlo, que Mallorca le reconozca.

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