Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Impresiones veraniegas

Fundación

Fundación

El martes de esta semana la Fundación Charo y Camilo José Cela celebró una reunión de su patronato en el campus de la Universitat de les Illes Balears, algo del todo lógico teniendo en cuenta que la institución docente de mayor rango en nuestro archipiélago tiene un asiento en el instrumento de gobierno de dicha fundación desde que éste fue constituida. Como los principales órganos políticos de Balears también lo tienen pero, además de ellos, completan el patronato los familiares del escritor y algunos de los que fueron amigos muy próximos del matrimonio, lo cierto es que la media de edad de los patronos es tirando a provecta y, por añadidura, va creciendo año tras año. Eso es, a mi entender, una ventaja decisiva: hacen falta personas muy maduras para que se entienda en su sentido mejor lo imprescindible que es mantener el recuerdo vivo antes de que el transcurso del tiempo lo haga desaparecer; son necesarias, por añadidura, mentes con muchísima experiencia para dar con la solución mejor para que esa tarea, la de conservar los recuerdos, llegue a buen puerto. Pero acumular años a las espaldas tiene sus desventajas. De pronto, sin que te des cuenta de cuándo ha sucedido, compruebas que ya no puedes subir las escaleras de dos en dos y a toda prisa como hacías antes. De ahí a necesitar ayuda para desplazarte hay un paso pequeño que se da -o se deja de dar- mucho más deprisa de lo que se tarda en pensar en ello.

Por culpa de las obras de ajardinamiento y cableado, el edificio Ramon Llull del campus de la UIB resultó ser una elección un tanto torcida para reunir al patronato. Si en condiciones normales dar con él es de lo más sencillo -basta con mencionar la referencia del metro- la tarea de encontrar la entrada se vuelve, exagerando bastante, un trabajo digno de los exploradores que descubrieron hace dos siglos el nacimiento del Nilo y, sin exageración alguna, un galimatías. Menos mal que los bedeles del Ramon Llull sugirieron la solución mejor para poder entrar en el edificio a quienes, como somos los patronos de más edad, andamos un poco a rastras.

El esfuerzo mereció la pena. Es de esperar que en el transcurso de un par de meses se pueda hacer público el trabajo inmenso que ha hecho el patronato para que el próximo año sea memorable hablando del recuerdo del escritor y, ya que estamos, de su mujer, Charo. Pero no adelantemos acontecimientos; se trataba de reflexionar sobre los inconvenientes logísticos que acarrea el paso de los años. Raro es quien no se queja de que es incapaz de hacer lo que una década atrás resultaba hasta trivial. Aunque todos seamos conscientes de que lo importante es no tirar la toalla y hacer como si los años no contasen, ese principio teórico se vuelve muy deprisa una especie de broma cruel. Hasta que, en medio de la reunión, y al oír lo que comentaban los presentes, me di cuenta de que en realidad habría sido imposible deducir de sus palabras, e incluso del tono en que eran pronunciadas, la edad del interlocutor.

Fue entonces cuando me vino a la memoria una frase que le dijo hace más de medio siglo Pablo Picasso a Camilo José Cela cuando preparaban al alimón dos o tres libros que publicaron los Papeles de Son Armadans. Camilo, le aseguró el pintor más genial de todos al escritor, desengáñate: cuando uno es joven, es joven toda la vida.

Compartir el artículo

stats