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Desde Grecia

Katastrofi

Katastrofi

Hoy 30 y mañana, adiós Agosto, último día del mes, otro verano en el retrovisor. Un verano que, para Grecia, ha sido catastrófico, del griego "katastrofi", evidentemente con el mismo significado, desastroso. Un verano atípico y por varias razones: Primero, el tiempo, meteorológicamente hablando, no ha respondido a lo que los griegos denominan pragmáticamente "Kalokeri", fonéticamente, traducción literal de "Kalo", bueno, y "Kairos", tiempo, buen tiempo pues en el sentido estricto del término. El estío ha mostrado dos caras, la buena, en Julio, jornadas deliciosas y soleadas, temperaturas correctas, brisa estable y refrescante, cuando los turistas brillaban por su ausencia, cuando los barbaros del norte, paralizados, asustados, por las confusas noticias -pura intox- que inundaban portadas de periódicos y prime time televisivos, dieron la espalda al país de las mil islas.

La convocatoria del referéndum -pese a la maravillosa y digna respuesta del pueblo heleno- provocó un aluvión de anulaciones; hoteles, apartamentos, habitaciones particulares y compañías de alquiler de embarcaciones, se quedaron a dos velas, funcionaron a medio gas en un mes en el que tradicionalmente venden todo el pescado. Aquí, y especialmente en las islas, la temporada es corta, y si te falla uno de los pilares, Julio, en los que se apoya el tinglado turístico, los números no salen, las cuentas no cuadran.

Luego, en Agosto, se ha flirteado con el overbooking, como si todo el mundo hubiera decidido viajar a Grecia, y como para llevar la contraria, el tradicional buen tiempo que suele reinar en el zenit de la estación se ha marcado un "missing". En los veintipico años que llevo navegando en la zona no recuerdo nada parecido: lluvia por un tubo, de todo tipo, chubascos violentos, mansas precipitaciones, cielos grises, plomizos, y cuando se ponía a soplar parecía como si algún incauto hubiera desatado el saco de cuero que Eolo regalo a Ulises, un viento de mil demonios proveniente de cualquier dirección, y sin noticias casi del razonable Maistro, el Noroeste que ritma los veranos del Jónico€ y los días buenos, un decir, calor húmedo, bochorno, una sensación de agobio, buscando la sombra, boqueando como un pez fuera del agua. Y el resultado, tremendo e injusto, un montón de turistas primerizos, decepcionados, jurando que no volverían a poner los pies aquí, al menos en Agosto.

Y ahora, para acabar de arreglarlo, Tsipras dimite y convoca elecciones anticipadas para el 20 de Septiembre; de nuevo un desastre para los que viven del turismo, que en este momento es como decir el país en general, la única "industria" que se mantiene en pie, la única entrada de divisas. Conviene aclarar que lo del turismo, y especialmente en las islas, archipiélagos de nombres evocadores, las Cicladas, el Dodecaneso, las Esporadas, las Eptanisi€funciona como una pedrea en la lotería, está muy repartido, todos ganan algo, pequeños hoteles, pensiones, apartamentos de alquiler, habitaciones en casas particulares, por no hablar de los inevitables souvenirs, cafés, tabernas, mini supermercados€ Los grandes grupos hoteleros no gozan del monopolio, y si bien, algunos (podríamos añadir de los "nuestros") mantienen una presencia tímida en las islas más conocidas/famosas (las que tienen aeropuertos internacionales), lo hacen de un modo casi anecdótico.

El personal anda pues revuelto, no entienden ni la dimisión (pese a que todos son conscientes que Syriza ha sufrido un desgaste y hace agua por la izquierda, los radicales de la coalición que ya no votan de acuerdo con el grupo) ni la llamada a las urnas, en unas fechas en las que aún esperaban recuperar algo de lo perdido al inicio de la temporada. Todos están de acuerdo en la honestidad de Tsipras,-no puede/quiere seguir gobernando a la contra, sin el apoyo de la mayoría- pero el momento elegido es realmente inoportuno. ¿Ciao Tsipras? La respuesta en 21 días.

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