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Medio ambiente

De tirar a usar (VI)

España es el segundo reciclador de papel de Europa por detrás de Alemania al superar los cinco millones de metros cúbicos

De tirar a usar (VI)

La distancia entre el consumidor y el fabricante está a años luz. Entre que un producto se fabrica hasta que es adquirido por el cliente final puede pasar por decenas de manos, miles de kilómetros, algunos meses y centenares de manipulados. Y por el camino, se difuminan algunas (o muchas) características que dieron lugar a ese objeto. ¿Se ha preguntado alguna vez de dónde viene el papel de los libros que tiene en casa? ¿Y aquel con el que se ha fabricado el periódico donde lee esta noticia? Y la caja de cereales, ¿qué origen tiene?

A principios del mes de julio, la Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón (ASPAPEL) presentó la cuarta edición de su memoria que cubre el periodo comprendido entre el 2011 y 2014. La organización agrupa a las empresas españolas del sector de la celulosa y del papel, representando a más del 90 % de la producción del país. Según se desprende del documento, la mitad de la celulosa y el papel que la industria papelera española puso en el mercado en 2014 contó con certificación forestal y casi el 80 % de la madera utilizada como materia prima para fabricarlo procedía de plantaciones locales de pino y eucalipto. Y es que este tipo de productos son cada vez más demandados por la sociedad. Y lo serán aún más en el futuro sustituyendo en mayor medida a materiales no renovables e intensivos en carbono. "Por eso es esencial la certificación forestal, que garantiza al consumidor que esos productos forestales proceden de bosques gestionados de manera sostenible", explica Eduardo Querol, presidente de ASPAPEL. Según datos de la Memoria de Sostenibilidad de la Industria del Papel, actualmente tienen certificada su cadena de custodia el 72 % de las fábricas de papel y el 100 % de las fábricas de celulosa así como el 85 % de los proveedores de madera. Y es que en muy pocos años se ha conseguido un gran avance y hoy está certificada el 51 % de la producción de celulosa de mercado y el 46 % de la producción de papel vendido. "El cuello de botella sigue estando en el déficit de madera nacional certificada que lastra la competitividad de la industria forestal española. La ausencia de instrumentos de gestión ágiles y eficaces ha sido tradicionalmente el gran escollo", se lamentan desde ASPAPEL. Aunque en los últimos años se ha avanzado considerablemente, nuestros bosques requieren un impulso decidido para situarlos en los niveles de las masas forestales europeas.

El papel es un producto forestal, un producto del bosque. La madera para papel se planta y se cultiva en las 420.580 hectáreas de plantaciones españolas que se están continuamente replantando y regenerando y suponen el 2,3 % de la superficie forestal española. Estas plantaciones son un motor de la economía rural: generan 4.660 empleos directos y 15.378 indirectos. Además son grandes sumideros de CO2. Los 5,7 millones de metros cúbicos de madera que la industria de la celulosa y el papel utilizó en 2014 como materia prima proceden en un 78 % de esas plantaciones locales. "El resto de la madera es importado y procede asimismo de plantaciones de estas mismas especies", aseguran desde la asociación.

Valorización del papel

Actualmente el 81 % de los residuos de fabricación se valorizan por distintas vías, según la Memoria de Sostenibilidad de la Industria del Papel. Las principales son la valorización energética, fundamentalmente en la propia fábrica, el uso directo agrícola, el compostaje y su uso como materia prima en otras industrias como la cementera o cerámica. La política de gestión de los residuos de proceso papelero consiste en primer lugar en su minimización a través del control de calidad de la materia prima y de mejoras en el proceso de fabricación. Y, en segundo lugar, en su valorización en distintas aplicaciones o su valorización energética. Sólo en el caso de que ninguna otra vía sea posible, se recurre a su eliminación en vertedero controlado. "Los residuos con destino a vertedero se han reducido de manera muy importante en los últimos años, pasando del 35 % en 2010 al 19 % actualmente", se asegura desde ASPAPEL. Hay que destacar el gran avance producido en el uso de estos residuos como combustible fundamentalmente en la propia fábrica que ha pasado de apenas un 3 % en 2010 a casi el 28 % actualmente.

En el ámbito de la fabricación, la filosofía de trabajo del sector se resume en dos líneas de actuación: innovación y eficiencia para fabricar papel con menos agua y menos energía. Además, se busca la conversión de los residuos del proceso en recursos, profundizando en el uso en cascada de la materia prima, en simbiosis con otras industrias. Cabe destacar que el 97 % de la producción papelera en se realiza bajo sistemas de gestión ambiental, ya sea ISO o EMAS, y la evolución positiva en cuanto al uso de agua y vertidos o en las emisiones.

Papel para reciclar

Coincidiendo con la recuperación del consumo de papel en un 2,8 %, la recogida de papel crece de nuevo en 2014 y lo hace con fuerza, incrementándose un 4,1 %. Y es que la evolución del consumo de papel está íntimamente ligada a la de la recogida de papel para reciclar. No obstante, en el caso español, la concienciación, el arraigo de los hábitos de reciclaje y el buen funcionamiento y la solidez de los sistemas de recogida han conseguido minimizar el impacto del descenso del consumo. "A lo largo de la crisis, el consumo de papel se ha reducido un 23 % mientras la recogida de papel para reciclar ha descendido alrededor del 11 %, de forma mucho más moderada", desgrana Eduardo Querol, presidente de ASPAPEL. Ni la caída del consumo ni la obligada austeridad en la gestión pública han sido obstáculo para mantener los altos estándares conseguidos en recogida y reciclaje de papel. La colaboración administración-ciudadano-industria, la fortaleza y eficiencia de los sistemas de recogida y la capacidad recicladora de la industria papelera han sido clave. La recogida de papel en España alcanzó en 2008 su récord histórico al rozar los cinco millones de toneladas. En los años sucesivos experimentó, como consecuencia de la crisis, un descenso roto solo por el leve repunte de 2011. Y vuelve a crecer con fuerza en 2014.

De los 135 kilos de papel que un español consume al año como media, el 71 % (96 kilos) se recoge para ser reciclado en las fábricas papeleras, o lo que es lo mismo, más de 4,4 millones de toneladas. España es una potencia en reciclaje de papel y cartón. En 2014 las fábricas papeleras españolas reciclaron 5,1 millones de toneladas de papel y cartón. En la Unión Europea, solo Alemania supera ese volumen de reciclaje. La capacidad recicladora de nuestra industria papelera permite garantizar el reciclaje de todo el papel y cartón que se recoge en España, cerrando el ciclo en nuestro país. De hecho, en 2014 se recogieron 4,4 millones de toneladas y nuestra industria recicló 5,1 millones. El 70 % del papel que recicló en 2014 la industria papelera española era de procedencia local y el 30 % restante se importó de países limítrofes.

Los mitos ´derribados´

Desde ASPAPEL se editó el pasado año una guía sobre los 16 mitos derribados del papel al "querer hacer justicia a ese silencioso compañero que a lo largo del día nos echa una mano una y otra vez", explica la guía. Estos son algunos de ellos.

"La deforestación aumenta, estamos acabando con los bosques: hay 700.000 hectáreas más de bosque al año en Europa". Si bien es cierto que la superficie arbolada aumenta anualmente en el Viejo Continente, lo hace básicamente por el abandono de la agricultura y no porque suponga una nueva fuente de ingresos. Caso aparte es la variedad y riqueza biológica de esas nuevas hectáreas verdes. Si salimos fuera de Europa, la deforestación es un hecho más que preocupante.

"Las plantaciones son dañinas para el medio ambiente. Las plantaciones para papel almacenan 32 millones de toneladas de CO2 equivalente". Los bosques almacenan dióxido de carbono (CO2) en sus estructuras, calificándolos como ´sumideros de carbono´. Un volumen de captación de CO2 que se reduce cuando el árbol se hace adulto. Este gas forma parte del papel o madera hasta que son destruidos por incineración o por abandono en vertedero, no reciclado. A partir de ese momento, una parte del CO2 vuelve a la atmósfera. El almacenaje del CO2 es temporal.

En la guía hay otros mitos que dan para debates más filosóficos tales como ´El papel es un producto del pasado. El 91 % de los consumidores no se imagina su vida sin papel´ o ´Los consumidores ya no leen en papel. El 92 % de los internautas leen revistas en papel y el 82 % periódicos en este soporte´. Otros mitos que ASPAPEL intenta derribar y que son más que discutibles es, por ejemplo, ´Deberíamos consumir productos a granel para utilizar menos embalajes´.

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