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Medio ambiente

¿Qué hacemos con los vertidos ilegales? (II)

Se cuentan por centenares. Los vertederos ilegales que aparecen sin ningún tipo de control; La situación llama a la actuación urgente

También se registran vertidos de residuos voluminosos.

Érase una vez un señor que vivía en una casa que quería reformar. De todas las estancias de su hogar, la cocina y el baño eran los espacios que requerían de una intervención más urgente. El señor fue al ayuntamiento para saber qué le costaría solicitar licencia de obras. Después de pasar de mesa en mesa le dijeron que, aparte de contratar a un arquitecto y pagar las tasas de la licencia, debía abonar la cantidad estimada de gestión de residuos de construcción y demolición. Una cantidad que debía pagar con antelación. Este ciudadano echó cuentas. "Si pago la licencia, el arquitecto, los residuos y demás, me costará más que si hago la obra sin pedir permiso al ayuntamiento y encima, en negro". Y así lo hizo. El obrero que hizo la obra se llevó todos los tubos, yeso, azulejos, cemento y demás en su furgoneta al finalizar la obra. Pero claro, ¿dónde dejarlos? Pues a un sitio donde les saliera gratis verterlos, es decir, en cualquier descampado. Y así lo hizo. Se acercó al primer solar que encontró y vació la furgoneta en medio de los almendros.

Esta historia se repite se repite diariamente centenares de veces en Mallorca. Sin embargo y más allá de los canales informales de gestión, existe el Servicio Público Insularizado de Gestión de Residuos de Construcción y Demolición para la correcta gestión de estos residuos.

Diario de Mallorca se ha puesto en contacto con algunos de los estamentos implicados, directa o indirectamente, en la materia. Estas han sido sus respuestas a las siguientes preguntas:

1. ¿Qué opinión le resultan los vertidos incontrolados que se registran en Mallorca;

2. ¿A qué se debe esta situación?

3. ¿Qué soluciones deberían adoptarse para solventar este problema?

Andreu Garau, gerente de EMAYA

1. "El de los vertidos es un problema generalizado y, en el caso de Palma, es el más importante de todas las conductas consideradas incívicas que le cuestan al conjunto de la ciudadanía casi cuatro millones de euros al año. No se trata ya de limpiar más, sino de ensuciar menos. Esto significa que si aquellas personas que, de una manera deliberada, generan estos puntos de vertido incontrolado en la ciudad cumplieran con las ordenanzas municipales le podríamos ahorrar al ciudadano estos cuatro millones anuales o destinarlos a mejorar los servicios municipales o a dar un impulso a nuestro plan de renovación de las infraestructuras pendientes de intervención desde hace muchos años.

2. Influyen muchos factores. Desde la crisis económica, que hace que algunas personas que acometen un reforma en su casa o negocio abandonen los escombros en cualquier parte con tal de no pagar al Consell de Mallorca las tasas correspondientes para su correcto tratamiento, hasta la falta de educación y concienciación ciudadana de quienes dejan las bolsas de residuos fuera del contenedor o abandonan enseres domésticos en la vía pública cuando EMAYA dispone de dos puntos verdes abiertos en la ciudad y ofrece un servicio gratuito de recogida de trastos a domicilio disponible a través del teléfono 900724000, que también es gratuito. Sólo el hecho de recoger estas bolsas y trastos tirados en lugar indebido le cuestan tres millones anuales a todos los ciudadanos de Palma.

3. Ciertamente, siempre podremos limpiar más y mejor. Este ha sido nuestro objetivo a lo largo de la presente legislatura, incorporando tecnologías más modernas en los servicios y reorganizando las metodologías de trabajo. Pero no sería justo culpar a EMAYA y a sus trabajadores de un problema que representa un claro ejemplo de incivismo y falta de solidaridad de unos pocos hacia el conjunto de la ciudadanía. En este sentido, es muy importante seguir avanzando en materia de concienciación y educación ambiental, algo que esta legislatura también hemos llevado también a los colegios de Palma, y mejorar en las labores de control e inspección para actuar con toda la contundencia contra quienes atentan de manera deliberada contra el medio ambiente y la imagen de la ciudad.

Margalida Ramis, portavoz del GOB

1. Es un problema de difícil solución provocado principalmente por dos motivos: por una parte, el incivismo y por la otra los altos costes de gestionarlo correctamente, especialmente por lo que respecta a los vertederos de material de obra que es lo que más abunda.

2. Ya no encontramos tantos vertederos de residuos sólidos urbanos. Normalmente, los vertederos incontrolados dispersos, tanto grandes como pequeños, son de residuos de construcción y demolición precisamente porque gestionarlos correctamente implica unos costes que mucha gente no quiere asumir y en muchos casos se opta por verterlo sabiendo que difícilmente los encontrarán y los multarán por ello.

3. El sistema de gestión de escombros a través del Servicio Público Insularizado de Gestión de Residuos de Construcción y Demolición ha sido un fracaso. Los altos costes del sistema tal y como estaba concebido, ha sido uno de los principales inconvenientes. La solución pasa, por tanto, por la concienciación y habilitar alternativas políticas factibles y asumibles por parte de los ciudadanos, especialmente por lo que respecta la gestión de escombros generados en obras menores.

Oscar Carreras, consejero delegado de Pavimentos y Hormigones Carreras

1. En primer lugar como ciudadano de Mallorca es inaceptable por nuestra propia convivencia y por la imagen que damos al exterior y de la que depende en gran parte nuestra economía. Debemos defender el objetivo de residuos cero en nuestra isla. En cuanto a empresa constructora y promotora consideramos que estos vertidos de residuos de construcción proceden de obras que no cumplen con el Plan Director y por tanto suponen competencia desleal ya que no soportan los costes de tratamiento de residuos, que sí cumplimos la mayoría de empresas constructoras, y por tanto pueden competir en el mercado con mejores precios.

2. Fundamentalmente a la falta de control y sanción de estas conductas por parte de los órganos competentes. Pero también a los precios del tratamiento de residuos de construcción y a las trabas burocráticas que conlleva.

3. En primer lugar, haciendo que el promotor de las obras (que es el responsable de los residuos que se generan en ellas) sea quien asuma efectivamente el coste y la tramitación a través del pago de la tasa de tratamiento de residuos con la licencia de las obras. Esto permitiría el acceso libre de los residuos a las plantas de tratamiento sin ningún otro requisito que el número de licencia. Los vertidos incontrolados dejarían de tener razón de ser salvo en casos aislados de vandalismo. Y en segundo lugar, que los órganos competentes se dedicaran a hacer una política efectiva para rebajar las tasas de tratamiento.

Manuel Gómez, director general de la Asociación de Constructores de Baleares

1. "Supongo que a cualquier persona que se le haga esta pregunta responderá lo mismo: los vertidos ilegales producen una mala imagen de Mallorca, no sólo por ser una comunidad turística sino porque dice poco a favor de una sociedad que no mantiene "su casa" limpia, con independencia de que determinados vertidos, además, produzcan un daño al subsuelo y una contaminación de acuíferos en algunos casos difícilmente reparables. Pero yo añadiría otra opinión sobre los efectos negativos que los vertederos ilegales producen en las empresas que cumplen con el Plan Director, con respecto a las que no cumplen con él. Una diferencia en el coste final de la obra que dependiendo de su tipología puede ser significativa y de la que el único beneficiario es el propietario en detrimento del medio ambiente y de las empresas que cumplen con las reglas de juego.

2. Aunque la situación es mejor que la que había con anterioridad al año 2000, obviamente no ha mejorado lo que se esperaba. Podríamos decir que si se debe a que el coste de la gestión de los residuos es alto, que si falta un marco jurídico sancionador claro o que si el Plan Director Sectorial necesita una reforma pero, para mi, hay dos aspectos fundamentales a destacar. Por una parte, la realidad es que hay una falta de sensibilidad y concienciación hacia el medio ambiente de una parte de la sociedad mallorquina porque todos estamos a favor del mantenimiento de un medio ambiente saludable pero preferimos que el coste de ese mantenimiento lo asuma los demás. Y, por otra, ha habido un exceso de politización ya que, el triángulo de amor-odio que durante muchos años se ha establecido entre determinados ayuntamientos, Consell de Mallorca y Consellería de Medio Ambiente ha sido determinante para el incumplimiento del Plan Director Sectorial.

3. Naturalmente, el Plan Director Sectorial necesita una adaptación a la realidad actual y a la legislación básica pero, para no caer en un mismo error dos veces, sería conveniente recordar nuestro pasado reciente, anterior al 2002, en el que había bastante libertad para disponer de vertederos autorizados en buena parte de la geografía de Mallorca. Lo cierto es que dicha libertad, al no ser ejercida con responsabilidad, se convirtió en libertinaje provocando en bastantes casos una mala selección de los residuos, impermeabilizaciones deficientes en vertederos, etc. Esta situación dio pie al Consell de Mallorca a elaborar un Plan Director Sectorial, probablemente mejorable, que pusiera cierto orden a la situación caótica que se había generado en la gestión de residuos. Yo no soy partidario de los monopolios, no obstante, entiendo que diversificar demasiado la gestión de residuos obligaría sin duda a un mayor control, inspecciones, etc., por parte de las administraciones que acarrearía el consiguiente incremento de gasto público. Una nueva medida que creemos podría producir efectos disuasorios para los vertidos incontrolados sería cambiar el momento del abono de la tasa por la gestión de residuos. Dado que, según establece la norma, quién debe pagar la gestión es quien produce los residuos, que son los propietarios o inversores, si éstos la abonaran junto con los demás impuestos a los ayuntamientos en el momento de la concesión de la licencia de obra, entendemos que no tendría mucho sentido que una vez abonado el coste de la gestión no se llevaran los residuos a las instalaciones de gestión autorizadas. Probablemente, el establecer una tasa justa a priori, puede entrañar ciertas dificultades pero se podría establecer un período transitorio en el que los Colegios Profesionales podrían colaborar en buscar el justiprecio. Y finalmente recordar que desde la Asociación de Constructores de Baleares estamos, y hemos estado siempre, a disposición de la Administración competente en esta materia que tanta importancia tiene para el Sector y para nuestra Isla.

Monti Galmés, consejero delegado de Robinson Club para España y Portugal

1. Dan muy mala imagen, es una falta de respeto y de concienciación por parte de los responsables. Es intolerable, igual que el que tira basura por las calles, las carreteras o los bosques.

2. Principalmente para evitar gastos y además por la falta de cultura y de estima hacia nuestra tierra. Se trata de atentados ecológicos.

3. La recogida de escombros esta reglada, la de residuos también. Es un servicio que funciona sin embargo debería de ser gestionado sin ánimo de lucro y administrado lo mas económicamente posible aunque comprendo que es difícil al tratarse de un tema bastante complejo. El que ensucia debe de pagar, sin contemplaciones.

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