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Entrevista

El Gran Wyoming: "Todavía estamos en la Transición"

Dicharachero, simpático, razonable, El Gran Wyoming no escatima oportunidad para improvisar chascarrillos a la velocidad de la luz.

José Miguel Monzón, El Gran Wyoming. DLP

Dicharachero, simpático, razonable, El Gran Wyoming no escatima oportunidad para improvisar chascarrillos a la velocidad de la luz. Tal vez, es solo una coraza para afrontar una mezcla de escepticismo y timidez, que combatiera con un humor homeopático. En la tele no se aprecian, como en persona, las pupilas azulísimas que presiden su rostro abigarrado de eficiente vendedor de alfombras árabe, o de antigalán de Las mil y una noches. Acaba de ser incluido como socio de honor en el selecto Club de Bodegas Valduero, en la Ribera del Duero (al que pertenecen, por ejemplo, Plácido Domingo y Mario Vargas Llosa), y ha venido a estampar su dedicatoria. Tras la publicación, el año pasado, de No estamos locos -que va por 12 reediciones-, Monzón sacaó a la luz, este pasado martes, un nuevo libro, No estamos solos (Planeta).

„Sus títulos presuponen que los destinatarios de sus libros sienten que no están cuerdos y que carecen de compañía fidedigna, ¿son la medicina de autoayuda del doctor Wyoming?

„Es evidente que hay un malestar social y político generalizado. La gente ha perdido la fe en las instituciones; comprueba que no les sirve para la integración social, que sería lo mínimo, y está hasta los mismísimos de la profesionalización de la política, salpicada por el alud de las corrupciones. La desmoralización es doble, pues cuanto más predisposición hay a esclarecer y limpiar los casos de corrupción, aparece otro nuevo, de mayor envergadura o más siniestro; y porque no se ve el menor propósito de enmienda por allá arriba: no parece que pretendan administrar mejor lo nuestro, sino que buscan colocarse personal y profesionalmente en posición preferente. En el libro anterior, No estamos locos, hacía ese pronóstico, alertando sobre que aún estamos en plena Transición, y que la política es lo que hacemos todos los días para sobrevivir. En No estamos solos aparecen entrevistas con gente conocida y anónima entremezcladas. Son personas que están haciendo cosas sin perder el entusiasmo. Demuestran que hay que actuar desde abajo y desde ya, sin esperar con los brazos cruzados a que las condiciones se arreglen. Comparto la opinión de algunos entrevistados sobre la necesidad de recuperar el altruismo perdido. El entusiasmo y la alegría sólo pueden ser una aventura colectiva."En la era digital, y sobre todo desde la moda de las autofotos, ser famosoes un coñazo"

„Más que un conductor de un programa de humor televisivo, parece usted un instigador social, ¿no es sorprendente que ´El intermedio´ destaque por ser un programa informativo?

„Quienes lo hacemos somos los primeros sorprendidos por ese éxito rotundo, y aún creciendo en audiencia, después de casi un decenio en pantalla. La más elemental ley de la termodinámica televisiva apunta a que un programa diario de cierta sesudez y en plain-time acaba por quemarse pronto. Tuvimos la suerte de estar en la parrilla de salida del nacimiento de una cadena; pues un programa así jamás habría sido aprobado en una cadena ya consolidada. Por lo demás, yo no soy el conductor; ni lo dirijo ni intervengo en los contenidos, que para eso contamos con un estupendo plantel de guionistas. Otra cosa es que, en origen, se ideara un programa a mi medida. Luego, su éxito ha superado cualquier expectativa, como si fueran los espectadores quienes, a través de su empatía y telepatía, marcaran la línea editorial.

„La impresión es que el nivel de autocensura es muy inferior al de cualquier informativo convencional...

„Eso es cierto, y lo curioso es que, por norma, para curarnos en salud, no tocamos ningún tema que no hayan sacado previamente en algún informativo. Es sintomático que sólo por agregar reflexión en clave de humor, ya parece que estuviésemos dando una primicia. En toda mi carrera profesional, nunca antes me había sentido menos acotado por la censura. También ocurre que ésta ha cambiado: se ha vuelto más invisible y despersonalizada. Antaño no te podías meter, por ejemplo, con la Casa Real o era factible que un empresario o un político se te querellara, o „¡qué cándidos éramos!„ escribiera una carta de regañina al director de un periódico. Hoy te puedes cebar tranquilamente con cualquier particular, y, en cambio, resultan intocables las grandes compañías comerciales; bien porque participan en la propiedad de los medios, o porque son los que aportan esa cosa sagrada que se llama publicidad. La censura es hoy una cuestión crematística...

„Para media España, usted es un diablo rojillo, que encubre el tridente con sus tirantes... Me imagino que por la calle lo zarandearán a toda hora en uno u otro sentido, ¿Cómo lleva la fama?

„Es una tortura, créeme. En la era digital, y, sobre todo, desde la moda de las autofotos, ser famoso es un coñazo. El otro día tardé más de una hora en recorrer unas pocas baldosas junto a la Puerta de Sol. Te van parando y se te cuelgan del cuello para el autoflash. Con las primeras 24 personas todavía sonríes, pero llega un momento en que, al siguiente, tienes que decirle que ya llegas tarde al trabajo. Y entonces se te cabrea. Si eres complaciente, puede que te tilden de exhibicionista, pero si no lo haces, eres un borde. Con respecto a lo de rojo, cada vez es más fácil que te llamen así sólo por reivindicar una sanidad y una educación para todo el mundo.

"Hay que recuperar el altruismo perdido; el entusiasmo y la alegría sólo pueden ser una aventura colectiva"

„¿Qué piensa de lo que llevamos del XXI? En breve, seremos todos quinceañeros, ¿no?

„Me siento un hombre del siglo XX, y no quiero apearme de ninguna manera. He tenido la suerte de vivir la mejor época de la Humanidad; nací el año 55, y no me tocó ninguna guerra a mi alrededor. Viví mis primeros 20 años cabreado con la Dictadura franquista, lo cual me reportó una educación sentimental que me vino muy bien. Fui adolescente durante el Mayo francés, me salieron los últimos granos en la cara en la época del destape y me entusiasmé con la Movida madrileña. Me encanta ser oriundo de finales del siglo XX, y lo que está trayendo el XXI a mí no me interesa un carajo, como no sea para responderle con las útiles herramientas artesanales que heredé de aquél.

„¿Quién cree usted que es más mito erótico para los telespectadores: Beatriz Montañez, que se fue en el intermedio del programa, o Sandra Sabatés, su ya veterana compañera?

„Seguro que la audiencia se las rifaría. Para mí las dos son un diez: un par de bellezones. Beatriz Montañez se fue porque ella quiso, en la cúspide del programa, y lo hacía tan bien que, incluso, hubo el temor de que su hueco no se llenaría con una sustituta. Y, sin embargo, no sé si por morbo, la audiencia subió desde la primera noche del recambio. A Beatriz la veo como una mujer exótica, de una belleza evanescente, y como de otro mundo: de hecho, la llamábamos la china. Y Sandra Sabatés es una mujer como del Siglo de Oro: parece recién salida de un cuadro de Velázquez. Su papel es más institucional y contundente...

„Dígame un lema que pudiera orientar sus libros, o, incluso, su propia vida

A ver si un día me muero y no he podido decir quién soy... Esto último me parece un don precioso, algo irrenunciable para cualquiera.

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