"No tenía intención de matar. Estaba muy asustado, muy superado por la situación. Solo quería asustarles". De esta manera, Pau Rigo explicó ayer ante la titular del Juzgado de Instrucción número uno de Manacor cuál fue su comportamiento durante el atraco que sufrió en su chalé de Porreres el pasado 24 de febrero, donde murió uno de los asaltantes.

La juez imputa un presunto delito de homicidio al anciano, de 77 años, que disparó con su escopeta a Mauricio E.B. un joven colombiano de 25 años y le causó la muerte. Tras tomarle declaración, le dejó en libertad con cargos. El fallecido, junto con su hermano gemelo y otros dos hombres mallorquines, de 44 y 58 años, habían perpetrado el golpe. Todos ellos se encuentran en prisión.

Durante su comparecencia, Pau Rigo se echó a llorar un par de veces. El anciano aseguró en el juzgado que, al empuñar la escopeta. "creía que (los asaltantes) se iban a marchar".

El anciano insistió en su declaración que "tenía mucho miedo". De hecho, afirmó que vio cómo los asaltantes "se me echaban encima", encapuchados, con guantes, mientras portaban una pata de cabra.

Rigo precisó que los asaltantes "estaban muy nerviosos por la falta de dinero. Había mucho menos de lo que se esperaban", subrayó. Esta circunstancia, según la versión del encausado, le hizo temer por su vida y la de su esposa.

El imputado por homicidio sufrió lesiones graves de las que tuvo que ser tratado en el hospital de Manacor. Así, uno de los asaltantes, Freddy E.B., reconoció que le empezó a golpear y a propinar puñetazos en la cabeza al ver que había disparado a su hermano.

Poco antes de las once de la mañana de ayer, Pau Rigo y su esposa Apol·lònia se presentaron en los Juzgados de Manacor acompañados por su abogado Fernando Mateas. En primer lugar, los ancianos fueron examinados por el médico forense para comprobar su estado de salud. Tras cumplir satisfactoriamente con este protocolo, el matrimonio fue interrogado como víctimas del atraco perpetrado el pasado 24 de febrero en su chalé de Porreres.

A continuación, la juez tomó de nuevo declaración a Pau Rigo. Esta vez en calidad de imputado por un presunto delito de homicidio y asistido por su letrado.

El interrogatorio se prolongó durante casi tres horas. Poco antes de las dos de la tarde de ayer, la juez dejó al anciano en libertad con cargos. Su versión de los hechos trató de avalar los atenuantes de legítima defensa y de miedo insuperable, que reclama su abogado defensor.

"Puntos débiles"

Por su parte, el letrado, Antoni Vicens, que representa a Freddy E.B. como abogado defensor y que ejerce la acusación particular por la muerte de su hermano Mauricio, remarcó al término de la toma de declaración que existían una serie de "puntos débiles", que se encontraban pendientes de ser analizados.

Vicens reconoció que la comparecencia del anciano "estaba bien preparada". No obstante se cuestionó algunos aspectos de la misma. En este sentido, el abogado dudó de que los asaltantes se pudieran acercar a Pau Rigo "mientras les apuntaba con la escopeta", resaltó.

Aunque el anciano abandonó ayer la sede judicial imputado por un presunto delito de homicidio, no se descarta que, a medida que avance la investigación de los hechos podría derivar en un homicidio imprudente.

Hace unas semanas, Pau Rigo participó el pasado 23 de marzo, en compañía de la comisión judicial, en la reconstrucción del atraco en su chalé del Camí de s'Olivar de Porreres que sufrió el 24 de febrero. También acudió Freddy E.B., de 25 años, uno de los asaltantes. Su hermano gemelo Mauricio falleció al recibir un disparo de escopeta del anciano durante el asalto.

Durante la práctica de esta diligencia, el anciano insistió en todo momento en no cruzarse con el joven que, presuntamente, participó en el atraco de su residencia en Porreres.

Las versiones de lo ocurrido aquel 24 de febrero que han ofrecido hasta el momento los tres implicados -el anciano, su mujer y el hermano del fallecido, encarcelado por su participación en el asalto- son contradictorias y confusas. Pau Rigo explicó que, en un descuido de los ladrones, logró hacerse con una de sus escopetas. Estaba cargada desde que semanas atrás sufrió otro violento robo en su casa, que no denunció pese a que los asaltantes se llevaron unos 35.000 euros. Argumentó que usó el arma al abalanzarse Mauricio sobre él.