El acusado, español de 36 años, reconoció los hechos ayer ante el magistrado y aceptó una pena de medio año de prisión, así como someterse a un programa formativo relacionado con la tenencia y el cuidado de los animales domésticos, además de su inhabilitación durante dos años para ejercer cualquier profesión en contacto con animales. El hombre, que se enfrentaba a un año de prisión, no entrará en la cárcel, ya que se le ha suspendido la condena por un periodo de tres años en el que no podrá volver a delinquir.
Los hechos ocurrieron en Palma entre el último trimestre de 2015 y el 22 de abril de 2016, cuando el encausado tenía una perra mestiza de la raza pitbull en un piso en el Coll den Rabassa. El sospechoso era el propietario del animal, llamado Luna, que padecía la enfermedad de la Leishmania.
El acusado, siendo consciente de esta patología debido a los síntomas que presentaba la perra, no acudió al veterinario en ningún momento, según la fiscalía, ni inició ningún tratamiento veterinario ni farmacológico indicado por un especialista que pudiera paliar sus efectos. Así, el hombre sometió al animal a un constante y cada vez mayor estado de sufrimiento, ya que el can, debido a la leishmaniasis, se hallaba en estado caquético, deshidratado, con úlceras perioculares, conjuntivits, dermatitis con descamación seca, úlceras en las orejas, vómitos y sin fuerza para mantenerse en pie. La Policía Local de Palma rescató a la perra, pero al final murió el 23 de abril de 2016.