Un vecino de Sóller ha sido condenado a siete años de cárcel por abusar sexualmente y pegar a su hija con un cinturón de forma habitual cuando la pequeña tenía entre cuatro y seis años. La sentencia, ratificada ya por el Tribunal Supremo, considera probado que el acusado sometió a la menor a tocamientos e hizo que le masturbara bajo la promesa de comprarle videojuegos. Además, la golpeaba con una correa en el culo de forma arbitraria. El fallo declara al acusado, de 32 años, autor de delitos de abusos sexuales y maltrato habitual y le retira la patria potestad.

El caso fue descubierto a mediados de 2013, después de que los servicios sociales asumieran la tutela de las dos hijas de una pareja sudamericana residente en Sóller. El colegio al que acudían detectó signos de desatención y la Policía Local elaboró un informe, que llevó al Institut Mallorquí d'Afers Social (IMAS a hacerse cargo de las niñas. Una de ellas relató episodios de abusos sexuales a la mujer que la acogió de manera temporal.

La niña, que tenía entonces seis años, contó que ella y su padre se había tocado mutuamente los genitales en numerosas ocasiones. Según relató, esas prácticas eran "un secreto", ya que el hombre le prometía regalos si no las contaba a nadie. La pequeña detalló los lugares y momentos en los que habían ocurrido estos hechos. La menor contó también que su padre solía pegarle con un cinturón en el culo.

Un juzgado de instrucción de Palma puso en marcha una investigación. Inicialmente el hombre fue acusado de maltratar también a su hija mayor, pero esta imputación fue retirada antes del juicio.

Durante la vista oral, el procesado negó haber abusado sexualmente de la niña. El hombre alegó que solía echar pomada en los genitales de la pequeña porque los pañales le causaban irritaciones y esto la habría confundido. Además, se mostró convencido de que su hija había sido manipulada por su familia de acogida para acusarle. Sí admitió haber pegado con un cinturón en el culo a la menor, pero para corregir las conductas que le parecían inadecuadas.

La Audiencia Provincial acabó imponiendo al hombre siete años de prisión. El tribunal consideró probados los abusos sexuales tanto por el testimonio de la menor como por el de los psicólogos que la trataron. Los magistrados entendieron que su relato era creíble y veraz y detectaron contradicciones en la versión del acusado, ya que según declaró la niña llevó pañales hasta los tres años y medio, mientras la madre y la abuela dijeron que se lo quitaron con un año y medio. Además, el tribunal considera que el hecho de que pusiera crema a la niña en los genitales no explica por qué ella declaró que masturbaba a su padre.

Respecto a los malos tratos, la Audiencia Provincial destacó que tanto el padre como la madre confirmaron durante el juicio que el hombre pegaba de manera habitual a la niña con un cinturón en el culo. Ambos trataron de justificarse en el derecho a corregir el supuesto mal comportamiento de la menor. El tribunal concluyó que estos castigos físicos son "un maltrato que en ningún caso puede estar justificado por la corrección de su conducta". Además, resaltó que estas agresiones del padre eran arbitrarias, ya que a veces se producían sin motivo aparente, y las calificó de "humillantes".

El hombre recurrió ante el Tribunal Supremo la sentencia, que le impuso cinco años y tres meses de cárcel por abusos sexuales, un año y nueve meses por maltrato habitual y la privación de la patria potestad de la víctima. En su alegato, defendió que no había pruebas de cargo suficientes de ninguno de los delitos y solicitó su absolución.

El alto tribunal ha rechazado sus argumentos. Entienden los magistrados que la Audiencia Provincial de Palma valoró adecuadamente todas las pruebas y las declaraciones de la víctima, los testigos y los peritos.