Una llamada desesperada de la madre a la sala del 091 alertaba, el pasado domingo, de que su hija de 18 años pretendía acabar con su vida. La adolescente se había subido a la azotea de su casa en el barrio palmesano de Son Armadans para lanzarse al vacío. Agentes de la Policía Nacional se dirigieron hasta el lugar para impedirlo. Tras unos 20 minutos de tensión insoportable, el inspector César la cogió por la espalda e impidió que la joven llevara a cabo sus propósitos suicidas.

Los hechos ocurrieron sobre las dos de la tarde del pasado domingo en la calle Álvaro Bazán, del barrio palmesano de Son Armadans. "Acabábamos de entrar de servicio", recordó ayer el inspector César, jefe de radiopatrullas del Grupo de Atención al Ciudadano de la Brigada de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional.

Además de la llamada de la madre, una amiga de la joven, de 17 años, había recibido varios mensajes de Whatsapp de la adolescente. En ellos expresaba su firme decisión de poner fin a su vida.

Los cuatro funcionarios trataron de ganarse la confianza de la joven. Se encontraba en una azotea de un sexto piso, a unos 20 metros de altura. De haberse lanzado el resultado habría sido fatal.

A continuación, los policías activaron el protocolo establecido para este tipo de casos. Los agentes Manu, Efrén y Xisco trataron de empatizar con la joven para tratar de convencer a la joven de que su intención no tenía el menor sentido. Al parecer, la adolescente ya había tenido otras tentativas de suicidio. "Todo pintaba muy mal", subrayó el inspector César.

En el patio interior aguardaban las asistencias sanitarias del Ib-salut. En el caso de que la chica se decidiera a saltar, pretendían atenderla con la mayor celeridad.

Los policías diseñaron una estrategia para tratar de salvar a la chica. Pese a que la conversación entre los agentes y la joven se había prolongado durante veinte interminables minutos, no habían conseguido que ella cambiara de idea. "Iba empeorando y no tenía visos de mejorar", apuntó el agente Manu, que tuvo que hacer las funciones de mediador.

A continuación, el inspector César se movió sigilosamente por la azotea sin que la joven suicida se percatara de su presencia. Antes de que pudiera reaccionar, el policía la cogió fuertemente por la espalda y la logró poner a salvo. "Fue psicológicamente muy duro", rememoró. La chica quedó ingresada en el área de psiquiatría de Son Espases.

Pese a que estos agentes del servicio de radiopatrullas están acostumbrados a ver las escenas más insólitas, esta labor humanitaria para salvar la vida de la joven les afectó. "Nos quedará grabado de por vida", recalcaron.