El caso del anciano que el pasado sábado mató de un tiro de escopeta a un joven que estaba atracándole en su chalé de Porreres tiene numerosos precedentes en la crónica negra de España. En los últimos años, son una decena los delincuentes muertos en ataques de sus víctimas. Las sentencias van desde la absolución a los 15 años de cárcel por asesinato.

Un vendedor de periódicos mató a un supuesto atracador

Palma

El único precedente en la historia reciente de Mallorca ocurrió hace 27 años. Manuel Carmona, de 60 años, vendía periódicos debajo de un puente de la Vía de Cintura, en la calle Aragón. Allí, el 19 de enero de 1991 mató de una cuchillada en el corazón a Gabriel Oliver, de 22 años. El joven, según la investigación, intentaba quitarle el dinero amenazándole con un cuchillo de cocina.

La fiscalía consideró que debía aplicarse la atenuante de legítima defensa y reclamó un año de cárcel para Carmona. Su defensa argumentaba que debía ser absuelto y la familia del fallecido reclamaba 12 años de prisión por homicidio. El caso no llegó a ser juzgado porque el vendedor de periódicos murió antes de la vista.

El yerno de los joyeros Tous mató a tiros a un ladrón en un chalé

Barcelona

El 9 de diciembre de 2006, una banda de ladrones se coló en el chalé de la familia de joyeros Tous en Sant Fruitós del Bages (Barcelona). Lluís Corominas, yerno de los empresarios y coordinador de su seguridad, acudió a la vivienda al ser alertado de la presencia de los intrusos. Los vio metidos en un coche y efectuó dos disparos para que no huyeran, matando a uno de ellos.

Corominas fue inicialmente absuelto por un jurado popular al entender que actuó en legítima defensa, pero el Tribunal Superior de Justicia consideró que el veredicto no estaba fundamentado y ordenó repetir el juicio. El acusado acabó pagando 300.000 euros a los familiares de la víctima y pactó una condena de dos años de prisión por un delito de homicidio por imprudencia grave profesional. La sentencia consideró que no tenía intención de matar al ladrón.

Un empresario mató a dos atracadores tras ser acuchillado

Valencia

Una docena de atracadores cometió un violento asalto en la vivienda del empresario Francisco Ramírez, en Canals (Valencia), en la noche del 4 de enero de 2006. Los delincuentes, armados con pistolas y navajas, ataron al matrimonio de pies y manos, les apuntaron a la cabeza y golpearon al empresario. Obligaron al hombre a abrir sus cajas fuertes y, en un descuido de los ladrones, logró coger una pistola y montar un cargador de balas. El ruido que hizo alertó a uno de los asaltantes, que se abalanzó sobre él y le clavó un cuchillo. Ramírez disparó una vez al aire y los atracadores huyeron hacia la planta baja. Desde allí, uno de ellos apretó el gatillo dos veces y el empresario pegó cuatro tiros. Alcanzó a uno de los delincuentes en la cabeza y a otro en el muslo, atravesándole la arteria femoral. Murieron los dos.

La Audiencia de Valencia absolvió al empresario al apreciar la eximente completa de legítima defensa. Los magistrados destacaron que la violencia utilizada por los ladrones, que los maniataron, golpearon y amenazaron de muerte, le hizo temer "razonablemente" que su vida y la de su mujer corrían peligro.

Un hombre mató a otros dos que iban a robarle marihuana

Girona

Un joven de 29 años y su tío, de 50, entraron en una masía de Bordils (Girona) para robar una plantación de marihuana en la madrugada del 9 de diciembre de 2014. El ladrido de los perros alertó a los moradores. Uno de ellos, Manuel Pérez, de 47 años, les hizo frente. Primero forcejeó con el joven, que al parecer llevaba una escopeta de cañones recortados. En la refriega, el ladrón recibió un disparo en el pecho y murió. Pérez tiroteó el otro cuando huía. Primero le atacó por la espalda desde unos 15 metros y luego lo remató con otro disparo en la cabeza.

El tribunal rechazó que Pérez actuara en legítima defensa. La Audiencia de Girona lo consideró autor de un delito de asesinato por la muerte del segundo asaltante y le impuso 15 años de prisión. Fue absuelto del homicidio del joven porque según la sentencia el disparo fue accidental durante el forcejeo.

Un estanquero mató a tiros a un ladrón tras sufrir varios robos

Cuenca

Desiderio Alcañiz había sufrido varios robos en su estanco de Sisante, en Cuenca. El 20 de mayo de 2011, de madrugada, la alarma del comercio volvió a saltar. El hombre, que vivía con su mujer, su bebé y su madre en una casa contigua, fue en busca de una escopeta de caza y subió a la parte alta de la vivienda. Desde allí, sacó el arma por el lateral de una persiana y disparó dos veces sin ninguna advertencia previa. Los tiros mataron a uno de los ladrones e hirieron gravemente a otro.

El estanquero fue condenado por la Audiencia de Cuenca a tres años de cárcel por delitos de homicidio y lesiones con la eximente incompleta de legítima defensa. El tribunal consideró que había actuado "preso del pánico, angustiado y temiendo por su vida y la de su familia". El Tribunal Supremo acabó rebajando la pena al añadir el miedo insuperable como atenuante. Impuso al hombre dos años de cárcel.

El dueño de un restaurante mató a un delincuente en su local

Cantabria

Ángel G.O., de 62 años, y su mujer dormían en la madrugada del 6 de diciembre de 2009 cuando escucharon ruidos en el restaurante que regentaban en Santillana del Mar (Cantabria). El hombre vio dos siluetas en el local, cogió una escopeta y disparó. Uno de los ladrones, de 33 años, recibió el impacto de 21 perdigones y murió. El otro sufrió heridas leves.

Un jurado popular absolvió al hostelero al entender que actuó en legítima defensa. Según el tribunal, creyó que estaba sufriendo un ataque y que los dos individuos iban a agredirle. Para evitarlo, "no pudo emplear otro modo" que los disparos, según el veredicto. Pese a su absolución en el plano penal, tuvo que indemnizar con 45.000 euros a la viuda del ladrón fallecido.

El dueño de un desguace disparó a un ladrón con una pistola

Orense

Un hombre entró a robar en un desguace de Coles (Orense) el 17 de marzo de 2013. El dueño, Juan José Gómez, lo sorprendió y le disparó en el cuello con una pistola semiautomática cuando huía. El ladrón sufrió heridas, pero sobrevivió. El empresario siguió disparándole a corta distancia, aunque un fallo en el arma evitó la salida de más proyectiles.

La Audiencia de Orense le declaró autor de un delito de intento de asesinato y tenencia ilícita de armas y le impuso cinco años y medio de cárcel tras descartar que actuara en legítima defensa.