La Guardia Civil ha arrestado a un hombre de 32 años por secuestrar a otro, de 42 años, en un piso de Palma, donde presuntamente le propinó varias palizas y le amenazó con el objetivo de sustraerle elevadas cantidades de dinero en cajeros automáticos cercanos.

El sospechoso ingresó ayer al mediodía en prisión por orden judicial. Incialmente, se le imputa un delito de secuestro, amenazas, lesiones y también quebrantamiento de condena, ya que también se saltó la orden de alejamiento de su pareja que tenía vigente. El encausado negó los cargos ante la juez. Rechazó haber secuestrado en su casa al hombre, conocido suyo, así como haberle pegado y exigido dinero.

Mientras, el perjudicado, que se vio obligado a realizar varias extracciones diarias de 600 euros en cajeros bancarios de la ciudad y al que le exigieron el pago de unos 7.000 euros, sufrió la rotura de costillas y del tabique nasal tras ser agredido. El afectado, que ayer también compareció en el juzgado de guardia de Palma para ratificar su denuncia, tuvo que ser trasladado a un centro hospitalario tras ser liberado. El hombre presentaba numerosos golpes en el rostro y el cuerpo, así como cortes, que fueron causados con un cuchillo de cocina, según informó ayer la Guardia Civil.

Los agentes de Marratxí liberaron al rehén el pasado miércoles en Palma al detener al supuesto captor. El arresto se produjo 'in fraganti' cuando el secuestrador acompañaba bajo amenazas de muerte a la víctima hasta un cajero ubicado en las cercanías del domicilio donde había permanecido encerrado, en la zona de Alfons el Magnànim, en Palma.

Los hechos ocurrieron el pasado lunes cuando el sospechoso supuestamente se llevó al perjudicado mediante engaño a su domicilio. Una vez en la casa, lo encerró y le propinó sucesivas palizas hasta conseguir que la víctima le llevara a un cajero automático, donde sacaba 600 euros diariamente, ya que esta era la cantidad máxima permitida.

Durante los dos días de cautiverio, el rehén sufrió palizas, amenazas e incluso fue agredido con un cuchillo de cocina, según la Guardia Civil. En una de las salidas a un cajero automático, el perjudicado observó la sede de la Cruz Roja de Palma muy cerca del lugar donde estaba secuestrado. Este detalle fue vital, según la Guardia Civil, porque en un momento de despiste del secuestrador, le cogió el teléfono móvil y mandó un mensaje a su padre informándole de lo ocurrido y de las amenazas de que lo matarían si no pagaba unos 7.000 euros.

El progenitor, entonces, se puso en contacto con el instituto armado y se montó un dispositivo de vigilancia en las proximidades de la calle Alfons el Magnànim en Palma. Horas después, los investigadores lograron localizar al secuestrador junto a su pareja, mientras trasladaban al rehén, quien apenas podía mantenerse en pie, hacia un cajero. En ese momento, los agentes intervinieron y se abalanzaron sobre el sospechoso, al que arrestaron.

El secuestrador llevaba en el pie una pulsera de localización GPS para agresores de violencia de género, ya que tenía vigente una orden de alejamiento de su pareja, quien le acompañaba, por lo que también se le acusó de quebrantamiento de condena.

Ayer al mediodía, la magistrada de guardia de Palma ordenó la prisión provisional sin fianza para el detenido, tras tomarle declaración. El arrestado negó los cargos de forma tajante. Negó haber retenido a su conocido en contra de su voluntad, haberle agredido y haberle arrebatado su dinero.