La Audiencia de Palma juzgó ayer a un taxista pirata por vender droga a turistas en Eivissa en el verano de 2015. El acusado negó los hechos y explicó que las sustancias estupefacientes que la Policía Nacional le intervino en su coche eran de unos jóvenes a quienes estaba llevando a una discoteca.

El hombre reconoció ante el tribunal que en esas fechas conducía un taxi ilegal. "Manejaba un auto particular y llevaba a extranjeros", admitió. La tarde del pasado 10 de septiembre de 2015 paró en una estación de servicio y allí contactó con unos jóvenes británicos, quienes le propusieron que les llevara a una fiesta de un hotel de Pachá, en Eivissa. "Me dijeron que me pagarían la gasolina, yo venía de San Miguel", añadió.

Según el sospechoso, les llevó en el coche y uno de los ocupantes empezó a consumir droga. "Le pedí que no consumiera dentro del auto", manifestó ante la sala. "Estacioné mal en una zona amarilla. Uno de los chicos bajó y fue al cajero automático. Un policía en una moto se acercó. Los jóvenes se asustaron y yo también me asusté", detalló. "Los chicos tiraron las sustancias hacia el asiento y quedó todo desperdigado", agregó. En cambio, los policías nacionales indicaron que los turistas dijeron que el taxista les ofreció droga. Los agentes intervinieron en el coche ketamina, cocaína, éxtasis y dinero. El fiscal pidió cuatro años y medio de cárcel y la defensa, la absolución.