Un joven aceptó ayer diez años de prisión por abusos sexuales a dos niñas de seis y ocho en Inca. El acusado reconoció durante el juicio en la Audiencia Provincial que sometió a tocamientos a las dos menores, una familiar suya y la otra amiga de esta, en numerosas ocasiones a lo largo de varios meses. El procesado admitió los hechos tras pactar con la fiscalía, que acabó retirando la acusación de elaborar material pornográfico de una de las víctimas.

El condenado, en prisión desde que fue detenido hace ahora un año, deberá indemnizar a cada una de las menores con 40.000 euros, no podrá acercarse a ellas durante diez años y estará sometido durante el mismo tiempo a libertad vigilada.

Según su propia confesión, el joven, de 30 años, se aprovechó de la diferencia de edad y de la relación de confianza que tenía con las niñas. La menor de ellas era la hija de la novia de su hermano y la otra era amiga y vecina de esta. Cuando ocurrieron los hechos, durante 2016 y principios de 2017, ambas acudían con frecuencia al domicilio donde el acusado convivía con sus padres en la capital del Raiguer.

El pederasta llevó a las víctimas en numerosas ocasiones a su dormitorio y al garaje de la vivienda. Allí las sometía a tocamientos en los genitales, unas veces por encima de la ropa y otras por debajo. También hizo que las pequeñas le manosearan el pene varias veces.

El joven fue detenido el 16 de febrero de 2017 y al día siguiente ingresó en prisión. La fiscalía sostenía inicialmente que, además de abusar de las niñas, elaboró pornografía infantil con una de ellas. Según la acusación, durante el segundo semestre de 2016 contactó con la pequeña de 8 años a través de WhatsApp y, durante sus conversaciones, le pidió fotografías y vídeos de ella desnuda, en la ducha o de contenido sexual. La víctima habría llegado a enviarle varios archivos. A su vez, el joven le mandó imágenes suyas masturbándose.

El ministerio público reclamaba inicialmente 19 años de prisión para el procesado por dos delitos de abuso sexual y otro de elaboración de material pornográfico con menores.

La fiscalía y el abogado del joven negociaron un acuerdo de conformidad hasta el último momento que fructificó ayer mismo, antes de la celebración del juicio. La acusación retiró los cargos por el delito de pornografía infantil y rebajó su petición de pena por los abusos sexuales.

Con tres monosílabos para responder al tribunal de la sección segunda de la Audiencia, el joven admitió los hechos y se conformó con los 10 años de prisión pactados por su letrado y la acusación. Además, de la pena de cárcel, el ya condenado tendrá una orden de alejamiento de las dos víctimas que le impedirá acercarse o comunicarse con ellas durante una década y deberá indemnizar a cada una con 20.000 euros por los daños morales. Además, cuando salga de prisión estará sometido a diez años de libertad vigilada.

Tras la vista, el joven fue trasladado de nuevo por la Policía al centro penitenciario de la carretera de Sóller.