La fiscalía reclama una pena de cuatro años de prisión para una mujer por presuntamente apoderarse de casi 100.000 euros del anciano que cuidaba realizando extracciones bancarias aprovechándose de la relación de confianza que existía entre ambos en Palma.

La asistenta, de 64 años y origen ecuatoriano, trabajó al cuidado del nonagenario y vivió con él en su casa en Palma desde 1997 hasta enero de 2015, cuando el perjudicado por motivos de empeoramiento de su salud tuvo que ser ingresado en la residencia Cala Estància. Entonces, la relación laboral cesó y la cuidadora dejó de residir en su domicilio.

El ministerio público acusa a la mujer de un delito continuado de apropiación indebida agravado por la cuantía defraudada y por el abuso de la relación personal y profesional que existía. Además de los cuatro años de cárcel, la acusación pública solicita también una multa de diez meses con una cuota diaria de diez euros y una indemnización de 97.130 euros, que es la cantidad que se estima que hizo suya en los últimos años.

La Audiencia de Palma Según la tesis de la fiscalía, la mujer trabajaba como cuidadora personal del anciano, nacido en 1918, e incluso vivía en su casa en Palma entre 1997 y 2015.

Durante ese periodo, el hombre tenía plena confianza en la empleada, quien se encargaba del cuidado de la casa y de las necesidades que él pudiera tener. Así, la acusada le acompañaba al banco para extraer dinero de alguna de las tres cartillas de las que disponía. Con esas cantidades, se pagaban los gastos habituales para vivir, incluido el sueldo de ella, su manutención y otros gastos domésticos.

Las extracciones las realizaban habitualmente en los cajeros automáticos, a los que acudían los dos. En otras ocasiones, la sospechosa iba sola al cajero y, además de sacar el dinero que precisaban para los gastos habituales, presuntamente extraía otras elevadas cantidades en metálico. Utilizaba las cartillas y los números secretos que la víctima le facilitaba. Estos hechos fueron más frecuentes a partir de 2013 cuando la movilidad del anciano se deterioró por una caída que le provocó la rotura del fémur.

Según la fiscalía, las cantidades en metálico que la cuidadora extrajo en 2012 ascendieron a 26.950 euros. En 2013, realizó extracciones en caja por valor de 40.180 euros y en 2014, por valor de 60.030 euros. La fiscal considera que este dinero sobrepasa en exceso las cantidades que la mujer precisaba para el cuidado del hombre, los gastos domésticos, incluido su propio salario, exceso que "en ningún momento" fue autorizado por el perjudicado.

Este dinero excesivo se lo fue quedando la cuidadora para sí, según la acusación, y lo destinó a sus propias atenciones. La asistenta supuestamente ocultó al anciano que realizaba este tipo de extracciones y el hombre seguía confiando plenamente en ella, ya que, si bien su salud física y movilidad empeoraron, continuaba manteniendo sus facultades mentales y psíquicas en plenas condiciones.

La fiscalía estima que la acusada se apropió de 97.130 euros sin el consentimiento del perjudicado, al tener en cuenta que para cubrir su salario y otros gastos domésticos precisó 10.000 euros.