Cuatro de los desfibriladores que el Ayuntamiento de Llucmajor para convertirse en un "municipio cardioprotegido" han sido robados o destrozados por la acción de los vándalos. Alguno de ellos, como el instalado en s'Arenal, apenas duró unos días. El último en desaparecer fue el que habían colocado en la urbanización Puig de Ros. Desde la Policía Local se insistió en la necesidad de que la gente respete estos aparatos, que pueden salvar la vida de una persona que sufra una parada cardiaca. Los aparatos perdidos están valorados en casi 7.000 euros.

La primavera pasada el Ayuntamiento de Llucmajor adquirió un total de 24 desfibriladores externos semiautomáticos (DESA). La mayor parte de los aparatos fueron instalados en lugares estratégicos del municipio, allí donde se producen mayores concentraciones de gente, como centros escolares, polideportivos, plazas o parques públicos. Estos aparatos permiten proporcionar una asistencia de urgencia en casos de infartos al corazón, y en muchos casos pueden suponer la diferencia entre la vida y la muerte de una persona. El Ayuntamiento se gastó más de 41.000 euros en esta iniciativa, casi 2.000 euros por cada desfibrilador.

Robado a los pocos días

Los aparatos deben estar en la vía pública y ser accesibles para cualquiera que los necesite. Esa condición ha hecho que al mismo tiempo los aparatos sean muy vulnerables ante actos vandálicos.

El que colocaron en la zona de s'Arenal, un lugar turístico con gran afluencia de jóvenes durante los meses de verano, fue el primeo en desaparecer. Apenas duró unos días y se presume que fue sustraído por algún grupo de jóvenes durante una madrugada de fiesta.

Durante los meses siguientes destrozaron en dos ocasiones el aparato que había en la urbanización sa Torre. En este caso, el desfibrilador estaba situado muy cerca de un parque infantil, donde por la noche se reúnen grupos de chicos jóvenes.

En estos dos casos los aparatos no fueron robados. Los vecinos se los encontraros rotos en el suelo, por lo que la Policía Local vincula los hechos a un caso de gamberrismo juvenil. Cuando el aparato apareció destrozado por segunda vez, los responsables de la campaña optaron por colocarlo en otro lugar, más alejado del parque infantil, y no se ha vuelto a repetir la incidencia.

El último en desaparecer, a mediados de enero, ha sido el colocado en la urbanización Puig de Ros, en una caseta utilizada antiguamente como portería.

Fuentes de la Policía Local de Llucmajor insisten en que estos aparatos no hacen ninguna falta en un domicilio particular, mientras que en la vía pública pueden salvar la vida de una persona.

Los 24 desfibriladores fueron instalados el pasado 25 de agosto y repartidos por puntos estratégicos del término municipal, el más extenso de Balears, en lugares donde habitualmente tienen una mayor afluencia de público, como plazas, parques, centros escolares o deportivos.

De esta manera se pretendía conseguir la certificación de la localidad como "municipio cardioprotegido".

El Ayuntamiento encargó también la elaboración de un mapa digital que permite la localización del desfibrilador más cercano. La inversión total fue de más de 41.000 euros.