La noche de Halloween de 2016 en el Coll den Rabassa ha acabado con una condena. El lanzamiento de huevos en fachadas o cristales enfureció sobremanera a un vecino de la zona, que reaccionó agrediendo a un menor. Le pegó un fuerte cabezazo que le partió una ceja y un diente. El adolescente, de 16 años, incluso perdió la conciencia y tuvo que ser hospitalizado. Ayer al mediodía, el agresor, un joven español de 26 años, reconoció los hechos en la sede judicial de Vía Alemania. Un juzgado de lo penal de Palma.

El acusado admitió los cargos ante la sala, después de que fiscalía y defensa alcanzaran un acuerdo. El muchacho se declaró autor responsable de un delito de lesiones y aceptó la condena.

La magistrada dictó sentencia 'in voce' contra él y le impuso una multa de diez meses a razón de cuatro euros diarios, así como que indemnice al menor perjudicado, a través de sus representantes legales, con 280 euros por las lesiones causadas y con otros 1.000 euros por las secuelas.

La juez, además, apreció la circunstancia agravante de reincidencia, ya que el agresor cuenta con antecedentes también por lesiones.

Los hechos se remontan al año 2016, durante la popular noche de Halloween, en la que la gente se disfraza.

En el Coll den Rabassa

Según la versión de la fiscalía, sobre las once y media de la noche del pasado 31 de octubre de 2016, el joven acusado reaccionó de forma violenta después de que le arrojaran unos huevos a un cristal en el barrio palmesano del Coll den Rabassa.

El sospechoso, muy alterado, se aproximó a un menor de 16 años y le cogió del jersey con fuerza. Le dijo frases ofensivas y, acto seguido, le propinó un cabezazo que le provocó un traumatismo craneoencefálico con pérdida de conciencia. Este incidente se produjo en las inmediaciones de la calle Covadonga, en el Coll den Rabassa.

Como consecuencia de la agresión en la noche de Halloween, el adolescente perjudicado resultó herido. Sufrió la rotura de un diente, así como una herida incisa en una ceja.

La víctima precisó asistencia médica, tuvieron que aplicarle puntos de sutura para cerrar la lesión y permaneció un día en el hospital. Según se desprende del escrito de acusación del ministerio público, el perjudicado padece como secuela una cicatriz.

La Policía Nacional investigó el caso, tras recibir la denuncia. Ayer las partes comparecieron en el juicio, que debía celebrarse poco antes del mediodía en Vía Alemania. El acusado reconoció los hechos y fue condenado.